Dilma no se va… todavía

La crisis económica, su falta de popularidad y las acusaciones de corrupción en su gobierno han puesto a la presidenta brasileña Dilma Rousseff en la borda.

El Congreso de Brasil comenzó este domingo la votación para aprobar o rechazar un impeachmeant, una figura legal que permite procesar a una persona con un alto cargo público.

Dilma ha sido acusada por violar las leyes fiscales, y mal uso del presupuesto de los bancos estatales.

En el congreso brasileño, donde conviven casi 30 partidos diferentes, se necesitaban 342 votos (dos tercios) de los 513 legisladores. Número que se alcanzó a las 21:09 en un ambiente muy tenso en el que miembros de los partidos afines a Dilma cantaban tratando de retrasar el voto de Bruno Araújo, quien otorgó el último voto.  La oposición también celebró la mayoría alcanzada con Araújo.

El siguiente paso es que se vote en el Senado, de ser aprobado, entonces será sometida a un juicio político que implica su separación transitoria del cargo. La sustituiría su vicepresidente, Michel Temer, quien podría gobernar hasta el fin del mandato en 2018 si los propios senadores declaran a Rousseff culpable en un plazo de 180 días.

La presidenta brasileña ha insistido en su inocencia y en diciembre de 2015, cuando el Congreso aceptó la petición para llevar a cabo la votación, declaró:

“Mi pasado y mi presente atestiguan mi incuestionable compromiso con las leyes y la cosa pública”

Mientras la sesión se realizaba en la sede del Congreso, en Brasilia, miles de personas se manifestaban en las calles de las principales ciudades del país -incluida la capital- a favor y en contra de Rousseff.

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Con información de La Nación, El País y El Observador.

 

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