Fernando del Paso ¿el más grande novelista mexicano?

¿Noticias del Imperio es un libro decepcionante, admirable pero infecundo, enorme pero alejado de ese canon de armonía y proporción, de perfección nerviosa y de movimiento perpetuo del cual no escapa la sobrevivencia de la obra literaria en el tiempo? El crítico literario Adolfo Castañón juzga con severidad la obra de Fernando del Paso

Un gran novelista es aquel escritor que ha legado a la historia de la literatura una gran novela, así de simple. Un referente inmediato de ello es Juan Rulfo, cuyo Pedro Páramo es uno de los libros fundamentales de la literatura mexicana.

Podemos decir lo mismo del recién fallecido Fernando del Paso (Ciudad de México, 1935-Guadalajara, 2018), al respecto de su novela Noticias del Imperio, una historia que recrea, imagina, explora un mosaico de personajes del siglo XIX mexicano, en especial, la emperatriz Carlota perdida en el laberinto de su delirio.

No hay duda, Del Paso es uno de los más importantes novelistas en la historia de la literatura nacional. Pero ¿Noticias del Imperio es la gran novela mexicana? Y por consiguiente ¿Fernando del Paso es el más grande novelista de México, por encima de Rulfo?

Es complicado valorar la literatura de esta manera. Ninguna novela se puede comparar a otra. Además ¿quién está facultado para decir esta novela es mejor que esta otra: los lectores, los propios escritores, los críticos literarios o todos juntos? Cada quién tendrá su propia respuesta. Lo cierto es que la suma de todas estas respuestas nos acerca a un juicio más profundo.

Si bien, los lectores han reconocido a Noticias del Imperio como una de las novelas más colosales. ¡Colosal!, es un adjetivo estupendo. En este caso, según mi lectura, el adjetivo refiere tanto a la calidad literaria de la obra, una calidad que se sostiene a través de cientos de páginas; y a la suma de estos dos factores —calidad y extensión— que dan como resultado un trabajo monumental.  Quienes no la han leído sepan que el autor logró recrear con maestría el efímero Imperio Mexicano encabezado por Maximiliano y Carlota en el siglo XIX mexicano a través de una polifonía de personajes y atmósferas.

En cuanto a cantidad de lectores, temo que la novela de Del Paso jamás podrá superar a Pedro Páramo, porque ésta es una lectura obligatoria en la educación básica en México. Lo que le otorga un gran número de lectores por año, aunque muchos de éstos —hay que decirlo— son lectores deficientes. Porque los rezagos educativos provocan que muy pocos estudiantes de secundaria estén preparados para enfrentarse a una novela como la de Rulfo. En nivel medio superior y superior el panorama mejora un poco para la novela de Del Paso. Sobre todo, en algunas universidades Noticias del Imperio es material clave en carreras como Letras Hispánicas (literatura) o Historia.

Lo indiscutible es que los lectores saben que Noticias del Imperio es la mejor novela histórica escrita en México y sobre México. Esto también lo saben los periodistas culturales, quienes siempre ponen en el primer lugar del top este título.

Por su parte, la opinión de los escritores y críticos literarios ha declarado a la novela de Del Paso como la más importante en los últimos treinta años. Lo cual no es poca cosa. Treinta años es un período de tiempo en el cientos de títulos mexicanos han sido publicados, y que la obra de Del Paso se considere como la primera entre todos, le otorga un aura muy especial. Me atrevo a asegurar que estos años pueden extenderse a medio siglo sin ningún problema.

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Este primer lugar lo recibió la novela a partir de una encuesta que realizó la revista Nexos en abril de 2007, en la cual fueron consultados alrededor de 123 escritores y críticos literarios, quienes determinaron que la novela en la cual se recrean los delirios de la emperatriz Carlota debía ir en primer lugar.

No sé si entre estos críticos literarios consultados se encontraba Adolfo Castañón, uno de los críticos más destacados de la actualidad, quien recientemente recibió el Premio Alfonso Reyes 2018, galardón que reconoce a aquellas personalidades que cuentan con una amplia trayectoria en el campo de las humanidades.

Lo que sí sé es que la opinión de este crítico sobre el libro de Fernando del Paso en particular es muy adversa.  En su libro de ensayos Nueve del treinta, un conjunto de perfiles de prosistas y escritores mexicanos nacidos durante la tercera década del siglo XX, Adolfo Castañón profundiza en la manufactura de la novela más importante en los últimos treinta años. Y la juzga con una mirada rígida.

Uno de los primeros juicios de Castañón advierte que en la literatura mexicana hay un gran defecto: “la impotencia para crear personajes”. El crítico señala que el único personaje creado por nuestras letras realmente significativo ha sido Pedro Páramo, ni más ni menos. ¿Será qué Rulfo es implacable, difícil de superar en todos los sentidos? No juzguemos mal, no se trata de menospreciar la obra de Del Paso, que es magnífica. Simplemente, es un ejercicio de discusión. Un gran novelista debe compararse con otros grandes, y Fernando Del Paso, desde mi entendimiento, está a la altura de los más grandes.

Para afirmar este argumento, cito a Héctor Aguilar Camín:

“Hay los escritores que hacen catedrales, como  Proust  o Joyce, autores que pasan la vida escribiendo un libro o dos, o siete, como Proust,  que en el fondo son el mismo libro enorme, inextinguible, en algún sentido inabarcable.

Fernando del Paso es un autor que escribió tres catedrales en su larga vida de escritor. Tres catedrales distintas, cada una única en su género, cada una suficiente para agotar la vida  y las energías de cualquier escritor catedralicio: José  Trigo en 1966, Palinuro de México en 1977, Noticias del Imperio en 1987.”

Castañón hace otro juicio severo. Para el crítico, narrador y poeta la mayoría de las novelas de corte histórico en Hispanoamérica padecen de la exageración lírica de autores que son historiadores no académicos. Esta euforia a la hora de escribir, según Castañón, ha creado una “arraigada creencia en la irracionalidad de la historia”, lo cual “tiende un puente que va del caos a la demencia y de la demencia a la poesía”.

Esto provoca que la historia sea recreada “más bien según los modos subjuntivos y afectivos del pasado inventado por una apremiante necesidad emocional”, expresa el crítico nacido en 1952. De tal manera, Noticias del Imperio no escapa de estos razonamientos que señala Castañón, quien sí acepta que se trata de una obra colosal pero por “bárbara”, por exagerada, dueña de una “opulencia churrigeresca de su industriosa prosa”.

Mientras que otros escritores elogian los maravillosos monólogos de Carlota, para Adolfo Castañón, estos monólogos son la prueba fehaciente de la impenetrabilidad.

El crítico mexicano concluye sus juicios con una afirmación dolorosa:

“En ese sentido Noticias del Imperio es un libro decepcionante, admirable pero infecundo, enorme pero alejado de ese canon de armonía y proporción, de perfección nerviosa y de movimiento perpetuo del cual no escapa la sobrevivencia de la obra literaria en el tiempo”.


El problema, remata Castañón, es que los autores nacionales siguen construyendo novelas con la obsesión del vacío —como los mexicanos culturalmente tememos al vacío y a la nada—, “Noticias del Imperio responde a esta obsesión con una exuberancia vacua y un nihilismo profundo”. Auch, esta verdad duele, y Castañón lo sabe:

“A pesar de todo, nos lastima que no sea una obra espiritualmente necesaria”.

Por supuesto, yo tengo una opinión distinta a la de Adolfo Castañón.


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