Postales de un cubano en los Rolling Stones

Sandy tiene 16 años, es cubano y su sueño es irse a Texas con la familia que, le han contado, se ha establecido allá. Si no es Texas, será Miami o cualquier lugar de EEUU. No sabe como, ni cuando, pero algún día va a estar allá.

Llegó a las 2 de la tarde con algunos de sus amigos a la Ciudad Deportiva de la Habana el viernes, no porque sea fan de los Rolling Stones, sino porque sabía que habría “chicas lindas”, luces, pantallas y fuegos artificiales como nunca antes en Cuba.

Sandy no fue a la escuela, este era su primer día de asueto por semana santa en la vida. En Cuba los católicos son una diminuta minoría, pero después de la visita del Papa Francisco se estableció que este día no habría actividades, incluso las casas de cambio estaban cerradas.

 

Después de algunas preguntas…

“¿Cuántos megapixeles?, ¿y el lente?, ¿cuánto te costó?, ¿puedo ver tus fotos?.  A ver, déjame mirarla de cerca. Acá se prende, ¿no?”.

…Sandy me pidió ir a tirar unas fotos de su novia “la rubiecita” y de toda la gente para que yo no tuviera que “perder el tiempo en eso”.

Antes de que se fuera intenté explicarle un par de cosas más sobre la cámara, pero no me dejó terminar la primera frase.

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“Déjame, yo sé, yo sé”.

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Sandy volvió después de casi una hora. No se cómo, pero estaba segura de que regresaría. En Cuba sentí una misteriosa y olvidada sensación en México, confianza le dicen. Otros dirán que fue ingenuidad, pero les aseguro que se sintió más como la primera.

 

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