Senado Autoriza la Entrada de Militares de Estados Unidos a México

En un contexto de creciente cooperación entre México y Estados Unidos en materia de seguridad, el Senado mexicano ha aprobado la entrada de militares estadounidenses al país con fines de adiestramiento. Esta decisión se suma a la autorización para que tropas mexicanas participen en una competencia internacional en Dubái, mostrando la doble vía en la estrategia de formación y fortalecimiento de capacidades militares de las fuerzas armadas nacionales.
El Senado de la República aprobó por unanimidad la llegada de 10 militares estadounidenses que, entre el 17 de febrero y el 28 de marzo de 2025, impartirán capacitación especializada a las Fuerzas de Operaciones Especiales de la Secretaría de Marina (Semar). Esta iniciativa se inscribe en un acuerdo de larga data entre ambos países, con el objetivo de mejorar la preparación de las fuerzas mexicanas en el combate contra el crimen organizado y amenazas emergentes, como el tráfico de fentanilo.
🔴 Sesión de la Cámara de Senadores, del 11 de febrero de 2025. https://t.co/U3cvQbRJfG
— Senado de México (@senadomexicano) February 11, 2025
Desde la Cámara Alta se destacó que este adiestramiento incluirá tácticas avanzadas de combate, manejo de armamento, estrategias defensivas y operaciones especiales. No obstante, la medida ha generado debate sobre los alcances de esta cooperación, pues mientras algunos legisladores enfatizan sus beneficios, otros advierten sobre el riesgo de una posible dependencia de la formación extranjera y la influencia operativa estadounidense en las estrategias nacionales de seguridad.
Específicamente, la Comisión de Defensa Nacional también avaló el ingreso de 11 elementos del 7/o Grupo de Fuerzas Especiales del Comando Norte de EE.UU., quienes entrenarán a personal de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) en el Centro de Adiestramiento de Fuerzas Especiales en Temamatla, Estado de México, y en el Centro Nacional de Adiestramiento en Santa Gertrudis, Chihuahua. Este segundo programa, que se desarrollará del 27 de enero al 28 de marzo de 2025, tiene como objetivo mejorar la compatibilidad operativa entre ambas naciones y fortalecer la planificación táctica conjunta.
Aunque las autoridades han enfatizado que estos ejercicios no representan una intervención militar extranjera, sino una colaboración técnica y de formación, sectores críticos han señalado que estos entrenamientos podrían allanar el camino para una mayor injerencia de Estados Unidos en asuntos de seguridad interna.
La internacionalización del Ejército mexicano: competencia en Dubái
En un movimiento paralelo, se autorizó la salida de 10 integrantes del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos a Dubái para participar en la competencia internacional “Reto Swat”, que se llevará a cabo entre el 1 y el 5 de febrero de 2025. Este evento, que reúne a las mejores unidades de fuerzas especiales del mundo, permitirá a los elementos mexicanos entrenarse en escenarios simulados de misiones críticas, tales como combate urbano, rescate de rehenes, medicina táctica y aseguramiento de áreas hostiles.
La participación mexicana en este evento no es menor. En la edición de 2024, el Ejército Mexicano se posicionó como el tercer mejor equipo del continente americano, lo que evidencia la creciente profesionalización de sus fuerzas especiales. Sin embargo, también plantea preguntas sobre la alineación de estas competencias con la estrategia de seguridad nacional, así como sobre la inversión de recursos en eventos de esta naturaleza frente a otras necesidades urgentes en materia de seguridad pública.
Una estrategia de seguridad en evolución
La aprobación de estos movimientos militares en ambos sentidos—la llegada de tropas estadounidenses para adiestrar a fuerzas mexicanas y la salida de militares nacionales para entrenarse en el extranjero—es un reflejo de la estrategia del gobierno mexicano para fortalecer su aparato de seguridad. Si bien la cooperación con EE.UU. responde a una necesidad de enfrentar desafíos como el narcotráfico y la delincuencia organizada con tácticas más avanzadas, también pone sobre la mesa cuestionamientos sobre la soberanía operativa y la posible influencia estadounidense en la estrategia de seguridad nacional.
Por otro lado, la participación en competencias internacionales puede proyectar una imagen de fuerza y profesionalismo, pero también debe ser evaluada en términos de su impacto en la capacidad operativa real de las fuerzas mexicanas. En última instancia, el reto para México será equilibrar la colaboración internacional con el fortalecimiento de sus propias capacidades autónomas, asegurando que estas iniciativas contribuyan a la seguridad nacional sin comprometer su independencia estratégica.