Adhara Pérez: La niña genio que ejemplifica el abandono a las infancias sobredotadas en México

Esta pequeña mexicana cursa dos carreras y desde el 2019 fue incluída en la lista Forbes de las mujeres más poderosas de México. Su coeficiente intelectual pudo ser medido hasta los 162 IQ, similar al de Einstein y Hawking.

Adhara Pérez sueña con ser astronauta y llegar a Marte. Diagnosticada desde los dos años con Asperger, cobró notoriedad gracias a un desempeño académico poco común, al haber concluido la primaria a los cinco años, a los seis la secundaria y a los ocho el bachillerato, para continuar su formación estudiando dos licenciaturas; una en la Universidad Tecnológica de México (UNITEC) como Ingeniera Industrial y la otra en la Universidad CNCI, en la carrera de Ingeniería en Sistemas con beca completa.

Según el testimonio de su madre, Nallely Sánchez, cuando Adhara acudía de oyente a algunas clases de la UNAM, una maestra le mostró el programa de un evento que iba a celebrarse en el Museo Universum, y Arizona era uno de los centros invitados.

La pequeña se aferró a ir, y durante una de las conferencias, le regalaron unos kits por responder correctamente la diferencia entre los agujeros de gusano y los agujeros negros. Su interés por conceptos complejos llamó la atención de los ponentes de Arizona, que le preguntaron a Nallely si podía llevar a su hija al Edificio de la Complejidad esa semana para hacerle un test de inteligencia y conocerla mejor.

“Y entonces es cuando la evalúan y se empiezan a interesar en Adhara. Me ofrecieron matricularla allí. Se tiene que presentar al examen normal, pero nos dijeron que nos pagan el vuelo y el alojamiento para ir al Campus”.

Nallely espera llevar a Adhara a EEUU en dos años y medio, es decir, cuando tenga 10 años y ya haya terminado sus dos licenciaturas. Hasta entonces, aprenderá inglés para presentarse a los exámenes en Arizona, y después, será el director de la Universidad quien decida si le ofrece algún tipo de beca.

“Para mí lo que se me hace más difícil es que ella está aferrada a que quiere ser astronauta, y que quiere irse allá, a EEUU. Y tenemos que echarle ganas a la economía para que no se frustre”, explica. “Lo que hace falta para que cumpla su sueño es tener la economía para viajar a allí”.

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El CEDAT y el abandono a las infancias sobredotadas

El Centro de Atención al Talento (CEDAT), es una división del organismo más grande de América Latina de sobredotados, que surgió para servir a una parte de la población, hoy relegada: los niños con mayor capacidad intelectual, que en incontables ocasiones sufren una discriminación educativa y social.

La propia Adhara sufrió bullyng y depresión desde muy temprana edad. Nallely cuenta que “cuando estaba escolarizada, me mandaban recados [para decirme] que se quedaba dormida. Que no le echaba ganas… Pero yo en casa veía que se sabía la tabla periódica. Desde chiquita sabía álgebra. Yo creo que se sentía aburrida”.

A su aparente desinterés en los estudios, se sumó la soledad que sufría en la escuela. Cuando las compañeras le agredieron en la casita, Adhara tenía cuatro años. Ese mismo curso escolar, una maestra le dijo a Nallely: “Usted dé gracias si la niña tiene un oficio”. Aquellas palabras se le clavaron en el alma, y hoy todavía las recuerda con tristeza. Sin embargo, no dejó que le afectaran. Estaba segura de que su hija era inteligente.

Se estima que en México hay cerca de 1.000.000 de niños sobredotados. Ninguno de ellos nace con los conocimientos aprendidos. Al igual que el resto de alumnos, deben adquirirlos. Y si en las escuelas tradicionales no diagnostican a tiempo su capacidad, o si no cuentan con un programa de atención específica para evitar el aislamiento, pueden perder su capacidad.

“Cuando hablamos de niños que no se detectan, es normal que esa alta capacidad se pierda por falta de uso. Es un efecto de atrofia neuronal”, explica el doctor Andrew Almazán. “Más del 70% de los niños que llegan con nosotros vienen ya incluso con tratamientos, como en el caso de los niños con TDH o déficit de atención, cuando en realidad, son niños que no tienen ningún problema de esos. Solamente no se adaptaron. Aquí lo que pasa es que para una escuela es mucho más fácil decir que el alumno tiene un trastorno, a realmente hacer un programa de atención especial”, añadió.

A los diagnósticos erróneos se suma la falta de un apoyo económico o lanzamiento de programas específicos por parte de las autoridades. Ante la desaparición de un programa de apoyo a infantes sobredotados, Almazán explica que “el problema fue que hubo un cambio político, un cambio de voluntades, y no se considera todavía en México una prioridad atender este tipo de casos. Es como que, si son niños más inteligentes, ¿para qué requieren apoyos si son más inteligentes? Es un mito que muchas veces no deja avanzar”.

Con información de Forbes e Investigación y Desarrollo

 

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