Trump alcanza los 100 días con la aprobación más baja en 70 años, según encuestas

Donald Trump ha alcanzado los primeros 100 días de su segundo mandato con una marca difícil de presumir: es el presidente electo más impopular en este punto de su mandato en al menos siete décadas. Con apenas un 41 % de aprobación, según la encuesta de CNN elaborada por SSRS, se ubica incluso por debajo de su primer mandato. Lejos de ser una anomalía, esta cifra refleja una tendencia de deterioro sostenido en múltiples frentes de su gestión.
El descenso no es uniforme: ha sido particularmente agudo entre mujeres y población hispana, donde cayó siete puntos desde marzo (hasta el 36 % y 28 %, respectivamente). En el grupo clave de los votantes independientes —determinantes en comicios y clave en su narrativa de “unidad”—, el apoyo ha caído a un 31 %, apenas por encima de su peor momento en enero de 2021. La polarización persiste: mientras el 86 % de los republicanos aprueban su gestión, un abrumador 93 % de los demócratas la desaprueba.
El retroceso también es económico: la confianza en su manejo de la economía cayó 13 puntos desde diciembre, y su aprobación general en temas económicos se desplomó a un 39 %, tocando fondo histórico. Las medidas arancelarias que ha impulsado, particularmente impopulares entre independientes (63 % en contra según el NYT/Siena), generaron inestabilidad bursátil. El S&P 500 cayó 7.9 % en sus primeros 100 días, el segundo peor registro desde Nixon en 1973, año de antesala a la recesión que acabó con su mandato.
En política exterior, la desaprobación es del 60 %, impulsada por su giro hacia Rusia y el desmantelamiento de programas de ayuda internacional. El desencanto se extiende a la gestión del gobierno federal, con una caída de 6 puntos en aprobación desde marzo. Solo el 46 % cree que Trump nombra “a las mejores personas para el cargo”, y apenas el 43 % considera que sus decisiones representan un cambio necesario en Washington. La mayoría (57 %) cree que su estilo pone al país en riesgo innecesario.
En temas migratorios —un bastión discursivo de Trump— la caída también es evidente: pasó del 51 % al 45 % en aprobación en solo un mes. La confianza en su capacidad para gestionar el tema también disminuyó, del 60 % en diciembre al 53 % actual. El desgaste, como indican varias encuestas (ABC News/WaPo, CBS, NYT/Siena), va más allá de cifras: refleja un electorado escéptico ante su capacidad para materializar promesas.
Paradójicamente, uno de los pocos temas donde mantiene cifras positivas es el manejo de políticas de género, con un 51 % de aprobación. Sin embargo, esto se explica casi exclusivamente por el apoyo republicano. Su definición binaria del género (“solo hay hombres y mujeres”) ha polarizado a la opinión pública, pero es celebrada por una base que valora su cruzada contra lo que llaman “ideología de género”.
En contraste, sus esfuerzos por redirigir la narrativa cultural de EE.UU. —como intervenir en el Centro Kennedy o en los museos Smithsonian, delegados a su vicepresidente J.D. Vance— han generado rechazo mayoritario. Un 64 % considera inapropiado que interfiera en instituciones culturales.
Trump, como símbolo, sigue siendo divisivo. Según la encuesta, solo el 40 % tiene una opinión favorable de él, y apenas el 34 % ve favorablemente a Vance. Más de la mitad de los encuestados cree que su segundo mandato transformará duraderamente al país, aunque el 36 % estima que sus cambios se desvanecerán con su salida del poder.
Algunos votantes que lo respaldan lo hacen más por inercia que por entusiasmo. George Mastrodonato, abogado jubilado y votante de Trump, lo compara con Yosemite Sam, disparando decretos a diestra y siniestra, con resultados impredecibles. “Desearía que fuera más cuidadoso… parece que solo lanza decretos que luego los tribunales tiran por falta de autoridad”.
En resumen, a los 100 días, Trump no solo perdió el efecto luna de miel: está perdiendo también el beneficio de la duda. La aprobación baja, la confianza cae, y la economía titubea. La pregunta ya no es si cumplirá sus promesas, sino cuántas consecuencias legales, sociales y económicas traerán sus formas de cumplirlas.