Pueblos de Xochimilco, hundidos y jodidos no solamente por el sismo, sino por la sed de la ciudad

Casi un mes después del sismo, hay gente en tres pueblos originarios de Xochimilco que siguen sin agua por numerosas fugas, con casas dañadas sin revisión de protección civil, y con socavones, hundimientos, y grietas en las calles y carretera que ahoga el tránsito. No obstante, vecinos de los pueblos, Santa Cruz Acalpixca, San Gregorio Atlapulco, y Santa María Nativitas de Zacapan destacan que estos no son problemas solamente de hoy, sino de años atrás.

“Este problema del agua, y este problema del socavón se está haciendo – se hizo visible con lo del sismo, pero es un problema que ya tiene tiempo por la extracción de agua que los gobiernos están haciendo,” explicó Manuela, residente de Santa Cruz.

La extracción desmedida de agua es el común denominador de las condiciones de riesgo y sufrimiento en las cuales se encuentra la gente de esta zona. El 19 de septiembre agudizó, de manera violenta y espantosa, una situación que ya era crítica por las decisiones de los diferentes gobiernos desde hace más de medio siglo.

CASAS

En la parte baja de Santa Cruz se pueden observar numerosas casas con grietas enormes, y hundimientos de más que un metro en las calles. La gente, en esta zona, explica que ninguna instancia gubernamental se ha acercado para revisar sus casas, ni proporcionar ayuda.

“La ayuda no ha entrado a los callejones. Mucha de las casas por fuera se ven bien, pero por dentro tienen daños catastróficos – no son habitables,” explica Claudia Miranda, una vecina de Santa Cruz.

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El gobierno nunca les informó que construyeron sobre zona de alto riesgo

Vecinos con afectaciones en sus casas explican que quieren ayuda para reconstruir, por lo menos de forma parcial, pero no de créditos, como ha propuesta Mancera. Reclaman que el gobierno, a pesar de estar consciente de las fallas por lo menos desde el año 2000, como muestra este mapa oficial, nunca les  informó que estaban construyendo sobre una zona de alto riesgo.

Algunos vecinos aseguran que los primeras evidencias de la vulnerabilidad sísmica de la zona aparecieron en 1985. “[El gobierno delegacional] tiene un atlas [de riesgos], del cual nunca nos dijeron nada. Nos deben estudios de más de 30 años, desde el ’85. Había ya casas en mal estado y quedaron en traer ayuda que nunca llegó. Ya volvió a pasar otra catástrofe y vamos a seguir iguales,” explicó Irvin, vecino del Santa Cruz cuya casa familiar ya es inhabitable. (En una entrevista con La Silla Rota en febrero de este año, Avelino Méndez Rangel, el jefe delegacional confirmó la existencia de un atlas de riesgos que muestra las fallas, pero no se pudo confirmar la fecha ni contenidos del atlas.)

AGUA

Mientras que muchas personas siguen en condiciones de riesgo por sus casas, se observa en Santa Cruz cómo los vecinos forman filas para agacharse y sacar el agua de un hoyo en la tierra hundida de la calle Cedro, cuyo líquido proviene de una fuga de agua potable.

Este hoyo, y las numerosas fugas son las únicas fuentes de agua para más de 120 familias en la colonia Ezpiñaca, ubicada en la zona baja de Santa Cruz, según Claudia. Los dos tinacos que mandó Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) se encuentran vacíos. A pesar de lo que ha señalado el gobierno delegacional ha señalado que está atendiendo la situación (del que  no se obtuvó respuesta,  no obstante  numerosas llamadas en las que se pidieron sus comentarios), Claudia explicó que las pocas pipas están siendo mandadas al centro de Xochimilco en la madrugada y los vecinos tienen que dirigirse a este punto y por sus propios medios llevar un poco de agua a sus comunidades.

Al mismo tiempo, los trabajos de reparación de fugas han procedido lentamente. Claudia explica que tuvieron que forzar a los trabajadores de la delegación para que repararan la fuga de la calle Cedros, pero en poco tiempo se abrió otra fuga.

“Tapan una fuga, supuestamente, y ya se abrió otra,” explica Hortencia, una vecina del Calle del Puente. “Aqui está lleno de hoyos. Santa Cruz está lleno de hoyos,” agregó.

SOCAVONES

A unos pocos kilómetros de los hoyos y grietas del Santa Cruz, sobre la carretera Xochimilco-Tulyehaulco a la altura del pueblo de Santa María Nativitas, la tierra también está abriéndose. Existe un socavón de cinco metros de profundidad en la carretera Xochimilco-Tulyehaulco, mismo que se abrió el 2 de septiembre, es decir, dos semanas antes del sismo, a pocos metros de otro socavón que dejó muy afectado el transito sobre la misma carretera el año pasado.


Los vecinos temen que el paso de vehículos puede provocar un deslave
El socavón actual ha implicado un detrimento en la calidad de vida de las comunidades, pues tienen que sufrir horas parados en el tráfico o arriesgarse a caminar en calles poco alumbradas e inseguras para llegar al trabajo o la escuela. Es por eso que los vecinos de los pueblos originarios más afectados por el socavón y falta de agua, Nativitas, San Gregorio, y Santa Cruz instalaron un plantón que impide el paso de vehículos, ya que, los vecinos temen que el paso de vehículos puede provocar un deslave, y destacan que, a pesar de eso, el gobierno se ha negado a cerrar la carretera.

Basta hacer un recorrido por la zona para constatar que los muros de contención que soportan la parte de arriba de la carretera se encuentran en un estado visiblemente dañado y se han abierto más grietas tras el sismo. Los vecinos exigen atención inmediata por el temor que pueda abrirse más el socavón, que podría provocar un deslave desastroso para las personas que habitan las casas que se encuentran en la parte superior de la carretera.

Hartos de lo que los pobladores llaman la falta de atención del gobierno delegacional a la crisis en la zona, vecinos de Nativitas, Santa Cruz, y San Gregorio decidieron manifestarse en contra del gobierno de la ciudad el pasado martes. A esta protesta se unió un grupo de 150 manifestantes de los mismos pueblos en el Zócalo y fueron recibidos por las autoridades, a las cuales presentaron demandas de cada pueblo. El jueves, los vecinos lograron una reunión con el Ing. Francisco Izquierdo, responsable de la obra del socavón por parte de la Secretaría de Obras de la Ciudad de México, quien explicó que van a llevar a cabo un estudio interdisciplinario sobre la problemática del socavón, lo que ha sido una demanda principal de los pueblos.


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SACRIFICIAR LA PERFERIA

Socavones, grietas, fugas, hundimientos. Al parecer, son solo los efectos dramáticos del sismo del 19 de septiembre. Pero tanto este socavón en la carretera, como la fuga en la calle Cedros existían antes del 19 de septiembre. Asimismo, los vecinos de Nativitas han tenido grietas críticas en sus casas por casi cuatro años antes del temblor. Más dramáticamente, se abrió una grieta enorme en un canal de la zona apenas este enero.  En sus comentarios el día jueves, el Ing. Izquierdo explicó, como muchos vecinos ya habían asegurados, que los movimientos del suelo en la zona son debidos al sobre-explotación del acuífero.

La sobre-explotación del acuífero causa hundimientos

“Todo eso se desecó, o lo desecamos más bien, pusimos nuestro pozo, que todavía agudiza más la situación en el área, y ahora nos hace la explicación los expertos de que en el momento en que el Valle de México también está hundiendo por la extracción excesiva de agua que estamos teniendo, las arcillas que eran componente de estas orillas [del lago antiguo] se están desplazando. Esto es el problema que tenemos.”

En otras palabras, la sobre-explotación del acuífero causa hundimientos, que no solamente son el ingrediente clave para crear socavones, pero también romper tuberías y causar las fugas de agua y drenaje que solo se empeoraron con los sismos. Los hundimientos diferenciales también pueden causar grietas y fisuras en las casas, como los de Nativitas.

Pero momentos después de admitir que el pozo San Luis 20 de Sistema de Aguas de la Ciudad de México (SACMEX), que se encuentra sobre la carretera, justo abajo de una falla – ha contribuido a la formación del socavón, el ingeniero agregó que “esto no es únicamente de esta zona. En todo el Valle de México, de las orillas está presentando el problema, por el exceso de consumo de agua que tenemos.”

¿Es cierto que los hundimientos son un problema de todo el Valle? Esto es una línea repetida también por el jefe delegacional, pero represente solo una parte de la verdadera situación subterránea. En un estudio de 1998 publicado en Ingeniería Hidráulica en México, ingenieros de la misma Dirección General de Construcción y Operación Hidráulica del Distrito Federal, la precursora de SACMEX, se destaca que de los años 1940s hasta los 1960s, el hundimiento del centro de la ciudad fue brutal, causando grietas y daños a estructuras muy importantes.

Por lo que estudios comprobaron que este hundimiento fue causado por la extracción desmedida del agua de pozos el gobierno empezó en 1960 a reducir la cantidad de agua extraído en el centro de la ciudad y aumentar la cantidad extraída en la periferia, especialmente en Xochimilco. Derivado de esta decisión, Xochimilco, cuyos manantiales fueron secados al inicio del siglo XX para abastecer la ciudad, empezó a hundirse, mientras que la tasa de hundimiento del centro empezó a decelerar.

Para decirlo más sencillamente: el gobierno hundió la periferia para salvar el centro. Eso no quiere decir que el centro ya no se hunde, pero ahora los hundimientos mayores se encuentran en la periferia, aumentando la vulnerabilidad de estas zonas en los sismos. Como señaló Jaime Urrutia, geólogo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) meses antes del sismo en una entrevista profético es que la desecación del suelo puede provocar hundimientos aún más graves en caso de sismos. Fue un pronóstico que parece demasiado preciso cuando se camina por calles ondulados por hundimientos en Santa Cruz Acalpixca y uno ve los efectos en los muros fisurados y observe agua potable brotando de las fugas subterráneas. Eran tubos y paredes ya dañados por décadas de hundimientos. El sismo fue el golpe final, haciendo visible un proceso de marginalización social y explotación ambiental que empezó en 1960.

Hoy en día, son las zonas céntricas que tienen los mejores servicios, y en zonas de la periferia, como Xochimilco, de cuyos pozos se extrae 88 millones de metros cúbicos del agua cada año para saciar la sed de la ciudad, lo cual representa una cantidad mayor del aporte combinado de 11 delegaciones y municipios de la zona metropolitana combinado, hay gente sin una gotita para beber. Por si fuera poco, los acueductos llenos de agua para la ciudad se encuentra destapados en la calle principal del pueblo de Santa Cruz. Aún antes del sismo, los vecinos de Santa Cruz sufrían del tandeo de agua potable, un problema generalizado en Xochimilco, cuyos indicadores sociales en términos de agua son de los peores en la ciudad. Es una desigualdad e ironía que no se pierde de la vista los vecinos.

Los vecinos exigen un plan para dejar de sobre-explotar los acuíferos y de reinyectar agua

“Xochimilco le aporta a la ciudad agua, oxigeno. [Además,] aporta regulación de la temperatura con los canales. Los mantos acuíferos están siendo sobre-explotados por la ciudad. Precisamente por eso tenemos los hundimientos diferenciales y esto que acabó de ocurrir los temblores, demostró la sobre-explotación de nuestros mantos acuíferos. ¿Cómo es posible que en nuestros pueblos carezcan ahorita de agua, del vital líquido, que es vida? No se vale. No se vale,” explicó un vecino de San Gregorio que no quería dar su nombre.

Para cambiar esta situación, los vecinos del pueblo de Santa María Nativitas, en el tercer punto de su pliego petitorio presentado al gobierno de la ciudad el día martes, exigen un plan para dejar de sobre-explotar los acuíferos y de reinyectar agua al acuífero, cuyo abatimiento – junto con el sacudimiento violento de los sismos recientes – ha provocado los hundimientos tan desastrosos en la zona. Dicho plan representaría un cambio total al paradigma hídrica de la ciudad, que se ha basado desde el siglo XVII en la expulsión del agua y la desecación del Valle de México y las cuencas aledañas como Lerma. Ya hay modelos para seguir y expandir, tanto al nivel internacional como local, como los pozos de absorción en Iztapalapa que reinyectan el agua al subsuelo en vez de dejarlo ir al drenaje.   

Vecinos repiten que, tanto para resolver los socavones como sus casas y las fugas del agua, no quieren “parches” del gobierno. Pero si no se ve todos los problemas de la zona como efectos no solamente de fallas geológicas, pero también el efecto de una extracción voraz del agua del acuífero, las soluciones van a ser nada más que eso: curitas sobre un modelo hídrico insustentable y desigual. Lo que hizo el sismo del 19 de septiembre fue sacar a la luz este modelo fracasado y sus consecuencias para una zona ya marginalizado.  

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