Canadá elige a Carney: los liberales ganan frente a la sombra de Trump

Mark Carney y el Partido Liberal han ganado las elecciones federales en Canadá, según proyectan medios como CBC News y CTV, que indican que han obtenido suficientes escaños para formar gobierno, aunque aún no es claro si lograrán una mayoría absoluta o deberán buscar alianzas. Con el 95% de los votos escrutados, los liberales alcanzaron el 43.4% de los sufragios frente al 41.5% del Partido Conservador de Pierre Poilievre. Esta victoria marca el cuarto mandato consecutivo para los liberales y representa un giro sorprendente en una campaña que hasta hace unas semanas pintaba para derrota.
Lo que cambió todo fue, en parte, el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca y su renovada agresividad hacia Canadá. Las amenazas de anexión, los nuevos aranceles y un discurso que sugería convertir al país en el “estado 51” provocaron un efecto de cohesión en el electorado canadiense. Ese nacionalismo avivado por la presión externa permitió a los liberales cambiar la narrativa electoral y posicionarse como los defensores de la soberanía nacional.
“¿Quién está dispuesto a defender a Canadá conmigo?”, preguntó Carney durante su discurso de victoria, rodeado de simpatizantes en Ottawa. “Estados Unidos quiere nuestra tierra, nuestros recursos, nuestra agua… pero eso nunca sucederá”. Afirmó que enfrentará los desafíos con firmeza, que mirará hacia Europa para reforzar alianzas, y que su gobierno trabajará con todas las provincias y territorios para construir un Canadá fuerte.
La jornada fue histórica no solo por el resultado, sino por la participación: más de 7.3 millones de personas votaron de manera anticipada, y 28 millones estaban convocados en total. El ánimo era palpable en todo el país, como expresó Mike Brennan, votante de Ontario: “Estoy impresionado por la seriedad de Carney. Trudeau me había hecho perder la fe, pero esto es distinto”.
Carney, tecnócrata con formación en Harvard y Oxford, y exgobernador de los bancos centrales de Canadá y del Reino Unido, no tenía experiencia política previa. Sin embargo, su perfil como experto en crisis económicas se convirtió en su mayor fortaleza durante la campaña. Su eslogan, “Canadá fuerte”, encapsuló su postura desafiante frente a Trump y su promesa de independencia económica.
Durante la campaña, Carney propuso liberalizar el comercio interno, limitar el tamaño del gobierno federal, reforzar la seguridad fronteriza y transformar a Canadá en una superpotencia energética limpia y convencional. Eliminó el impuesto sobre las emisiones de carbono impuesto por Trudeau, una señal de su pragmatismo en políticas ambientales.
En contraste, Poilievre, que comenzó la contienda con ventaja, quiso enfocar la elección como un referéndum sobre Trudeau, pero terminó arrastrado por la sombra de Trump. Aunque intentó distanciarse del presidente estadounidense en la recta final, su similitud en estilo y propuestas jugó en su contra.
Los analistas coinciden: Trump fue el protagonista involuntario de la elección. Su intervencionismo reactivó a votantes descontentos con los liberales, y forzó a los indecisos a optar por Carney como una especie de “válvula de escape”. La estrategia liberal no fue tanto enamorar al electorado, sino mostrar una barrera de contención frente a las amenazas externas.
A partir de ahora, Carney deberá lidiar con un vecino impredecible, una economía tensionada y un Parlamento donde podría necesitar de aliados menores para consolidar su agenda. Pero lo hace con el respaldo de una mayoría de ciudadanos que prefirieron defender su soberanía antes que dejarse arrastrar por discursos ajenos. Como dijo en su discurso final: “No siempre somos perfectos, pero nos esforzamos por ser buenos. Y eso nos hace fuertes”.