Drones, narco y soberanía: el espionaje aéreo de la CIA en México

La Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA) ha estado haciendo lo que mejor sabe: espiar. Esta vez, la historia no transcurre en Medio Oriente o Europa del Este, sino en el espacio aéreo de México, donde drones MQ-9 Reaper (sí, los mismos que se han usado en operaciones antiterroristas en Irak y Somalia) han estado sobrevolando en busca de cárteles de la droga y laboratorios de fentanilo. La cuestión es que estos vuelos, según múltiples fuentes, se han realizado sin una autorización clara del gobierno mexicano. Pero no pasa nada, es solo un “detalle” dentro de una larga historia de intervenciones bienintencionadas.
Según informes de CNN, The New York Times y The Washington Post, la CIA ha intensificado estas operaciones desde la administración de Joe Biden y, con la llegada de Donald Trump de vuelta a la Casa Blanca, la actividad se ha redoblado. Porque si algo ha quedado claro es que la estrategia de Estados Unidos contra el narcotráfico en México es una prioridad… o al menos un buen pretexto para la injerencia.
¿Transparencia? Mejor un “aviso especial”
Si bien el gobierno estadounidense notificó al Congreso sobre estos vuelos, lo hizo a través de una “notificación especial”, un mecanismo reservado para acciones encubiertas que no requieren muchos detalles. ¿Qué significa esto? Que la información que se comparte es, en el mejor de los casos, difusa, y en el peor, un simple formalismo para que nadie pueda decir que no lo sabían. Y claro, en esa notificación no se mencionó a ninguna autoridad mexicana, lo cual deja un pequeño vacío: ¿México estaba enterado de que su espacio aéreo estaba siendo recorrido por drones estadounidenses?
El Secretario de la Defensa Nacional de México, Ricardo Trevilla, declaró que su dependencia solo tenía registro de dos vuelos en espacio aéreo internacional, pero que no había recibido solicitudes formales para sobrevolar territorio mexicano. Mientras tanto, la presidenta Claudia Sheinbaum adoptó una postura estoica: si los vuelos ocurren fuera del país, no hay problema, y si ocurren dentro, que al menos haya transparencia. Ingenuo de su parte pensar que la CIA es un organismo que destaca precisamente por su claridad y rendición de cuentas.
¿Espionaje, cooperación o algo peor?
Oficialmente, los drones no están armados, aunque cuentan con la capacidad de realizar ataques de precisión si la situación lo requiere. Por ahora, la CIA solo está recolectando información para compartir con las autoridades mexicanas. ¿Y qué dice la CIA sobre todo esto? Nada. Solo repiten su mantra de que “contrarrestar los cárteles de la droga en México y en la región es una prioridad”. Lo que no queda claro es para quién es la prioridad y con qué fin exacto.
El antecedente más alarmante viene de la propia administración de Donald Trump. No olvidemos que en 2020, el entonces presidente preguntó a su Secretario de Defensa si sería posible lanzar misiles contra los laboratorios de droga en México. En ese momento, la idea fue descartada (o eso nos hicieron creer), pero con su retorno al poder y el aumento de los vuelos de la CIA, el miedo de una escalada no es precisamente infundado. Después de todo, la narrativa de que los cárteles deberían ser tratados como organizaciones terroristas ya está en marcha, y si algo ha demostrado la política exterior de EE.UU. es que una vez que etiquetan a un grupo de esa manera, el uso de la fuerza militar es solo cuestión de tiempo.
El gran problema de la soberanía
México ha sido históricamente reacio a aceptar cualquier tipo de intervención militar extranjera, y con razón. La CIA y otras agencias estadounidenses han tenido una larga y complicada relación con el país. Desde la fallida Iniciativa Mérida hasta las operaciones encubiertas que rara vez terminan bien para México, el temor a perder soberanía en nombre de la “cooperación” no es irracional.
Pero hay algo más inquietante: si los vuelos de la CIA han estado ocurriendo sin permiso, ¿hasta qué punto México tiene control sobre su propio espacio aéreo? ¿Y qué significa realmente esta “cooperación”? Porque hasta ahora, parece más una política de “hacemos lo que queremos y te avisamos después”.
Mientras la CIA sigue con su vigilancia silenciosa y la administración Trump considera “opciones más contundentes”, la pregunta sigue en el aire: ¿estos drones son solo una herramienta de inteligencia o el preludio de algo mucho más agresivo? México, como siempre, camina en una delgada línea entre la cooperación y la injerencia, con una historia que sugiere que, cuando Estados Unidos decide actuar, la opinión mexicana suele ser un simple detalle secundario.