Mónica Gameros #VocesVioletas

#VocesVioletas es un espacio semanal dedicado a compartir poesía escrita por mujeres de México y Latinoamérica.

Mónica Gameros (México). Poeta, cuentista y editora independiente, dirige Cascada de Palabras, cartonera desde 2010. Ha publicado 16 libros de poesía y uno de cuento infantil. Ha sido compilada con minificción en Francia, Madrid y Guatemala. Fue publicada en Ecuador, Madrid, Chile, Guatemala, Polonia, Alemania y otros países en latinoamérica y la unión europea. Puedes seguirla en las redes sociales: facebook, twitter, blogspot, wordpress, soundcloud, ivoox.
A continuación presentamos una breve selección de su obra poética:

Del poemario LIMBOLAND POETRY

IV

Soy la mujer primera.
Clavo la daga, abro tu costado,
bostezo dentro, de él nace la guerra.

Hurgo en tu herida, 
meto los dedos, hundo las uñas y jalo dentro

mi hartazgo por casi todo, canta melancolía.

Si no fuera por las flores amarillas,
el sol habría perecido y con él mi voz
habría levantado vuelo.

Si no fuera por las aves,
mi corazón ya habría dejado de buscar nidos vacíos.

XI

_____

_____

Como si fuera galaxia, suspiro
humedad de ti
y tus labios, estrellas
prendidas del Sol,
arden entre mis palabras dentro de mí, 
conversa en arco sobre ti, en arco debajo de ti, en arco sobre tu beso,
soy arco sobre tu pecho,
                       arco de piernas que te abrasan y tus palabras
son como las dentelladas de una jauría,
la jauría de un hombre mágico que muerde mi sexo,
que lame mi ansiedad, que destierra de mí todo el desierto, entonces

el tiempo se va de nuestra alcoba,
la música se cuelga de tu lengua y tu cuerpo

es una puerta por la que me voy del mar.


XIV

a José María Panero

Solía temer a la locura,
caer en el vacío sin resistencia,
caer y no volver.

Me aterraba quedar a la mano de quien sea,
del viento, del agua, del sol
y temía perder la consciencia de mí,
porque perderme era una adicción.

Me atacaban miles de preguntas,
una y otra vez, al caer la noche,
en medio de las primeras horas del día,
yendo y viniendo desde mis ojos hasta los de alguien más,
me atacaban y me exigían respuestas como si yo fuera un oráculo, pero no lo era,           no lo era y nunca lo fui.

Solía temer las verdades a medías
y no temía a extraviarme entre la textura de las cortezas,
o al contemplar los árboles o al contemplar a las aves
a quienes envidiaba por su perpetua libertad.

Solía temer a la locura, pero un día experimenté la caída libre
y entonces me di cuenta de que no había razón para temer,
porque al caer en los brazos de la locura, nada más importaría.

Sólo la mirada perdida en la contemplación
nos hace libres de toda idea,
sólo la mente, entre olas de fuego,
es la que nos tiene atrapados en la insulsa manía,
en el absurdo sin sentido de la vida,
de esta vida que nos han vendido,
de esta vida que nos mantiene presos de todo,
dueños de nada, anhelando siempre,
melancólicos.

Solía temer a la locura, pero ya no, ahora,


adoro caminar sobre el delgado hilo que separa la locura de la poesía.


Del poemario POESÍA GALLA

Poesía      es mi forma de existir,

es dibujo de lo que somos,


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humana sí: piel, carne, huesos/ existencia convertida en plaga/ músculos que se suicidan a cada segundo/ neuronas en perpetúa rebeldía/ se desbordan y se escurren entre las grietas del silencio.

Abnegado, venenoso,

marchita…

-Carne grasa huesos/ todos en conjunto, encendidos por el deseo que gime con toda libertad. Caderas y vientre/ una semilla que produjo otra semilla-

Sueño y aspiro la imposibilidad

todos los días.

Me engolosinan todos los vicios de la vida y pienso: – Si este mundo está lleno de muchos mundossi esos mundos están hechos por otros seres y cada quien es una galaxia,

por qué he de ser sólo carnesólo vientresólo una

cuando soy

semilla del tiempo.

VIII

Nací el mismo día que Zapata.

Un par de meses antes de mi primer alarido, los halcones cayeron en picada, provocaron muerte, se llevaron a varios & dejaron la sangre sobre la calle mientras Janis Joplin, Doors y Hendrix, cantaban desde la luz de la eternidad.

Estridencia pura, melodía: las canciones de cuna para mí hablaban de amor, de lo inútil de la guerra, de la estupidez en voz de Dylan.

Nací entre vallas, changos con placa, retenes para la inconformidad de toda una generación y ejércitos de bestias que usaban guantes blancos, agua mineral y bolsas de plástico para robar inconformidad, luz para torturar.

Nací entre gritos de libre rebeldía, entre mujeres gritando por sus cuerpos encerrados en cuadrados estereotipos, nací entre gente que se aferró al amor.

Lo irónico, el amor flotaba, pero nunca se posó al pie de mi cuna.

Si nací con un grito, moriré igual;

me niego a morir por temor al silencio, a su eco, al vacío que ocupa

y antes, justo antes del último aliento,

aullaré para que la luna venga por mí.

Llevo la etiqueta incorrecta, por eso no dejo de ocupar silencios,

me clasificaron y no dejo de prender fuego a la etiqueta.

Mi vicio es observar el ardiente abismo, la orilla de la desolación.

Necio, etiquetas mi voz, etiquetas mis palabras, etiquetas mi amor.

¿A caso sólo soy un volcán con caderas?

¿A caso el fuego que me impulsa es el hielo que te separa de esta voz que te llama, que te busca, que pretende ser tú con tal de que vengas, uses tu voz, alces la brasa, prendas fuego, abandones la ausencia?

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