Día del Niño con mochila emocional: salud mental infantil y la urgencia de dejar de invisibilizarla

En el imaginario colectivo, el Día del Niño en México se celebra con festivales escolares, dulces y juegos. Sin embargo, para muchos menores, esta fecha transcurre en silencio, marcada por la ansiedad, la depresión y otros trastornos mentales que afectan su bienestar. La salud mental infantil, a menudo relegada, requiere atención urgente para garantizar el desarrollo integral de las nuevas generaciones.

Un panorama preocupante

Según datos del Sistema de Salud de México, en 2024 se atendieron a 303,356 personas por condiciones de salud mental, siendo la ansiedad (52.8%) y la depresión (25.1%) las más prevalentes. Aunque estas cifras incluyen a adultos, reflejan una tendencia que también afecta a niños y adolescentes.

Estudios recientes indican que al menos el 12.1% de los menores de entre 10 y 19 años enfrenta algún trastorno mental, como depresión, ansiedad, trastornos de conducta o del espectro autista . Esta situación se ha agravado por factores como la pandemia de COVID-19, que incrementó los casos de depresión, trastornos alimentarios y ansiedad en la población infantil .

La brecha en la atención

A pesar de la creciente necesidad, existe una significativa brecha en la atención de la salud mental infantil. Muchos niños y adolescentes que requieren servicios especializados no los reciben, debido a la falta de recursos, estigmatización y escasa capacitación del personal de salud .

Esta brecha se ve reflejada en la limitada disponibilidad de programas de prevención y tratamiento adaptados a las necesidades de los menores. Además, la falta de inversión en salud mental infantil contribuye a la invisibilización de estos problemas, perpetuando un ciclo de desatención y deterioro del bienestar emocional de los niños.

Consecuencias a largo plazo

La falta de atención adecuada a la salud mental en la infancia puede tener repercusiones duraderas. Los trastornos mentales no tratados en niños y adolescentes aumentan el riesgo de fracaso escolar, aislamiento social y desarrollo de otras patologías en la adultez .

Además, la estigmatización y la falta de comprensión sobre la salud mental infantil dificultan que los menores y sus familias busquen ayuda, perpetuando el sufrimiento y limitando las oportunidades de intervención temprana.

Hacia una atención integral

Es fundamental implementar políticas públicas que prioricen la salud mental infantil, garantizando el acceso a servicios de calidad y adaptados a las necesidades de los menores. Esto incluye la capacitación de profesionales de la salud, la creación de programas de prevención en escuelas y comunidades, y la promoción de campañas de sensibilización para reducir el estigma asociado a los trastornos mentales.

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Asimismo, es esencial involucrar a las familias y cuidadores en el proceso de atención, brindándoles herramientas y apoyo para identificar y abordar los problemas de salud mental en sus hijos. La colaboración entre instituciones gubernamentales, organizaciones de la sociedad civil y comunidades es clave para construir un entorno que favorezca el bienestar emocional de los niños y adolescentes.

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