COP25: El discurso de Greta y la lucha geopolítica por la crisis climática
Greta Thunberg ha vuelto a lanzar un discurso potente en el marco de la reciente Cumbre Climática realizada en Madrid. Consciente de que la mayor parte de las personas no recuerdan los hechos, sino que se enfocan en las partes emotivas de sus anteriores mensajes, sus palabras han sido más moderadas y no han dejado espacio a los sentimientos, sino que se han basado en los hechos proporcionados por la comunidad científica y que recaen en la toma de decisiones.
La emblemática activista ha querido recordar a las personas su verdadero mensaje y ha hecho mención al capítulo 2 de la página 108 del informe SR1.5 del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC). “Si tenemos 67 % de oportunidades para limitar el aumento de la temperatura a 1,5 ºC, nos quedan 420 de gigatoneladas de CO2 para emitir en nuestro presupuesto de carbono a fecha del 1 de enero de 2018”.
En la actualidad, esa cifra es aún menor porque emitimos 42 gigatoneladas de CO2 cada año. “Con nuestros niveles de emisiones, el presupuesto de carbono restante se habrá esfumado en unos ocho años”, ha manifestado la joven, quien ha recordado que estas cifras no son opiniones o puntos de vista políticos. “Esta es la mejor ciencia actual disponible”.
La activista ha recordado que estos números son globales, y que no hacen referencia al aspecto de equidad, tan importante para que funcione el Acuerdo de París a escala mundial.
“Muchos modelos asumen que las futuras generaciones serán capaces de absorber cientos de miles de millones de CO2 del aire con tecnologías que no existen a esta escala, y posiblemente nunca lo harán”, ha recordado pidiendo una acción efectiva y real.
Greta Thunberg ha insistido en que su mensaje es este: “Cada fracción de grado importa”. “Díganme, ¿cómo pueden reaccionar a estas cifras sin sentir al menos algún nivel de pánico? ¿Cómo responden al hecho de que básicamente nada se está haciendo sin sentir algo de indignación? ¿Y cómo comunicáis esto sin parecer alarmistas?”.
¿Por qué es tan importante quedarse por debajo de los 1,5 ºC? “Porque incluso con 1 ºC la gente ya está muriendo por la crisis climática, porque es lo que la ciencia pide para evitar desestabilizar el clima”.- Greta Thunberg
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La lucha por los mercados de carbono
El llamado de Greta, quizá la voz más representativa de las organizaciones civiles que se dan cita en la COP25, choca con lo que sucede en la cumbre, donde se confrotan sobre todo los intereses de los países dominadores, como la Unión Europea que pide acelerar los acuerdos de París, y las posibilidades de acción de los países dominados, quienes insisten en adoptar medidas más agresivas para frenar la producción de CO2 hasta el 2023.
Además de la tensión entre estos dos grupos de países, otra de las cuestiones más delicadas es el referente a los mecanismos de regulación de los mercados de carbono (artículo 6 del acuerdo). Este punto permite garantizar la integridad ambiental y evitar las dobles contabilidades en países como China, India o Brasil, que pretende usar créditos de carbono antiguos y que se los reconozcan.
“Muchos países quieren mercados de carbono como instrumento para ayudar a descarbonizar sectores y no como una máquina de hacer dinero. Para que sea así tiene que ser con integridad ambiental y evitar la doble contabilidad. No se pueden pasar créditos del mecanismo anterior (Kioto) al nuevo (París). Desde el punto de vista económico muchos países vamos a quedarnos fuera de eso, sería colapsar el sistema y desde un punto de vista ambiental no estamos haciendo reducciones nuevas, que es lo que necesitamos”, ha subrayado Andrea Meza, directora del Cambio Climático del Ministerio de Ambiente y Energía de Costa Rica.
Las decisiones domésticas de algunos países no siempre son compatibles con el clima porque están recuperando sus planes de carbón. Esa voluntad de arrastrar la acción climática es vista por los países más pequeños e insulares con desesperación.
“Estas grandes y medianas economías tiran por tierra los esfuerzos que podamos estar haciendo todos los demás para reducir nuestras emisiones. El peso que tienen las emisiones globales es sumamente importante”, ha recalcado Ribera.
Aunque esta parte de las negociaciones no se vea por ahora con optimismo, no está todo perdido. “Es mejor seguir trabajando y no dejar un mal acuerdo que adoptar algo por la simple formalidad de adoptarlo y que no sea lo suficientemente robusto, que no esté alineado con los aspectos de integridad ambiental, que evite la doble contabilidad, etc.”, ha apuntado Meza, para quien hay suficientes elementos del Acuerdo de París para impulsar la acción climática.
Los otros cuellos de botella de la cumbre
Otro de los puntos más frágiles de las negociaciones son los relativos a pérdidas y daños, que hace referencia a la capacidad de los países a ser más resilientes a la emergencia climática. Los efectos serán cada vez trasnacionales y sobrepasarán las fronteras, pero esa capacidad para construir la adaptación tiene un límite y es difícil invertir en ella cuando países enteros quedan devastados por los impactos de la crisis climática.
“Hay pérdidas a las que es difícil hacer frente. El sistema ya no es suficiente”, han dicho fuentes de la negociación, quienes consideran que este tema es dramático desde el punto de vista humano. Para ello, es fundamental reforzar la financiación.
¿Simulación o ingenuidad?
Pero con todo y los grandes discursos, los elevados gastos para organizar la cumbre y los acuerdos firmados por las empresas y países responsables de la situación actual. Lo más absurdo de esfuerzos como la COP25, es que se pretenda resolver un problema inherente al sistema de producción capitalista, creando mecanismos para compensar fuentes de carbono sin dinamitar el principio de consumo desmedido de las sociedades modernas.
La regionalización en las negociaciones no considera que la mayor producción de gases de efecto invernadero es responsabilidad de empresas trasnacionales que tiene su sede en los países con mayor producto interno bruto pero que operan en los países mal llamados en desarrollo. La lógica de la dominación sigue y seguirá siendo el problema. Por eso es que mientras las respuestas efectivas a la crisis climática las encontramos en la lucha cotidiana de los pueblos, encuentros como la COP25 están destinados al fracaso y terminan siendo mera propaganda para favorecer a empresas ecocidas y/o declaración de buenas intenciones frente a un escenario que sólo puede frenarse con una urgente transición a sistemas de desaceleración económica y políticas de decrecimiento.
Con información de la COP25 y Agencia SINC | Comentarios del Colectivo Alterius.
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[…] están por la labor: la COP25 celebrada en diciembre en Madrid es la última manifestación de este fracaso colectivo. En cualquier caso, la progresión imparable de las concentraciones de CO2, que ya ha traído […]