Trump cede: México esquiva los aranceles (por ahora) gracias al T-MEC

La política comercial de Donald Trump se ha convertido en un espectáculo de suspenso con episodios que podrían rivalizar con cualquier serie de drama político. En el último capítulo, el presidente de Estados Unidos decidió dar un giro inesperado: después de semanas de amenazas y medidas proteccionistas, anunció que México no tendrá que pagar los aranceles del 25% que él mismo impuso hace apenas unos días. Eso sí, con una vigencia que expira el 2 de abril, fecha en la que podrían volver a la mesa si los avances en materia de migración y fentanilo no son de su agrado.
Un mes de gracia (o de presión política)
Todo comenzó cuando la administración de Trump implementó una serie de aranceles a México y Canadá, argumentando que estos países no estaban haciendo lo suficiente para frenar el flujo de migrantes y drogas hacia Estados Unidos. La justificación era, cuanto menos, curiosa: un problema de seguridad fronteriza tratado con medidas comerciales. En respuesta, la presión de los sectores industriales estadounidenses no se hizo esperar, sobre todo en el sector automotriz, donde fabricantes como Ford, General Motors y Stellantis hicieron sonar las alarmas por el impacto que los aranceles tendrían en sus cadenas de suministro.
Para calmar los ánimos, la Casa Blanca anunció una exención temporal para la importación de automóviles, pero dejó en el aire la posibilidad de ampliar la medida a otros sectores. Mientras tanto, en Canadá, el primer ministro Justin Trudeau intentó negociar un trato similar, aunque sin mucho éxito inicial: según Trump, Canadá no había hecho “lo suficiente”. ¿El criterio? Un misterio que solo Trump y su círculo cercano parecen comprender.
Una llamada que cambió todo
El desenlace de este episodio se produjo cuando la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, sostuvo una llamada con Trump. En una maniobra política digna de una partida de ajedrez, el presidente estadounidense anunció en su red Truth Social que, “por respeto” a la mandataria mexicana, había decidido suspender los aranceles a todos los productos que cumplan con el T-MEC. Una generosidad que, claro, tiene fecha de caducidad: el 2 de abril, cuando Trump decidirá si México ha hecho “lo suficiente” para frenar el tráfico de fentanilo y la migración.
Por supuesto, este acuerdo “temporal” llega en un momento clave: con un mercado de valores inestable y la presión de la industria manufacturera estadounidense, la estrategia de imponer aranceles parece haber perdido brillo. Aunque la Casa Blanca insiste en que las decisiones de Trump no están influenciadas por la bolsa de valores, el nerviosismo de los inversores podría haber sido un factor determinante en la reconsideración de la medida.
¿Y después del 2 de abril?
Aunque por ahora México puede respirar con alivio, la incertidumbre sigue siendo la constante. La postura de Trump es clara: si considera que no hay avances en los temas que le preocupan, los aranceles podrían volver con fuerza.
Por su parte, Sheinbaum, quien optó por la prudencia ante la situación, ha dejado entrever que podría anunciar nuevas estrategias el domingo en un mitin en el Zócalo. Mientras tanto, Canadá sigue esperando una señal positiva, y los mercados financieros intentan descifrar el próximo movimiento de Trump.
Lo cierto es que la política comercial de Estados Unidos parece haber adoptado el estilo de una telenovela: amenazas, suspenso, giros inesperados y finales abiertos que dejan a todos esperando el siguiente episodio. ¿Seguirá Trump jugando con los aranceles como una herramienta de presión política? ¿Responderá Canadá con medidas recíprocas? ¿Será este el último round o apenas el comienzo de un nuevo capítulo?
El 2 de abril tendremos respuestas. O, al menos, una nueva temporada de este drama comercial.