Almas viajeras: relatos y lecciones de artistas callejeros en México

América latina, atrae turistas extranjeros del mundo entero. De todos los lugares, México es el primero de los destinos wey. El país acoge 32 millones de extranjeros anualmente mientras el segundo destino, Brasil, acoge 6,3 millones de extranjeros. Entre esos tantos millones de personas, hay unos cuantos viajeros que agarraron sus mochilas y se fueron a darle la vuelta al mundo y me los encontré trabajando en las calles mexicanas.  

Nuestros caminos a veces, solo se cruzaron horas, porque siempre están de paso. Con algunos compartí días, y finalmente acompañé una banda de música viajera por semanas.

Estas son sus caras, esto es lo que me contaron, esto es lo que sus historias conjuntas nos enseñan:

 Muchos de los que llevan años viajando no tenían pensado irse tanto tiempo:

El viaje los atrapó. Jaime, lleva 3 años fuera de su país vasco natal. Perdió su tarjeta de crédito y empezó a hacer macramé. Técnica de tejido con hilos, el macramé permite hacer pulseras, collares, cinturones y todo lo que se nos ocurra. Ahora que es artesano recuerda su carrera de administración de empresas entre carcajadas, aquello lo había hecho “solo por hacer algo”. Está en San Cristóbal de las Casas o “Sal si puedes de las Casas”, cuando va bien o “San Crisis” cuando va mal. Se quedó porque le gusta la onda de la ciudad y según él “aquí el arte se paga”.

En tres años de viaje, estuvo en 12 países, aunque se quedó en México 170 días y le quedan diez para ser ilegal. Le hice algunas preguntas:

-¿Qué les responderías a los que podrían decir “! Este no hace nada! Estuvo en la calle todo el día tomando el sol en San Cristóbal y vendiendo pulseras”?

Jaime: Que estoy haciendo algo artístico y divertido, aunque a veces me aburra o no me apetezca, pero al menos lo hago porque quiero.  Le diría a esta gente pues nada que trabajen mucho y ganen mucho dinero y que se jodan un poco.

-A veces no te cuesta demasiado vender una artesanía, no te la quieres quedar para ti?

Jaime: Sí y las uso un tiempo, hasta que las vendo y después que sigan su camino.

Que quieres decirle al mundo?:

Qué se despierten y que se levanten, que muevan su puto culo ya del asiento, dejen de criticar y juzgar a los demás y miren su pinche ombligo y se encarguen de sí mismos y que dejen de tener miedo porque el miedo os lo han impuesto.

 

No importa de dónde vengas, ni qué idioma hables:

David habla poco español, viene de Estados Unidos, allá también viajo en 37 de los 50 Estados de su país. Y ahora está en Latinoamérica, me lo topé en San Cristóbal con su afiche “Para mi viaje” y su jarana,

 

Eligió este instrumento porque “es chiquito, pero suena fuerte”.

Hiro, un alma viajera que viene de Japón, tampoco habla español y poco inglés.  Viaja con un amigo costarricense que encontró en un festival. Toca 3 instrumentos a la vez e impresiona con su música. Aquí tenéis un video de lo que hace una mezcla de trans, … (volver a escuchar).

También hay viajeros mexicanos, son más escasos, pero los hay. Lys, una mujer de Veracuz empezó a viajar con su novio y le gustó tanto que siguió viajando sola. A veces vuelve a casa, pero cuando puede sigue su camino.


Los que trabajan al mismo tiempo que viajan, encuentran problemas para trabajar libremente en México
 

Roberto es de Montezuma, en Costa Rica. Un lugar paradisiaco, que según él no le ha puesto la vida fácil, porque siempre busca una belleza natural tan grandiosa como la de las playas costarricenses.  Está en San Cristóbal, pero aquí no vende sino que solo produce. Me dice él que, en Costa Rica, el trabajo de los artesanos está encima de una mesa, “aquí hay que ponerlo al suelo y se ensucia y además pasan los fiscales siempre y hay que sacar las artesanías”. Efectivamente, los fiscales pasan y piden que los artesanos se vayan, se van y se paran en otro lugar. Y los vuelven a encontrar y se van a otro lugar. En otras partes, los fiscales son más radicales y les quitan el dinero, las artesanías o a los músicos, los instrumentos.

Entonces produce como el poeta escribe. “Los mayas usaban los nudos del macramé como un lenguaje.  Cuando hago una artesanía, doy de mi energía. Y muchas veces me compran lo que tengo puesto, y pues les doy mi energía.”

Roberto de Montezuma: “A los gatos y a los niños les encanta atrapar mis dreadlooks hace 15 años que no me corto el pelo”

Las reglas migratorias no están hechas para viajeros-trabajadores:

Las fronteras son un problema para aquellos que no tienen residencia fija. La visa les da 180 días en un país. Como en México, se puede trabajar bien para un artesano o un músico o un tatuador de henna, o cualquier trabajo de la calle, cuando llegan al final de estos días, el riesgo se acerca de estar ilegalmente en un lugar. Tienen que salir 72 horas a un país fronterizo para poder volver a México. Leo, de Argentina, me cuenta su experiencia en Guatemala. Después de salir 72 horas tienen que pagar 500 pesos para renovar la visa. A Leo le “corta el mambo” porque, pagar 500 pesos quizás para un turista no es mucho, pero para los que trabajan de la calle es un dineral. Leo me cuenta que lo tuvo que pedir prestado a una amiga y que aún no le devolvió todo.

Se cansó del frío de San Cristóbal que también le “corto el mambo” entonces, fue para Oaxaca con su guitarra.

 

Cada viajero tiene su propia meta, cual es la tuya?

Quetzal se fue de viaje a la búsqueda del peyote. Hace música en el camino para sobrevivir.

Fue al desierto de Wadley a buscar el dicho peyote.

Después de tres días en el desierto, ya casi no lo quedaba agua y de pronto justo, encontró un oasis. Habían reces, pero no vio el dueño. Se quedó solo y empezó a juntar piedritas que encontró lindas para hacer artesanía, y de pronto: dejó caer todas las piedras porque se encontró con un peyote.

Empezó a recoger 1 y 2 y 3. Cuando ya había encontrado nueve.

Vio a una serpiente, empezó a hablar con ella “Conoces mi camino sabes a lo que venía” le dijo a la gran serpiente verde manzana. Sintió que ella le decía: “ya hiciste lo que tenías que hacer, no busques más peyotes, tu camino se paró aquí”. Entonces no busco más. Había como un circulo ya formado de piedras, se metió en el punto central e instaló su tienda de campaña. Hizo una ceremonia. El fuego estaba azul y las estrellas mágicas.

Durante su viaje, casi lo violan dos veces, pero las dos veces se escapó. Ocurrió después de que pidiera “ride” para salir del desierto, le brindaron hospitalidad y cuando ya se iba a dormir, el agresor se acercó a él y le dijo “si no te resistes no te pasara nada”. Él se defendió y se escapó corriendo.

Esta situación, le dio más confianza en la vida y en su capacidad de salir de situaciones de riesgo, tiene una nueva meta quiere ir a Perú, a buscar el quetzal (un pájaro de la selva) dice que no tiene miedo de encontrarlo “porque cuando se dejara ver, lo veré”. Entonces se prepara para ir a la selva. – él se llama quetzal.

Hacer comunidad viajando es posible:

Tortillas Ninfas os puede sonar como una especialidad culinaria (fusión de la más alta calidad jaja). Pero, en realidad, ellos son un grupo de músicos que se conocieron en San Cristóbal de las Casas, Chiapas. El nombre lo encontró el corrector automático. Esta banda de música, al principio se llamaba “Tortillas Ninjas”, pero internet decidió que se llamaran “Tortillas Ninfas”. Les hizo reír y se bautizaron así.

 

En San Cris, sintieron que musicalmente algo pasaba y decidieron “hacer temporada” en el Caribe, cuando muchos gringos van a buscar el sol durante el invierno. Los seguí durante un mes. Mi recorrido con ellos empezó en Isla Mujeres, ahí consiguieron alojamiento en un hostal, Balum, a cambio de unas tocadas. Los conciertos eran en lugares diferentes, un hostal, un bar, en la playa con los pies en el agua… no importaba. La calle, claro, también fue el escenario cotidiano de las Tortillas Ninfas.  .. Otros músicos, que se vestían de mayas, avisaron a los fiscales de que las Tortillas Ninfas tocaban y que no eran mexicanos. Por esta razón, empezaron a ser identificados por los fiscales. Ahí empezó el juego de escondite o más bien del gato y los ratones. Los fiscales les avisaron que no los iban a dejar tranquilos y después de un par de semanas en san Cristóbal decidieron ir para la Isla Holbox, donde les dijeron que los fiscales no molestaban tanto. Uno de ellos se quedó en Isla Mujeres, porque le gusto la onda, pero la banda siguió su camino.

Sebas, el argentino malabarista y trompetista del grupo nos cuenta su historia.  “Yo estaba robando y ganándome la vida como podía. Se acercaron a él porque querían abrir un taller de circo y pues era mejor que andar robando. “Empecé a practicar y practicar y ahora malabarear es mi vida” me dice.

“Cuando yo tenía 7 años, en la escuela había un evento y pues ya sabía mecánicamente hacer malabares, si a esta edad mis padres hubieran visto esto como un verdadero potencial en la vida, me hubiesen puesto en una escuela de circo y pues sabría mucho más de lo que se hacer ahora.”

Me dijo que eligió viajar siguiendo la frase “Mejor ser la cabeza del ratón que la cola del león” ,”es re verdad , ser vos no ser otros” comenta.

Maxi, el percusionista, que también malabarea estaba muy integrado al mercado del trabajo convencional cuando abandonó todo. Trabajaba en Google, por 3 meses le ofrecieron quedarse fijo, pero decidió irse a viajar.

Ahora está feliz malabareando con varillas y un bote que un día contenía pintura y ahora además de ser instrumento, lo usa para lavar ropa o de altar para vender sándwiches y todos los usos que se puedan imaginar.  

Cuenta “Cada vez que veo el dispensador de agua, eso me recuerda mi antigua vida en la empresa y ahí pienso que rico estar trabajando como quiero cuando quiero en el sol del caribe”.

El último año, viajando se compró lo que llama sus “primeros juguetes”, “una clava re-piola y una contact”.

 

Maxi el más a la derecha, Tomas con el saxo, Guido con la trompeta, Octavio a la guitarra y primer plano. El vasquito es el que saca el sombrero y que no acepta tocar por menos de 300 pesos la canción “Despacito” con su trombón.

Viven el día a día aunque no siempre sea fácil. A Octavio, guitarrista del grupo le robo la policía. Durmió en la playa, para no pagar un hostal. La policía vino a despertarlo, para hacerle preguntas sobre porque dormía en la playa. Cuando se despertó, su teléfono y su monedero habían desaparecido, y con ellos todo el dinero que había juntado durante la semana. Aún así, el viaje siguió.

Los imprevistos son parte de la vida de estas almas viajeras…

Al final el proyecto se va creando con el viaje, él no te deja hacer planes aunque los tuvieras… Pero el camino hacia la libertad sigue a pesar de las dificultades porque la libertad vale la pena. Así como decía Albert Camus: “La única manera de lidiar con este mundo sin libertad es volverte tan absolutamente libre que tu mera existencia sea un acto de rebelión”. En su modo de vida, ellos la eligieron. Rebeldes y viajeras, estas almas son libres.

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