Pangolín: Clave para entender el origen y el posible final del COVID-19

Todo indica que los pangolines, esos pequeños mamíferos espinosos que parecen osos hormigueros con escamas, jugaron un papel en la aparición del nuevo coronavirus pero a la vez podrían tener pistas para contrarrestar al COVID-19.

La investigación genética en el nuevo coronavirus ha sugerido que se originó en los murciélagos, llegó a los pangolines vendidos en los “mercados húmedos” chinos y luego migró a los humanos.

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Entonces la pregunta es ¿Por qué el virus no enferma y mata a los pangolines?

En un nuevo estudio, investigadores de la Universidad de Medicina de Viena en Austria analizaron el modelo genómico de los pangolines y lo compararon con otros mamíferos, incluidos humanos, gatos, perros y ganado.

En la mayoría de los mamíferos, ciertos genes detectan cuándo un virus ingresa al cuerpo, desencadenando una respuesta inmune contra el invasor. Pero los pangolines carecen de dos de estos genes de detección de virus, informó el equipo de investigación en la edición del 8 de mayo de la revista Frontiers in Immunology. Hasta el momento se desconoce si esa diferencia les protege del COVID-19, pero merece una mayor investigación.

Los científicos austriacos creen que sus hallazgos son importantes porque significa que, si bien los pangolines pueden ser portadores del nuevo coronavirus, pueden tener formas de mantener a raya sus efectos más desagradables y aprender más sobre esta ventaja evolutiva en los pangolines puede sugerir posibles tratamientos para el coronavirus en humanos.

Study shows pangolins may have passed new coronavirus from bats to humans
El pangolín malayo (Manis javanica), que se encuentra en todo el sudeste asiático, se considera actualmente en peligro crítico | Crédito: Piekfrosch / Wikipedia CC BY-SA

“Nuestro trabajo muestra que los pangolines han sobrevivido a través de millones de años de evolución sin un tipo de defensa antiviral utilizada por todos los demás mamíferos”, dijo el coautor del estudio, el Dr. Leopold Eckhart, en un comunicado de prensa de la revista.

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“Otros estudios sobre pangolins descubrirán cómo logran sobrevivir a las infecciones virales, y esto podría ayudar a diseñar nuevas estrategias de tratamiento para las personas con infecciones virales”, agregó Eckhart.

Claves en la genética y la respuesta inmune

En los humanos, el nuevo coronavirus puede causar una respuesta inmune inflamatoria llamada tormenta de citoquinas, que resulta en una enfermedad más grave.

Sin embargo, según el propio investigador, un sistema inmunitario hiperactivo puede ser controlado “reduciendo la intensidad o cambiando el momento de la reacción de defensa”. Por lo tanto, los medicamentos que suprimen la señalización genética podrían ser una posible opción de tratamiento para los casos graves de COVID-19. Pero hay un problema: cualquier medicamento inmunosupresor podría hacer que los pacientes sean más vulnerables a otras infecciones.

Entonces, el investigador concluye que “el desafío principal es reducir la respuesta (inmune) al patógeno mientras se mantiene un control suficiente del virus”.

Con información de Frontiers in Immunology y Phys.org | Selección, traducción y notas del Colectivo Alterius

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