Libros que espantan hasta el hastío

Se inyectan Asteroides, por Emmanuel Medina // TW: @emmanuelmedina 


Agosto no da respiro: mientras en México más de 60 mil fallecidos son la narración trágica de una pandemia mal llevada en este sufrido país y en Europa agarra su segundo aire, llenando de terror a quienes pensaban que la habían librado; en las redes sociales -escribo esto un martes, antes que lo leas tú, paciente lectora, lector- se desgarran las vestiduras un senador misógino que dice que le hachearon la cuenta y nos amenaza con seguir publicando sus barbaries norteñas; mientras Lionel Messi mandó una especia de fax, para darse de baja del Barcelona y los fanáticos aúllan de tristeza.

Entonces es momento de huir.

Por diez, veinte minutos. Una hora y sumergirte en la lectura de un libro que, retratando realidades o invocándolas de  manera catártica, nos regalan paz y sustento a un verano que está siendo “gótico”, como escribí un conocido en un tuit.

Les dejo tres recomendaciones para que escapen de este mundo y se escondan en otro del que, afortunadamente, puedan salir al cerrar las páginas.


“La Tristeza del Samurai”
De Víctor del Árbol, editado en Tusquets

El escritor nacido en Barcelona en 1968, Víctor del Árbol, ex policía como se lee en la fajilla que envuelve esta portentosa novela negra, le saca sangre y lágrimas a esta profesión de narrador para desgranar una historia de muerte y venganzas, con una letal espada de samurai incluida. que recorre cuarenta años de la España del temible Francisco Franco hasta principios de los años 80.

“La Tristeza del Samurai” es un thriller que Netflix España debería estar comprando ya, para una serie que mantenga al espectador, como a mí, lector, me mantuvo, con la respiración entrecortada, por las desdichas de tres familias, unidas por el asesinato de una mujer, Isabel Mola, en la posguerra española y sus terribles consecuencias que arrastran a los personajes a una cascada de malas decisiones.

Una vertiginosa fábula que se ha convertido en uno de los pilares de la novela de género, en español, y que ha sido traducido a una docena de idiomas: con esta etiqueta, ¿de verdad necesitan más recomendación para leerla?

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“Teoría y Práctica de La Habana”
De Rubén Gallo, editado en Jus

La isla cubana siempre ha sido un polo magnético para todo tipo de contradicciones: miseria y extravagancias, a partes iguales, quizás por “la maldita circunstancia del agua por todas partes”, como escribió el poeta Virgilio Piñeiro.

Rubén Galindo, profesor de la Universidad de Princenton no quiso escapar a este deirio y pasó una temporada en La Habana, antes de la muerte de Fidel, y recrea una suerte de crónica / novela autobiográfica, con la mirada bien puesta en la “ ibertad” de vivir, escapando del control de un estado petrificado y la diversidad sexual que se vive en las noches cubanas, repletas de travestís, jineteros y turistas buscando efebos.

Magia de todo tipo, libros de viejo, vasos de leche y el sexo entre hombres que no se permiten definirse, sino que ‘cobran’ por ganar dinero, nada más, es el universo en donde Galindo encuentra emoción y pasión que son el alma que alientan esta peculiar visión de una ciudad inmortal, donde la vida no se atreve a ponerse etiquetas.

“El Bigote”
De Emmanuel Carrère, editado en Anagrama

El aclamado escritor francés, célebre por sus “novelas sin ficción”, como se describía sus obras en la revista Letras Libres, presenta en “El Bigote”, pequeña y perturbadora novela escrita en 1986 y editada para México, apenas en noviembre de 2017 a propósito de haber ganado el premio FIL en Guadalajara, una odisea oscura y delirante hacia el lado más insano del hombre común: perder lo que conoce, lo que es “familiar”.

La trama parte de una anécdota más que simple: un hombre decide un día, si razón aparente, deshacerse del bigote que ha portado durante diez años en su vida y, ese acto sencillo, casi como broma, como idea de “un cambio”, desencadena una espiral que trastoca su realidad y la desliza hacia la paranoia, el desconcierto y la locura.

En este escalofriante relato, que evade ser llamado “novela de terror”, Carrère presenta un firme vestigio de su poderosa e inquietante pluma, en una historia no apta para quien la lectura es un escape a sitios mejores.

Aquí, la desazón está asegurada.

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