Crónica de un Titanic llamado Xóchitl: la historia de los soberbios

La historia del Titanic, todos la sabemos, el gran y opulento barco que entre su soberbia, lujo y terquedad se hundió, no se hundió por soberbios, se hundió porque chocó contra un iceberg, quizá por falta de pericia del capitán, por ambición personal o por minimizar los hechos, pero se hundió. 

El desembarque 

Sin embargo hay otra historia del Titanic que está en continua construcción y la crónica es larga, es un laberinto, pero sobre todo es nostálgico y depresivo. 

Un buen día, el señor de Palacio, con mucha inteligencia y audacia política, de la cual le sobra, decidió inflar a una senadora de origen indígena, Xóchitl Gálvez, a muchos les pareció un exceso, algunos más audaces lo vieron venir y sabían que a partir de ese momento la de Hidalgo sería candidata presidencial. Entre claves algunos actores políticos hace meses decían: “serán dos mujeres las candidatas”, “no des por muerto a Creel”, “¿y el carnal, qué?”, replicaban los ingenuos. 

A partir de ese momento, Xóchitl demostró que podría ser una buena senadora de oposición al fin del sexenio o incluso candidata por la CDMX, pero algunos intereses, económicos y políticos vieron más que eso. Ella misma lo vio y se apuntó para la candidatura presidencial. Un proceso interno que emocionó a varios, Xóchitl intentaba lucir presidenciable, con un spot de inteligencia artificial respondía a los ataques desde La Mañanera, donde fue foco de atención en más de 2 ocasiones; con eso tuvo para ser considerada seria candidata. 

Una muestra más de que la oposición baila al son del presidente, fue que él mismo les puso candidata. Sin darse cuenta, los ataques del presidente incentivaban a los capitanes del Titanic a ir directo al iceberg. El destino adecuado era gobernar la Ciudad de México, opinan unos cuantos. Seguro algún cauto y experto en mapas del océano observó el iceberg y advirtió que habría que cambiar de rumbo. Sin embargo, la única opción era subir a la tropa naranja, sino no había cambio de rumbo; y no hubo. 

 

“Viento en popa”: el proceso interno

El proceso interno se enfocó en hacer lucir presidenciable a una buena candidata al gobierno de la CDMX y vino el primer error: no luce nada presidenciable quien no gana su proceso interno de elección, compitiendo, sea cual sea la competencia pero compitiendo. Sobre todo, cuando el mismo frente opositor construyó sus reglas, bien pudieron decir que sin consulta, solo elección interna de un sanedrín y listo, pero no, decidieron continuar hacia el norte, el lugar del iceberg. No gana quien es el último sobreviviente luego de que todos se bajaron. Dicen los capitanes del Titanic que era más riesgoso realizar la elección porque había infiltrados. Que era más riesgoso cambiar de rumbo, porque igual y cambiando no se estrellaban en el iceberg. 

Incluso el propio Alito desvirtuó el Proceso bajando a su propia candidata. 

Muestra del fracaso de unidad es que Paredes se ha vuelto indiferente ante la campaña de Galvez.

Decidida la candidata, ahora sí, veamos cómo la hacemos presidenciable y entonces nombrémosla capitana a la que no es capitana, seleccionemos a sus marinos, sin que ella tenga maniobra: Creel, Cabeza de Vaca, Marko Cortés y Alito Moreno seguro la harán lucir presidenciable. Nada más equivocado. 

 

El iceberg”: que luzca presidenciable 

Esperemos unas semanas para hacerla lucir presidenciable, tiene que ir a todos los estados, para iniciar con el posicionamiento y vino la debacle:

Primero, el ataque sobre un posible plagio a sus tesis, de esas acusaciones que ningún candidato o candidata en México, se salvan. Aunque atajó medianamente bien la crisis, aceptando que se equivocó, ese fue el último ataque del oficialismo, de ahí en adelante, el Titanic no necesitó fuerzas impulsoras para estrellarse, ellos solos podían.

Esto también es una muestra del momento de Xochitl: ya no es blanco de ataques del oficialismo, dejó de ser relevante. 

El segundo error ha sido no articular un mensaje o estrategia de campaña clara, aunque ha apelado sobre esperar los tiempos formales, que apenas iniciarán, aquellos tiempos fueron ignorados en un principio, la realidad es que no se ve forma ni fondo. Inició una gira de arropamiento con los partidos de alianza: lo cual nos regalaba fotos peculiares, de una candidata panista entre banderas del PRI sin ninguna del PAN, ni Anaya tuvo esos recuerdos.

El tercer error, evidente, fue la rueda de prensa del 7 de noviembre donde afirmó que nunca invitaría a su gabinete a Bartlett o a Ali… y el espíritu de la prudencia le ganó, pero 3 días después consumaría el acto al afirmar el 10 de noviembre, en otra rueda de prensa que nunca se uniría a priistas como Bartlett (que ya no es priista) o Alito, que es uno de los marinos más influyentes en el TItanic. 

 

La realidad es que la declaración de Xochitl es audaz, unirse con Alito en cualquier cosa no es buena idea, sin embargo, cuando ya es tu marino en el Titanic, habría que tragar sapos, y para lucir presidenciable hay que tragar sapos 24/7, sino volteemos al pasado y los sapos tragados por AMLO: Germán Martínez, Lili Téllez en su momento, Chema Martínez, Manuel Velasco, Cuahtémoc Blanco, Carlos Lomelí, Napoleón Gómez: son ejemplos de sapos que hay que tragar para lucir presidenciable. 

El siguente error fue el que tendría que ser su gran momento como precandidata, su informe legislativo en el Monumento a la Revolución, donde intentó emular a Colosio, pero no solo en la forma, sino en el fondo del discurso, copió el discurso diciendo:

“Colosio veía un México con hambre y sed de justicia”

Para rematar: “pasenme el Ipad”

 

En ese mismo discurso se le apagó el telepronter y dijo: se me fue el discurso. El momento culmen del Titanic: no ha podido lucir presidenciable. 

Peña Nieto hizo lucir presidenciable hasta Trump; incluso el propio Peña lucía presidenciable en campaña; su problema fue que dejó de lucir presidenciable siendo presidente.

 

El agua empieza a hundir el barco

Claro que uno puede cometer errores, una y otra vez; la audacia de un político recae en que esos errores los resuelva con astucia política, que si se paga el telepronter no lo haga evidente, que si está en el punto más emotivo de su discurso recordando a Colosio no mate el momento pidiendo el Ipad y provocando que ningún aplauso salga del auditorio. Xóchitl ha cometido errores sí, pero para empezar un nuevo rumbo debería dejar de escuchar a los hombres del Titanic, porque además esta aventura presidencial está cargada de altas dosis de violencia política de género, los tres hombres conduciendo el camino de la mujer. 

Una muestras más del hundimiento del Titanic es el arranque de las precampañas, basta ver los spots del PRI y del PRD para que se evidencie que no todos están en el barco Xóchitl, sino cada quien jalará agua para su molino, o en este caso, cada quien tendrá la barca que los salve del naufragio:

Spot del PRD

 

Spot del PRI 

 

Obviamente la responsable de la debacle del Titanic no es Xóchitl, sino los marinos y soberbios que construyeron el Titanic. Alito, Marko y Zambrano, que me recuerdan a “Cal”, el villano del Titanic interpretado por Billy Zane, que ignorando todo, tomó sus joyas, se brincó la fila y se subió a la lancha de mujeres y niños para salvar su vida, todos lo vieron pero nadie dijo nada, los juicios los guardaron para ellos.

Alito, Marko y Zambrano podrán decir públicamente que están comprometidos en el barco, pero en el fondo ya naufragan en una lancha, con su cargo plurinominal, con sus intereses protegidos, con su grupo político en candidaturas.

Ellos siempre ganan y ganarán. Todos lo ven y nadie dice nada, mientras el Titanic empieza a tener agua en los camarotes y parece ser cuestión de tiempo para su hundimiento. 

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