Hablemos sobre algunos de los peores spots políticos en México

La comunicación política y, específicamente las campañas de publicidad para los candidatos, no tienen porque ser siempre algo miserable y de humor involuntario. Han existido buenos comerciales y también usos transgresores o creativos del espacio oficial en televisión abierta o radio. Aprovechando el inicio de las precampañas, es bueno retomar lo raro, lo efectivo y lo desagradable.

Un buen punto de partida es una recopilación de Nación321 con los supuestos peores spots políticos. En lo personal, no tenía tan fresca la espantosa ruta que eligió Roberto Madrazo Pintado con sus anuncios para encerrar a las ratas.

Las otras publicidades elegidas van por el lugar común de las malas adaptaciones de éxitos pop para fines electorales. Son pésimos, pero no dejan de ser blancos fáciles (a diferencia del de Madrazo) y se nos olvida que muchos fueron realizados para campañas locales. Aunque eso no debería ser justificación para una pobre comunicación.

El más infame de la era reciente es el de Antonio Tarek, funcionario ligado a Javier Duarte que actualmente es diputado federal. En su vídeo musical, viral de tan malo, hay un cover de Happy. Sí, la canción de los Minions.

Lo irónico es el corrupto desenlace de este político que fuera parte del equipo cercano del priísta Javier Duarte. Lo único que lo protege hoy en día es su fuero como legislador federal.

Otra publicidad que va a la galería de lo infame pero ¿efectivo? es aquel pagado por el equipo de Felipe Calderón con el que se nombró a Andrés Manuel López Obrador, un peligro para México.

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Más de 12 años, muchos mexicanos siguen relacionando al ahora precandidato de Morena como un peligro para México.

Aunque ya no era candidato, es notable el primer anuncio de Peña Nieto en la presidencia por ser especialmente risible, ya que más allá de la versión anuncio de gel de la canción de Coldplay (o Alizee), el final tiene una consecuencia inesperada:

A lo largo del vídeo, los modelos haciendo parkour (muchos hombres y sólo una mujer) con traje a la medida nos van conduciendo por calles del centro de la Ciudad de México, hasta llegar  a un helipuerto en el que misteriosamente el último atleta tiene un corte y semblante (siempre de espaldas) parecido al del presidente priísta. WTF.

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