Visa suspende operaciones internacionales de CIBanco por acusaciones de narcolavado

No es la primera vez que una tarjeta deja de funcionar en el extranjero y que el usuario le echa la culpa al banco. Pero esta vez no fue un error de sistema ni una falla temporal: Visa decidió desconectar, sin previo aviso, las transacciones internacionales de todas las tarjetas de CIBanco. La razón, sin eufemismos: presunto lavado de dinero para cárteles mexicanos, una acusación lanzada directamente desde el Departamento del Tesoro de Estados Unidos.

Según los reportes retomados por medios como Animal Político y El Economista, la medida afecta particularmente a las tarjetas CICash Multicurrency y fue comunicada abruptamente el domingo 29 de junio a las 20:00 h, ratificada al día siguiente y aplicada sin más dilación a partir de las 14:00 h del lunes 30. Para CIBanco, esta decisión vulnera el plazo de 21 días que FinCEN (la Red de Control de Delitos Financieros) había fijado para que las instituciones estadounidenses cortaran relaciones con las entidades sancionadas. Visa, sin embargo, actuó con contundencia.

La acusación es grave: el Tesoro estadounidense señala a CIBanco, junto con Intercam y Vector Casa de Bolsa, como facilitadores financieros del Cártel de los Beltrán Leyva, el CJNG y el Cártel del Golfo, involucrados en operaciones para lavar millones de dólares y financiar la compra de precursores químicos para producir fentanilo. Según las autoridades estadounidenses, estas instituciones participaron en transacciones que suman al menos 2.1 millones de dólares entre 2021 y 2024. Las acusaciones se realizan en el marco de la nueva Ley de Sanciones contra el Fentanilo y la Ley FEND Off Fentanyl.

La reacción mexicana no tardó. La Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) decretó la intervención gerencial temporal de las tres instituciones, bajo el argumento de proteger los intereses de clientes y acreedores. Según Edgar Amador, secretario de Hacienda, se trató de una acción preventiva frente a problemas en líneas de financiamiento. A pesar de ello, subrayó que estas entidades no representan ni el 1 % del sistema bancario mexicano, lo que buscaría calmar a un sector nervioso.

Las calificadoras tampoco pasaron por alto la situación. Fitch recortó la nota de CIBanco, mientras que Standard & Poor’s directamente rescindió su contrato con la institución tras degradar su calificación a grado especulativo. Esto representa un golpe simbólico y técnico, pues deja al banco fuera del radar de inversión institucional.

En su defensa, CIBanco calificó de unilateral la decisión de Visa, insistiendo en que los fondos de los usuarios están asegurados y podrán ser reembolsados en la moneda original (si está disponible) o en pesos. También se desmarcó de cualquier responsabilidad, reiterando que no se les ha presentado evidencia clara de las acusaciones.

La presidenta Claudia Sheinbaum respaldó el manejo institucional de la situación y defendió la intervención. Si bien negó haber recibido información adicional del Tesoro, destacó que hay una coordinación constante entre su gobierno, la CNBV, Hacienda y Banxico. En su discurso, volvió a enfatizar que, si existen pruebas, se actuará, pero si no, no se puede condenar sin sustento.

En este tablero geopolítico-financiero, el caso CIBanco es una advertencia de cómo las tensiones entre Estados Unidos y México en la lucha contra el narcotráfico ahora también se juegan en los circuitos de pago. Un recordatorio incómodo de que la guerra contra el fentanilo no se libra solo en la frontera o en las calles, sino también en los sistemas bancarios y las decisiones corporativas.

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