Trump ordena la erradicación de los cárteles mexicanos: medidas, impacto y controversia

El gobierno de Estados Unidos, encabezado por Donald Trump, ha escalado su postura en la lucha contra el narcotráfico con una orden ejecutiva que busca la “eliminación total” de los cárteles de la droga y organizaciones criminales transnacionales. La Fiscalía General ha publicado un memorándum en el que se establecen directrices para ejecutar esta nueva estrategia, que incluye catalogar a estos grupos como organizaciones terroristas, endurecer las penas y eliminar trabas burocráticas para los fiscales. Sin embargo, la medida ha levantado dudas y críticas sobre sus alcances, implicaciones y viabilidad real.
Una nueva estrategia con tintes bélicos
El documento emitido por la Fiscalía General de los Estados Unidos enfatiza que el enfoque tradicional de contención y mitigación del narcotráfico ha sido insuficiente. Bajo la directriz de Trump, el Departamento de Justicia trabajará con el Departamento de Seguridad Nacional y otras agencias para desmantelar a los principales grupos delictivos, entre los que destacan el Cártel de Sinaloa, el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), el Tren de Aragua y la Mara Salvatrucha (MS-13).
El memorándum detalla la necesidad de aplicar cargos más severos contra los líderes de estas organizaciones, incluyendo delitos de terrorismo y crimen organizado, así como ampliar las investigaciones en torno al soborno transnacional que facilita sus operaciones. Para ello, se suspenderán ciertas aprobaciones burocráticas que antes entorpecían los procesamientos rápidos y se buscará priorizar los casos de alto perfil.
Además, la reorientación de recursos se enfocará en inspecciones, incautaciones y decomisos de buques comerciales que transporten narcóticos, precursores químicos o personas traficadas por estas organizaciones. En este sentido, la inclusión del fentanilo en la Lista de la Ley de Sustancias Controladas y la propuesta de agregar la xilazina como una sustancia regulada evidencian el enfoque de la administración Trump en la crisis de opioides que azota a Estados Unidos.
Grupos en la mira: una designación polémica
Uno de los elementos más controversiales de esta nueva estrategia es la posible designación de los cárteles como organizaciones terroristas. Aunque el memorándum no establece explícitamente esta clasificación, sí menciona la necesidad de “un lenguaje estandarizado” para procesar legalmente a estos grupos con el mismo rigor con el que se persigue el terrorismo.
La implicación de esto no es menor. Si Estados Unidos llega a calificar a los cárteles como organizaciones terroristas, se abriría la posibilidad de que el gobierno utilice medidas más agresivas, incluyendo operativos militares extraterritoriales, un escenario que podría tensar aún más la relación con México y otros países donde estos grupos tienen presencia.
¿Acciones transnacionales o intervención militar?
Una de las principales interrogantes que deja esta estrategia es si Estados Unidos pretende actuar únicamente dentro de su territorio o si buscará operaciones en países como México, Venezuela o El Salvador. Hasta ahora, la administración estadounidense no ha confirmado la realización de incursiones directas fuera de sus fronteras, pero el historial de Trump en temas de seguridad nacional sugiere que podría considerar medidas de este tipo en el futuro.
El reciente avistamiento de una aeronave de reconocimiento en el Golfo de California, así como la presencia de un portaaviones cerca de las costas de Baja California, han generado especulaciones sobre posibles operaciones encubiertas. Sin embargo, las autoridades mexicanas, encabezadas por la presidenta Claudia Sheinbaum, han negado que exista autorización para la entrada de aeronaves militares estadounidenses en territorio nacional.
Sheinbaum ha cuestionado el enfoque de Trump y su insistencia en señalar a México como el origen del problema de fentanilo. “Si el gobierno de Estados Unidos quisiera atender el grave consumo de fentanilo en su país, ¿por qué no empiezan combatiendo la venta de estupefacientes en las calles de sus principales ciudades?”, declaró, agregando que el combate al narcotráfico debe realizarse mediante cooperación y no desde la subordinación.
Reestructuración de agencias y enfoque en el crimen organizado
Como parte de la implementación de esta estrategia, la fiscal general Pam Bondi ha ordenado la disolución de ciertos grupos de trabajo que anteriormente se enfocaban en la persecución de oligarcas rusos y en la lucha contra la injerencia extranjera en procesos democráticos. Ahora, estos recursos se destinarán al combate al narcotráfico y al desmantelamiento de los cárteles.
Dos unidades clave, la Fuerza de Tarea Conjunta Vulcan y la Fuerza de Tarea Conjunta Alpha, recibirán mayor poder para combatir a la Mara Salvatrucha y al Tren de Aragua, respectivamente. Con estas acciones, el gobierno de Trump busca consolidar su postura de “tolerancia cero” contra el crimen organizado, especialmente en un año electoral en el que la seguridad es un tema central de su discurso político.
Un panorama incierto: consecuencias y desafíos
Si bien la postura de Trump sobre el narcotráfico no es nueva, esta estrategia marca un cambio significativo en la forma en que Estados Unidos aborda la lucha contra los cárteles. La escalada en la retórica y las acciones propuestas abren una serie de interrogantes sobre su efectividad y las posibles repercusiones diplomáticas con México y otras naciones involucradas.
Por un lado, la eliminación de trabas burocráticas y el endurecimiento de penas pueden agilizar el combate al crimen organizado, pero también existe el riesgo de que estas medidas desencadenen violaciones a derechos humanos y una mayor violencia en las regiones afectadas. La falta de claridad sobre cómo se implementarán estas acciones fuera del territorio estadounidense también genera incertidumbre sobre si se trata de una estrategia viable o si es meramente un movimiento político con fines electorales.
Lo cierto es que, bajo esta nueva política, Estados Unidos ha dejado claro que está dispuesto a endurecer su postura contra los cárteles, lo que podría marcar un punto de inflexión en la lucha contra el narcotráfico. La pregunta ahora es hasta dónde llegará esta estrategia y si sus efectos contribuirán realmente a erradicar la crisis de opioides o si, por el contrario, generarán un nuevo ciclo de violencia y conflicto internacional.