‘Solsticio de invierno’, una ventana al teatro alemán contemporáneo

Producida por la compañía Propiedad Teatro, esta obra logra presentar una historia aparentemente sencilla, pero, por medio de sus personajes metonímicos se puede apreciar la alienación de la sociedad alemana contemporánea.

Por Alejandro Velázquez*

Solsticio de invierno (Wintersonnenwende) es producida por la compañía Propiedad Teatro con el apoyo del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes. Es una obra dirigida y protagonizada por Ana Graham y Antonio Vega, quienes con Stefanie Weiss Santos tradujeron el texto de Roland Schimmelpfennig, dramaturgo y director alemán contemporáneo, quien ha sido puesto en escena desde hace más de una década en los teatros de la Ciudad de México.

La antecesora más inmediata a Solsticio fue en 2016, siguiendo el rastro de la crítica de Estela Leñero sobre El reino de los animales (Das Reich der Tiere) producida por la compañía de jóvenes egresados del CUT Todo lo que no fuimos en el Teatro Sergio Magaña.[1] En el 2011, gran fama la que dejó El dragón dorado (Der goldene Drache), igual traducida por Weiss y los directores de Solsticio que también actuaron junto con Arturo Ríos, bajo la iluminación de Víctor Zapatero y dirección de Daniel Giménez Cacho. Ya el antecesor más remoto estuvo en el año 2005, cuando Olga Harmony presenció Noche árabe bajo la dirección de Mauricio García Lozano y la iluminación de Zapatero en la Gruta del Centro Cultural Helénico durante la residencia de Laboratorio 2005, cuando Luis Mario Moncada realizaba una importante gestión cultural que dejó espectros resonando hasta la actualidad.

Solsticio de invierno producida por la compañía Propiedad Teatro logra presentar una historia aparentemente sencilla, pero, por medio de sus personajes metonímicos se puede apreciar la alienación de la sociedad alemana contemporánea. No hay una voz panfletaria moralina, porque no se condena al espectro fascista o la enajenación, sino que se presenta en un acto cotidiano, en una cena sin otro propósito que el solsticio.

En una noche cualquiera acontece la falsa distancia entre el pasado nazi, más visible en Rudolph, un personaje parecido a un inesperado fantasma visitante de una noche invernal. A su vez los rasgos de alienación, fascismo y amnesia, son desenmascarados ingeniosamente en pequeños aspectos ubicados en los hábitos, pensamientos y el modo de relacionarse de Bettina y Albert con sus congéneres. Para un mexicano poco conocedor de la sociedad alemana tal vez no sea tan evidente una crítica, pero entendiendo el contexto y los motivos para sepultar temas como el fascismo, puede ser más comprensible la bofetada en guante blanco que esta obra puede provocar en espectadores procedentes del país que alguna vez vio nacer uno de los más terribles holocaustos de la historia de la Humanidad.

Si bien en las obras antecesoras ya mencionadas en la Ciudad de México había un director y un elenco de más de tres actores, Graham y Vega lo cambiaron optando por dirigir, actuar y narrar a cinco personajes, con excepción de unas cuantas voces en off de las cuales destaca la presencia de la niña Marie, realizada por Lorena Abril Martínez Urbán.

La dramaturgia complejamente narrada de Schimmelpfennig, reconocida por dar saltos temporales y la autorreferencia que pauta la actitud de los personajes, se logró apreciar, aunque con dificultades durante la función del 9 de enero del 2017. Las equivocaciones en las líneas de los actores, claramente notables, y la poca definición en la caracterización corporal y vocal de los personajes fueron dos aspectos vulnerables del primer acto, que, para fortuna del segundo, estaban mejor trabajados, tanto en la narración de los protagonistas como en los parlamentos de los cinco personajes.[2] Aunados al trabajo de iluminación del maestro Zapatero, en una escenografía fina, lúcida y capaz de brindar atmósferas hogareñas e invernales, la calidad de esta obra que ha sido muy bien traducida a un español mexicano creíble y claro seguramente irá mejorando en las siguientes semanas, o al menos es lo que desearían ver los aficionados del lunes y martes de teatro o quienes han visto más obras de un autor importante por su perspectiva sobre la sociedad contemporánea y su experimentado drama narrado.

 

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PRODUCCIÓN

Dramaturgia

Roland Schimmelpfennig

Actúan y grabaron voces

Ana Graham

Antonio Vega

Arturo Ríos

Concepción Márquez

Lorena Abril Martínez Urbán

Dirección artística

Ana Graham y Antonio Vega

Diseño de escenografía e iluminación

Víctor Zapatero

Más información de la producción y contacto de

www.propiedadteatro.org

Facebook @propiedadteatroproducciones @sosticiodeinviernoteatro

Temporada

Costo $150.00 pesos mexicanos   (50 % de descuento a estudiantes y maestros y compra en preventa)


Del 8 de enero al 13 de febrero, lunes y martes a las 20 horas. (Suspenden función el 5 de febrero) en teatro orientación del Centro Cultural del Bosque, Paseo de la Reforma y Campo Marte /S/N, metro Auditorio.

 


*Alejandro Velázquez es, antes que nada, espontáneo, criticón y malo para escoger su calzado. Luego, escribe crítica teatral en un proyecto llamado Licras desde que se tituló de la Maestría en Artes Escénicas de la Universidad Veracruzana, donde investigó la variante escénica llamada la impro en la Ciudad de México; antes colaboró para medios digitales como Entretenia, Teatro Mexicano y Ciudad de Frente, mientras trabajaba como profesor de teatro a nivel secundaria; antes estudió la licenciatura en Lengua y Literaturas Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras, donde decidió dedicarse al teatro.

 


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[1] Los años de los estrenos de estas obras fueron: Wintersonnenwende (2015), Der goldene Drache (2009), Das Reich der Tiere, (2007), Die arabische Nacht (2001).

[2] Conrad, Rudolph, Corina, Marie, Albert y Bettina, principalmente.

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