Sabrina Usach #VocesVioletas

#VocesVioletas es un espacio semanal dedicado a compartir poesía escrita por mujeres de México y Latinoamérica.

Sabrina Usach (Mendoza, Argentina, 1985). Profesora de Lengua y Literatura. Especialista en Escritura y Literatura (Ministerio de Educación de la Nación Argentina). Poeta, narradora y ensayista.

En el 2013, participó en calidad de becaria en el Taller de Capacitación en Poesía dependiente del Fondo Nacional de las Artes de la República Argentina dictado por la escritora Tamara Kamenszain. En 2014, formó parte de La Juntada- VI Festival de Poesía Joven Argentina organizado por la Asociación de Poetas Argentinos en la Ciudad de Buenos Aires. En 2015, asistió como invitada al IV Festival Internacional de Poesía de la Ciudad de México y al XI Festival Latinoamericano de Poesía “Tinta nueva”, también en la Ciudad de México.

En el 2018 asistió como Poeta y Conferencista en la XXVII Feria Internacional del Libro de la Provincia de Las Tunas- Cuba. Sus obras poéticas son “Versos para beber hasta” (2012- Minerva Ediciones) y “Muecas de una voz pájara” (2015- Baldíos en la Lengua Editorial). Entre sus ensayos, se pueden mencionar “La metafísica en Las ruinas circulares de J.L. Borges y la pintura de Giorgio de Chirico” (2010) y “Particularidades del Neobarroco en Tamara Kamenszain” (2013). Sus trabajos han sido publicados en diversas antologías y revistas culturales de Latinoamérica.

A continuación presentamos una breve selección de su obra poética:


el monstruo me ha profanado de la boca estas palabras que no quería decir

al sur una bandada de cuervos desprotegió tu nombre

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_____

y desnudo de muerte con la garganta muda abrazaste qué grito

si hasta el silencio arañó página a página tu memoria de cóndor

tu paso de vuelo tu aliado de aire tu brazo de batalla

han construido un osario de mentiras con el resto de tu aliento

sin dejarnos siquiera un rastro del secreto entre tu palma y la raíz del sauce

cierto mensaje de tus ojos calmos desmayando el agua que murió a tu lado

los guerreros salimos de las cuevas a soñar tu vida de brujo a quererte

tatuado en la pezuña felina que recorre la mapu que abarca las sierras

que busca tu rostro en algún alma anarquista pero los carniceros del miedo

mutilaron los cielos que articulaban tu queja y no hay tormenta que limpie

la huella del odio con que salpican su propia sangre de botas y de bestias

te aparecieron estos magos ebrios y qué valiente pronunció ante tu madre


que eran tus manos las tiesas aferradas a las piedras qué sintió cuando supo

que fue la noche con su aullido de loba la que acunó tu ida de pájaro o de hijo

 



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Escuelas del Delta del Paraná

 

hay ecos de niños libres que se confunden con el de la fauna de las islas

se escuchan sus pasos que hacen crujir la hierba o se hunden en algún charco

las risas se escurren en la inocencia con que sueñan

con qué coraje la madre o el padre le dicen

la verdad a sus hijos han cerrado la escuela

quién entiende el futuro adónde

la comunidad proyectará su destino

cómo hacer con los caminos truncos

con el hacha que corta de cuajo la esperanza

desde algún lugar centellea un murmullo

de personas que se reúnen y dan pelea

llega lánguidamente un mensaje claro

como el correr liviano del canal

parece que se escribe y se pronuncia

hasta en las ciénagas se alza la voz

golpea como un oleaje en las asambleas

como si fuera capaz de ahogar la saña

que disparan del otro lado los imberbes del terror

como si con la ternura de un grito victorioso

el brazo de la maestra pudiera

calmar el suspiro en los hombros de un pueblo


guachas

 

me estás mirando ha dicho

la voz del daguerrotipo

quién habla si no es un espejo

—esa voz viene de años—

encontré la imagen

en un cajón de madera

y cuando la toco dice

me estás mirando no sé

de quién es esa voz de mujer

pero creo escucharla desde

algún pueblo abandonado para venir:

la siento llorar en un barco

hacinada entre hombres y paquetes

veo que se acerca al campo

a trabajar la tierra a ser sirvienta

siento que avanza parturienta

parto tras parto: me llegan los gritos

de los hombres que parió

susurra perdones

viaja a la ciudad

alguien le dio poder:

ahora vota y elige

estudia y enseña

se rebela se divorcia

teje: me cuenta su historia

me acuesto a su lado duermo

me estás mirando

vuelve a decir y despierto

los ojos o la voz que tengo

en las manos se silencian:

me miro al espejo

miro la foto en sepia

tengo sus ojos

tengo su sexo y su voz

 


imagen inmóvil de lo eterno

 

el álbum que toco a esta altura es

un resumidero de ojos y los ojos

mudas cadencias de estaciones olibles

por eso puedo sacar una rebanada de vida

y encontrarme criatura con una ronda de manos

espiando la bandeja de sopaipillas

la panza de mi madre enharinada

sería un sábado lento y hambruno

alguno de esos invernales cuando estábamos

los nueve guachos pero con ella

lidiando con su estómago mártir

y también con los dedos intrépidos

que acababan de gastar la miliúnica

foto del rollo sin intuir que la estampa

se escurriría en una lengua animalita

un tacto llorón una visión tardía

 


concepto de sopa

 

la sopa que la lengua tibiamente

se traga es la casona renegrida de años

son los restos de apio papa cebolla

y zanahoria disecados en las orillas

de azulejos zócalos tenedores

o esos platos de porcelana

con dibujos perfectos

son los centavos juntados con suerte

es el fiado el después se lo pago

es la olla gigante revuelta con ansias

con amor con ganas es esperar

el llamado a la mesa y dejar la payana

es lavarse las manos

el cuidado con el cólera

es mirar a la hermana

y seguir jugando

es agradecer

saborear la verdura

sacar la hilacha de apio

porque no me gusta

es meter la cuchara

en el medio de la vida y saber

que ese vapor dulzón

que me calienta la ñata

se va se diluye

en formas raras

y no vuelve

 

 

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