México enfrenta brote de sarampión con foco en migrantes y zonas agrícolas de Chihuahua

México enfrenta el brote de sarampión más significativo de los últimos años, con 2,942 casos registrados hasta el 30 de junio, de los cuales más del 95 % se concentran en Chihuahua. Esta cifra —confirmada por el secretario de Salud, David Kershenobich Stalnikowitz— ha encendido las alarmas no sólo por su magnitud, sino por la concentración geográfica y el perfil de las personas afectadas: trabajadores migrantes que descienden de la sierra hacia los campos menonitas, según puntualizó el funcionario en conferencia desde Palacio Nacional.

Si bien el brote ha sido calificado como “contenido”, su persistencia y origen externo —un genotipo identificado como proveniente de Texas y Canadá— obligaron al Gobierno federal a ajustar su estrategia de salud pública. Uno de los cambios clave es la ampliación del rango de edad para la vacunación, que ahora incluye a personas de hasta 49 años. Esta decisión busca cerrar brechas de inmunidad en sectores adultos que, por condiciones laborales, geográficas o socioeconómicas, no han recibido refuerzos vacunales recientes.

Actualmente, las 32 entidades del país cuentan con 4.5 millones de dosis de la vacuna triple viral (SRP) y 1.4 millones de la doble viral (SR). Según Kershenobich, no hay escasez de biológicos, pero sí una necesidad urgente de mejorar las coberturas en poblaciones clave. En particular, se hará énfasis en inmunizar a trabajadores agrícolas migrantes que operan en zonas de difícil acceso y con limitada infraestructura médica.

Las cifras también revelan casos dispersos en otras 17 entidades, aunque en proporciones marginales frente al epicentro chihuahuense. Sonora, por ejemplo, ha reportado 79 contagios; Zacatecas, 21; y Durango, 18. Otros estados como Guanajuato, Querétaro o San Luis Potosí han presentado apenas uno o dos casos.

Para fortalecer la respuesta institucional, este martes se realizó una reunión nacional en Chihuahua con los titulares de Salud de las 32 entidades, acompañados por la Organización Panamericana de la Salud (OPS). El objetivo: revisar el comportamiento epidemiológico del virus, evaluar la efectividad de los métodos de laboratorio y coordinar estrategias intergubernamentales. Se trata de un ejercicio de diagnóstico y ajuste táctico, no sólo para contener el brote actual, sino también para prevenir la reintroducción del sarampión en el país, tras más de una década en la que se consideró eliminado.

El brote también expone tensiones estructurales que van más allá del ámbito sanitario. La vulnerabilidad de los trabajadores migrantes —muchos de ellos en condiciones precarias y sin acceso pleno a servicios de salud— vuelve a aparecer como una grieta constante en la cobertura epidemiológica del país. La detección de contagios en campos menonitas, espacios de contacto laboral entre comunidades cerradas y jornaleros temporales, suma un componente sociocultural al problema de salud pública.

Finalmente, el secretario Kershenobich ha llamado a los medios de comunicación y a la población general a difundir el mensaje de vacunación activa, especialmente para niñas, niños y adultos jóvenes. Aunque la tasa de incidencia ha disminuido de 69.4 a 2.21 casos por cada 100 mil personas, la experiencia acumulada por brotes previos en otros países obliga a no bajar la guardia. En otras palabras: el virus viaja más rápido que la negligencia política, y más silencioso que el escepticismo médico.

_____

_____

Previo

Satélite muerto resucita: Relay 2 sorprende tras 58 años con poderosa señal de radio desde el espacio

Siguiente

Trump amenaza a Elon Musk con deportación y retiro de subsidios por oponerse a reforma fiscal