Siete cosas que puedes hacer para salvar a la Naturaleza

LA MAGNITUD DE LA CRISIS

Amina Mohamed, que intervino en la Cumbre One Planet y en la reunión de alto nivel de la Asamblea General sobre el Medio Ambiente, donde se encontraban distintos jefes de Estado y de Gobierno, expuso la gravedad de la situación que afronta La Tierra debido a las actividades del ser humano.

Recordó que el 2018 fue el cuarto año más cálido registrado y uno en el que se batieron lamentables marcas: “Ni una sola región del mundo se salvó de los efectos de la alteración del clima, desde los super tifones en Filipinas y el sur de China hasta las sequías extremas en Argentina y Ciudad del Cabo, en Sudáfrica”.

“Estamos ante un punto de inflexión para nuestro planeta”, declaró antes de indicar que el foco de la Asamblea General sobre el Medio Ambiente se centra en buscar soluciones innovadoras para los tres retos ambientales más acuciantes: el consumo insostenible, la pérdida de biodiversidad y el impacto del cambio climático.

La vicesecretaria general, Amina Mohammed, se dirige a la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente en Nairobi, en Kenya | Fuente: ONU

Al respecto, el nuevo informe sobre el Estado del Medio Ambiente que la ONU ha presentado hoy en Nairobi (Kenia) durante la Cuarta Asamblea del PNUMA [el Programa de Medio Ambiente de Naciones Unidas] advierte, entre otras cosas, que el deshielo del Polo Norte “devastará” esa región de África y su efecto también se notará en el resto del planeta, porque la temperatura media del Ártico sufrirá un aumento de entre 3 y 5 grados centígrados en los próximos 30 años, es decir, de aquí al año 2050.

Los pueblos originarios son la clave para la restauración ecológica

Este informe revela que el deshielo podría despertar al “gigante dormido” del Ártico y que este problema tendrá impactos negativos en todo el planeta, porque incrementará la acidificación y polución de los océanos.

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La advertencia no es nueva, desde hace décadas hay investigaciones y modelos predictivos que advierten de un futuro colapso por escenarios de progresivo calentamiento global. En los más extremos se espera que la combinación de temperatura y humedad tolerable para el ser humano volverá inhabitables la mayor parte de las regiones del planeta que hoy están pobladas, en el espacio aproximado de un siglo.

Según este informe de la ONU, en el 2050 unos 4.000 millones de personas vivirán en tierras desertificadas, sobre todo, en África y el sur de Asia, y confirma que la contaminación del aire mata ya a siete millones de personas, cada año.

Y para la ONU sólo hay una solución: reducir de forma drástica la emisión a la atmósfera de los gases tóxicos que emiten ahora los vehículos, las industrias y las calefacciones de las casas. En concreto, este informe pide un 40% de reducción en el año 2020 y un 70% en 2050.

Antropoceno: la era del impacto del ser humano en la Tierra
El deterioro ambiental por la actividad humana es de tal magnitud que se ha propuesto que estamos en una nueva era geológica llamada Antropoceno | Fuente: Sostenibilidad

El informe además amplia la visión simplista de la crisis ambiental, que por lo general se atribuye únicamente al Cambio Climático, y habla entre otras cosas de la resistencia a los antibióticos, provocada entre otras causas, por los contaminantes vertidos en el agua. El informe realizado por 250 científicos de 70 países, asegura que esta será la primera causa de muerte en el mundo para 2050.

DE LAS ACCIONES GLOBALES A LAS INDIVIDUALES

Para la propia Amina Mohamed “Nuestra solución para salir de estos ciclos insostenibles de consumo y producción es clara: debemos cambiar nuestra percepción de que el progreso económico requiere un agotamiento de los recursos naturales”.

Esta respuesta ha estado rondando históricamente y es la solución elegida por la mayoría de los expertos que incorporan una lectura ecológica en los sistemas económicos. Desacelerar es el paradigma de la solución, sin embargo la concentración del poder político en manos de empresas e industrias no permite ni siquiera posicionar la idea en el centro del debate.

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Sobre la detestable práctica de la obsolescencia programada, Mohamed afirma que “Debemos centrarnos en crear productos con pocos componentes y productos que duren, en lugar de lanzarlos después de un solo uso. Debemos asegurarnos de que cada producto roto, desechado o agotado se pueda reciclar o reutilizar, en lugar de terminar en un vertedero o en un lado de una carretera”.

En suma, debemos transitar hacia una economía circular y apoyar el recrecimiento de todos los recursos renovables, para garantizar que estén disponibles para las generaciones futuras.

Aunque estas acciones no dependen necesariamente de los ciudadanos comunes (aunque no hay que perder de vista que la presión que ejerzamos colectivamente a los gobiernos es clave para que las políticas de conservación globales se concreten), si podemos comprometernos de forma individual para transformar este terrible escenario futuro. Un reporte del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) a finales del 2018, incluye medidas que se pueden tomar a nivel individual.

Estas incluyen:


  • Comprar menos carne, leche, queso y mantequilla y más alimentos de temporada producidos localmente (además de desperdiciar menos comida).
  • Conducir automóviles eléctricos y caminar o usar la bicicleta para desplazamientos cortos
  • Tomar trenes y buses en lugar de aviones
  • Recurrir a videoconferencias en lugar de viajar por razones de trabajo
  • Secar la ropa al sol en lugar de utilizar secadoras
  • Aislar mejor las casas para reducir la dependencia de calefacción y/o acondicionadores de aire
  • Exigir una baja huella de carbono en todos los productos de consumo

“Uno puede creer que no puede controlar el uso que se la da a la tierra, pero uno sí puede decidir qué come y eso determina el uso de la tierra. Además, podemos elegir como nos movilizamos dentro de las ciudades, garantizar que elegimos a gobernantes que le apuestan al transporte público y la sustentabilidad ecológica”. explicó la Dra. Debra Roberts, la copresidente del IPCC.

Las formas en las que la vida continuará evolucionando dependen de nuestra actividad como nunca antes en la historia de la humanidad.

Como lo hemos advertido en múltiples ocasiones, nuestros tiempos son un campo de acción que determinarán las formas de la continuidad de lo vivo. Es cierto que probablemente no haya marcha atrás, que el colapso sea inevitable y que nuestros esfuerzos estén destinados al fracaso. Pero ese es quizá lo único que podemos abrazar, ser parte de esa humanidad compasiva y empática con las otras formas de vida, esa parte de la humanidad que está dispuesta a dar la batalla contra lo peor de nuestro relato como especie.

En todo caso, nos parece una apuesta infalible, si no en nuestra era [la era del primate voraz, del Primatemaia disseminata de Lovelock], nos queda la certeza de que la vida habrá de reponerse cuando nuestro efímero paso por el Cosmos termine.

Estas son las acciones individuales más relevantes para frenar el cambio climático


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Con información de ONU, Sustentabilidad, BBC, PNAS | Selección, edición y notas del Colectivo Alterius 

 

 

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