Tensión comercial: México inicia negociaciones con EE.UU. para evitar aranceles antes del 4 de marzo

El eterno tira y afloja entre México y Estados Unidos ha vuelto a cobrar protagonismo con la amenaza arancelaria del 25% que Donald Trump pretende imponer a las importaciones mexicanas. Como si fuera un déjà vu económico, las comitivas de ambos países han iniciado reuniones en Washington con el propósito de evitar que esta medida se concrete, en un juego de diplomacia que recuerda más a una partida de póker que a una negociación comercial tradicional.
El secretario de Economía, Marcelo Ebrard, encabeza la misión mexicana, acompañado de un séquito de funcionarios con la encomienda de convencer a los estadounidenses de que, en efecto, los aranceles también les perjudican. Porque, por supuesto, nada impulsa más la amistad entre países vecinos que la amenaza de tarifas comerciales descomunales. En sus redes sociales, Ebrard calificó el encuentro con el secretario de Comercio de EE.UU., Howard Lutnick, y otros altos funcionarios como “constructivo”, lo cual, en lenguaje diplomático, significa que al menos no les cerraron la puerta en la cara.
Sostuvimos reunión con Howard Lutnick, Secretario de Comercio de los Estados Unidos así como Jamieson Greer de USTR y el Consejo Económico del Presidente, Kevin Hasset. Dió inicio un diálogo constructivo, próximo lunes inicia trabajo conjunto. pic.twitter.com/ZPOVmUauo7
— Marcelo Ebrard C. (@m_ebrard) February 20, 2025
Esta danza comercial tiene varias pistas: por un lado, la presión de Trump sobre México por temas como la migración y el tráfico de fentanilo, que sirven como justificación para imponer sanciones económicas. Por otro, la revisión del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) que se avecina en 2026, y que ha añadido una capa extra de tensión a estas negociaciones. En paralelo, el Congreso estadounidense acaba de ratificar a Lutnick como secretario de Comercio, quien ha dejado claro que su prioridad será fortalecer las relaciones con México… pero sin perder de vista la revisión de los aranceles.
Mientras tanto, en la frontera, el sector empresarial ya empieza a sentir los efectos de la incertidumbre. Ciudad Juárez, epicentro de la maquila mexicana, ha reportado la pérdida de aproximadamente 45,000 empleos en los últimos meses, como consecuencia del temor empresarial ante las posibles sanciones. La presidenta Claudia Sheinbaum, por su parte, ha reconocido que ciertas inversiones están “en pausa” hasta que haya más claridad sobre el futuro comercial entre ambos países.
Y, como si todo esto no fuera suficiente, Trump ha advertido que el 2 de abril podría ampliar su política de aranceles a la industria automotriz, lo que podría desatar una ola de impactos económicos aún más profundos. En un acto de pragmatismo –o de supervivencia económica–, Sheinbaum y su equipo han optado por un enfoque diplomático, manteniendo conversaciones con la administración de Biden y con el propio Trump, en un intento de ganar tiempo antes de que los aranceles entren en vigor el 4 de marzo.
En resumen, las negociaciones han comenzado, los discursos son optimistas, y las redes sociales de los funcionarios mexicanos se llenan de frases alentadoras. Pero la pregunta sigue en el aire: ¿se trata de una verdadera negociación o simplemente de una puesta en escena para ganar tiempo? Lo único seguro es que la relación comercial entre México y Estados Unidos sigue funcionando bajo la misma lógica de siempre: amenazas, presiones y la eterna esperanza de que, al final del día, el dinero hable más fuerte que la política.