Liberan una familia de lobos mexicanos en Chihuahua

El lobo mexicano sumó una nueva esperanza de supervivencia, luego de que una nueva familia de esta especie fuera puesta en libertad en Chihuahua. La nueva familia está conformada por una pareja de cinco y diez años respectivamente, así como por sus tres hijos (dos machos y una hembra) de aproximadamente 19 meses de edad. A los cinco ejemplares se les colocaron collares de telemetría satelital para monitorear su actividad y desplazamiento, de acuerdo con autoridades ambientales*.

Para la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP) se trató de un logro del Programa de Acción para la Conservación del Lobo Mexicano, en el cual colabora la dependencia, junto con autoridades de Estados Unidos*.

Además de la CONANP, en la liberación de esta nueva familia también participó la Universidad Autónoma de Querétaro, Grupo México (a través de la Unidad de Manejo y Aprovechamiento de Vida Silvestre Buenavista del Cobre), el Departamento de Caza y Pesca de Arizona (Arizona Game and Fish Department) y el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de los Estados Unidos (U.S. Fish and Wildlife Service)*.

De acuerdo con información de la Comisión, el lobo mexicano está catalogado como subespecie “probablemente extinta en el medio silvestre”, por lo cual la liberación de más ejemplares es de gran relevancia para la recuperación de una especie emblemática en nuestro país*.

Al lobo mexicano se le considera, a nivel mundial, como la población de lobos en mayor riesgo de extinción. Sus medidas corporales varían entre 130 centímetros a 180 centímetros de largo, su altura va de 60 a 80 cm y el peso corporal promedio es de 33 kilos en machos y 27 kilos en hembras

“La mayor amenaza que enfrentó la subespecie se dio en los (años) 50, cuando se implementaron campañas sistemáticas de erradicación de depredadores por parte del gobierno de Estados Unidos y de México”, señala la CONANP en un comunicado. Y aunque intentan matizar las consecuencias devastadoras para esta especie y los ecosistemas donde habitaba originalmente, apuntando a un “importante esfuerzo de parte del gobierno federal para recuperar esta subespecie y reintroducirla a su hábitat natural”, lo cierto es que lograrlo será sumamente complicado**.

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No hay mucho que celebrar

Reintroducir una especie extinta en el medio silvestre ha sido señalado por múltiples ecólogos como un error similar a introducir una especie invasora en un nuevo ecosistema. El argumento principal es que los ecosistemas son capaces de desplegar respuestas eficaces ante la perdida de una especie clave y que las especies que han logrado subsistir ante las nuevas condiciones podrían responder de manera negativa ante la llegada de un nuevo depredador. En el caso de los lobos mexicanos, cuyas poblaciones en cautiverio son sumamente reducidas, se agrega el problema de la poca variación genética entre los individuos que pueden ser liberados. Esto puede provocar problemas asociados a la continuidad en las futuras generaciones, ya que el acervo génico no les permitiría lograr la diversidad necesaria para soportar ligeras variaciones ambientales (por ejemplo, en el caso de una enfermedad, la población de lobos liberados podría no responder de manera efectiva, ya que sus sistemas inmunes no presentaría la variación necesaria para hacerle frente)**.

La noticia, sirve para promover una discusión sobre la forma en la que se distribuyen los recursos en investigación y conservación. La controversia surge cuando se destinan los esfuerzos a reintroducir especies animales o vegetales emblemáticas y de mayor impacto cultural, en lugar de diseñar políticas ambientales y apuntalar investigaciones integrales que aborden el problema de la conservación en su amplia complejidad. Desde mi perspectiva, esta noticia, anunciada a bombo y platillo por la CONANP, podría validar a gobiernos e instituciones corruptas y sumamente ineficiente en el cuidado ambiental**.

La bella y esperanzadora estampa de una familia de lobos liberados no debería hacernos olvidar que hoy por hoy vivimos una de las peores épocas para la vida silvestre, con un aparato político-empresarial que impone cientos de megaproyectos que en su conjunto están creando uno de los mayores ecocidios de nuestra historia… incluso mayor que aquel provocado en los años 50’s por nuestros, desde entonces, ineptos gobiernos**.

Con información de *El Diario de Chihuahua | Selección, edición y comentarios del Colectivo Alterius.

 

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