Trump y el oro del siglo XXI: ¿qué hay detrás del acuerdo de tierras raras en Ucrania?

Mientras los tanques y drones dominan el frente de batalla en Ucrania, otra guerra se libra bajo tierra. No es por territorios, sino por los minerales que definirán el futuro de la tecnología y la energía global. Se trata de las tierras raras, un conjunto de 17 elementos químicos esenciales para la fabricación de dispositivos electrónicos, baterías y sistemas de defensa avanzada. Con China controlando el 60 % de la producción mundial, Occidente ha comenzado una carrera por diversificar sus fuentes de abastecimiento. Y en esta competencia, Ucrania ha emergido como un actor clave.
En este escenario, el expresidente Donald Trump ha presionado para que Estados Unidos acceda a estos recursos, justificándolo como una compensación por la ayuda militar y financiera brindada a Kiev. “Les dije que quiero el equivalente a 500.000 millones de dólares en tierras raras y ellos han accedido”, declaró Trump, dejando entrever la importancia estratégica de estos elementos para su visión geopolítica y económica.
Las tierras raras: el oro del siglo XXI
Lejos de ser una novedad, las tierras raras han sido catalogadas por expertos como las “vitaminas de la industria”. Sin ellas, no existirían los imanes de alta potencia que hacen funcionar turbinas eólicas, motores eléctricos y equipos de resonancia magnética. También son fundamentales para la producción de pantallas, semiconductores y sistemas de defensa avanzados. En otras palabras, dominarlas equivale a controlar el futuro tecnológico.
Sin embargo, la extracción y procesamiento de estos minerales no es sencilla. A pesar de que están distribuidos globalmente, encontrarlos en concentraciones económicamente viables es raro. China ha logrado mantener su dominio en el mercado, no solo por su riqueza en yacimientos, sino también porque ha perfeccionado sus técnicas de refinamiento, consolidando una posición casi monopólica.
Ucrania: un tesoro escondido bajo el conflicto
Ucrania no solo es un campo de batalla en términos militares, sino también en el ámbito de los recursos estratégicos. Un informe del Foro Económico Mundial destacó que el país tiene más de 20.000 yacimientos minerales de 117 tipos diferentes. De estos, 3.055 estaban en explotación antes de la invasión rusa en 2022.
Entre estos recursos destacan el litio, el cobalto, el grafito y el manganeso, todos esenciales para la transición energética y la fabricación de baterías. Según la ONU, Ucrania alberga aproximadamente el 5 % de las materias primas críticas del mundo, lo que lo convierte en un actor clave en la geopolítica de los recursos estratégicos.
No obstante, muchos de estos yacimientos están en regiones en disputa, como Donetsk, Lugansk y Zaporiyia. Algunos de los depósitos más codiciados, como el de Shevchenko, se encuentran a tan solo 10 kilómetros de la línea de combate, lo que los convierte en un premio codiciado tanto por Kiev como por Moscú.
Trump y el acuerdo que sacude la geopolítica
La propuesta de Trump de acceder a estos minerales no ha pasado desapercibida en la comunidad internacional. Mientras que algunos lo ven como un acuerdo estratégico, otros lo consideran una maniobra oportunista. El canciller alemán Olaf Scholz calificó la medida de “egoísta”, argumentando que estos recursos deberían destinarse a la reconstrucción de Ucrania y no a satisfacer los intereses de Washington.
Por otro lado, Rusia no ha ocultado su descontento. Moscú entiende que, si Ucrania se convierte en un proveedor clave para Occidente, su influencia en la región podría disminuir. No es casualidad que el Kremlin haya intentado reforzar su control sobre los territorios donde se encuentran estos recursos. De hecho, en tiempos de la Unión Soviética, Stalin promovió la colonización rusa de Donetsk y Lugansk con el objetivo de asegurar su dominio sobre estas zonas estratégicas.
El dilema de Ucrania: recursos a cambio de apoyo
Zelensky se enfrenta a un dilema. Por un lado, necesita garantizar el apoyo de EE.UU. en la guerra contra Rusia. Por otro, ceder sus tierras raras podría comprometer el futuro económico de su país. Aunque inicialmente rechazó la propuesta de Trump argumentando que “no se puede vender un Estado”, las circunstancias lo han obligado a reconsiderar su postura.
El acuerdo con EE.UU. contempla la creación de un fondo conjunto que administrará los ingresos de la explotación de estos recursos. Sin embargo, aún no está claro si esto será suficiente para garantizar la seguridad a largo plazo de Ucrania o si simplemente representará una cesión más de su soberanía económica.
El futuro de las tierras raras y el nuevo orden mundial
La creciente demanda de estos minerales ha encendido las alarmas en la comunidad internacional. De acuerdo con la Agencia Internacional de Energía, para 2030 será necesario abrir al menos 50 nuevas minas de litio, 60 de níquel y 17 de cobalto para satisfacer la demanda global.
Mientras tanto, Europa intenta reducir su dependencia de China, explorando nuevas fuentes de abastecimiento. En España, por ejemplo, se ha señalado que el país posee el 10 % de las reservas mundiales de tungsteno. Sin embargo, hasta ahora, la falta de visión estratégica ha llevado a que estos minerales sean exportados y posteriormente importados en forma de productos manufacturados.
En este contexto, Ucrania se encuentra en el centro de una disputa que va más allá de su guerra con Rusia. Su riqueza mineral podría definir el futuro de la industria tecnológica y la geopolítica global en las próximas décadas. Y aunque el acuerdo con EE.UU. parece una jugada estratégica para garantizar apoyo en el corto plazo, la verdadera pregunta es quién tendrá el control de estos recursos cuando la guerra termine.
¿Será Ucrania un actor soberano en la economía de las tierras raras o simplemente un proveedor más en una cadena dominada por potencias extranjeras?
El tiempo y la política internacional tendrán la última palabra.