Adiós al café en la oficina: Hacienda prohíbe electrodomésticos en nombre de la austeridad

Si pensabas que tu día en la oficina no podía ser peor, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) acaba de demostrar lo contrario. Desde el 17 de febrero de 2025, la dependencia prohibió el uso de electrodomésticos en sus instalaciones, incluyendo cafeteras, microondas, refrigeradores, ventiladores y hasta televisores. La medida, que busca reducir el consumo energético, ha sido justificada por el riesgo de sobrecarga eléctrica y la necesidad de acatar la Ley Federal de Austeridad Republicana.

¿Ahorro energético o castigo laboral?

Según la SHCP, esta iniciativa no es un ataque directo a la calidad de vida de sus trabajadores, sino una estrategia para optimizar recursos. El problema es que, al retirar equipos que forman parte de la rutina laboral (como el indispensable café de la mañana o la posibilidad de no ingerir comida en estado de descomposición), la productividad y el bienestar de los empleados podrían verse afectados.

Con esta prohibición, la Secretaría espera que los empleados adopten nuevas costumbres, como traer su café ya preparado de casa o calentar su comida con la energía de la frustración acumulada. Mientras tanto, los ventiladores y aires acondicionados han sido condenados al olvido, con la esperanza de que la ventilación natural haga su trabajo en plena ola de calor.

La lista negra de la oficina

El retiro de electrodomésticos no se ha limitado a uno o dos artículos. La lista de objetos prohibidos incluye:

  • Refrigeradores y frigobares
  • Hornos de microondas y cafeteras
  • Tostadoras y hornos eléctricos
  • Calentadores de agua y termos eléctricos
  • Calefactores y freidoras eléctricas
  • Televisores y radios

Es decir, cualquier aparato que implique un mínimo de comodidad ha sido marcado como un enemigo del presupuesto gubernamental.

Las nuevas reglas del juego

La SHCP no solo eliminó los electrodomésticos, sino que también impuso una serie de recomendaciones para promover la eficiencia energética. Entre ellas, se pide a los trabajadores que:

  • Desconecten los dispositivos electrónicos cuando no estén en uso (incluidas computadoras y proyectores).
  • Aprovechen al máximo la luz natural y reduzcan el uso de iluminación artificial.
  • Eviten el uso de multicontactos para prevenir sobrecargas.
  • Usen lo menos posible ventiladores y aires acondicionados, confiando en la corriente de aire generada por la desesperación colectiva.

¿Un modelo para el futuro?

Si bien, por ahora, la medida solo aplica en la SHCP, muchos temen que esta “brillante” estrategia pueda replicarse en otras oficinas gubernamentales. Después de todo, nada grita “austeridad” como obligar a los empleados a trabajar en condiciones cada vez más incómodas.

Pero, ¿realmente el problema es el uso de cafeteras y microondas? Mientras la SHCP reduce el consumo energético a costa del bienestar de sus trabajadores, quedan preguntas en el aire: ¿no existen otras estrategias más eficientes para optimizar la energía sin afectar la calidad laboral? ¿Acaso el verdadero gasto no está en otras áreas menos justificables del presupuesto?

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Por ahora, solo queda adaptarse a la nueva normalidad: tomar café tibio de un termo, comer comida fría y esperar que la ventilación natural haga su magia. Porque en la austeridad gubernamental, el confort es un lujo.

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