Estamos en las calles, pues seguiremos protestando en las calles

Mujeres, hombres, niñas, niños, adultos mayores, toda la gente que perdió sus hogares y en algunos casos a familiares han decidido mantener la lucha en las calles de la Ciudad de México. Este 9 de noviembre de 2017 hubo cortes viales y protestas en distintos puntos de la capital, justo en donde hace dos meses había edificios completos y no se pensaba en una tragedia de esta magnitud.

«Tenemos cierres en calzada de Tlalpan a la altura del multifamiliar, en calzada de Tlalpan a la altura de avenida del Taller, en Miramontes y el Hueso, en Universidad a la altura de Municipio Libre, en Osa Mayor y algunos otros» me comenta Israel Ballesteros, habitante del edificio 3-B, de la Unidad Habitacional Tlalpan, el Multi, edificio que está a punto de colapsar.

 

El sábado 4 de noviembre, los diferentes grupos de personas damnificadas tras el terremoto del 19 de septiembre de 2017, acordaron en asamblea unificarse en un frente de lucha para fortalecer su exigencia principal: que una partida del presupuesto de 2018 se destine a la reconstrucción de las viviendas. Exigen que se destine al menos 50 mil millones de pesos y que se esclarezca el destino del dinero que la solidaridad internacional hizo llegar a México.

«Todos los damnificados de la ciudad, o al menos la mayoría, una parte importante, ya están unidos con nosotros. Se nos ha tomado como ejemplo de unión y se han unido con nosotros para este momento; los vamos a presionar lo más que se pueda, porque es importante que nos escuchen, en primera, luego, es importante que se cumpla la ley: el artículo 4 de la Constitución nos garantiza una casa digna». Declara Martha Reyes, damnificada del edificio 1-C de la misma unidad. Ella, además de la vivienda, perdió a sus dos nietos, Ximena y Julián.

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El frente de damnificados de la Ciudad de México entregó, el lunes 6 de noviembre, formalmente un escrito a la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública para que tomaran en cuenta sus demandas principales en la discusión del Presupuesto de Egresos para el ejercicio fiscal 2018; incluso se llevó a cabo una entrega simbólica al día siguiente.

“Es obligación del Estado estar pendiente, dar prevención y solución a este tipo de emergencias”

«Desde el lunes –continúa Israel– ingresamos el documento y hasta este momento no nos han dado ninguna respuesta, entonces nosotros decidimos, como damnificados, que en cada uno de los puntos donde están nuestros edificios dañados íbamos a cerrar las vialidades a manera de demostrar el desmadre que se va armar, el colapso que va a haber en el país si la autoridad mantiene esta lógica de no atendernos, de pensar que es asunto nuestro resolver los daños ocasionados por el sismo, cuando es obligación del Estado estar pendiente, dar prevención y solución a este tipo de emergencias».

La respuesta inamovible del Estado

El presupuesto en discusión ya fue aprobado y no hubo una respuesta favorable para las y los damnificados del terremoto.

Con 37 votos a favor y 3 en contra, la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública aprobó un Fondo de Reconstrucción por 2 mil 500 millones de pesos y un incremento de 18 mil millones al Fondo Nacional de Desastres (FONDEN) y 1,250 millones al Fondo de Capitalidad, lo cual, se afirma, beneficiará a 8 estados afectados por los sismos del 7 y 9 de septiembre. En ningún momento hubo alguna notificación de esta decisión al frente de damnificados; ni se les contestó a la entrega del documento, ni nadie de la comisión mencionada aceptó reunirse con ellos.

El sismo no fue culpa del gobierno, los afectados también deben pagar la reconstrucción
— Sergio Sánchez, diputado del PRD
El coordinador de los diputados del PRD (Partido de la Revolución Democrática) en esta comisión, Sergio Sánchez López, expresó que «el sismo no fue culpa del gobierno, los afectados también deben pagar la reconstrucción porque el gobierno de la ciudad no tiene dinero para hacerlo y no vamos a interrumpir nuestros proyectos», al referirse a la propuesta de un crédito que se les ofreció a las y los damnificados.

«Dicen que no vamos a pagar el crédito, –señala enojada Martha– que vamos a pagar los puros intereses. Es casi un millón de pesos, son 19 mil pesos mensuales. Este señor que está aquí frente a nosotros trabaja:

-¿Cuánto gana?

-3,700 pesos quincenales

-Y eso que trabaja en una oficina de gobierno…

Durante 20 años, imagínate. Esto [señala los restos del edificio 1-C, colapsado] ya se pagó, con sacrificios o como sea, pero ya se pagó, porqué pretenden hacer esto, ¿en qué país se ha visto esto? Todos los recursos que entran son para el Año de Hidalgo, el año próximo van a estar dando hasta 2,500 por el voto, ¿de dónde va a salir ese recurso? No se vale, sí hay dinero».


Las familias del multifamiliar afirman que si no hubiera habido corrupción en las construcciones y en el mantenimiento, estas desgracias podrían haberse evitado

Ante la falta de voluntad de diálogo que han mostrado los legisladores de todos los partidos políticos, varias familias del multifamiliar Tlalpan están molestos, no sólo por llevar ya dos meses bajo lonas o en casas de campaña, sino porque aseguran que el gobierno de la Ciudad de México debió mandar a Protección Civil a revisar los edificios de alto riesgo o que podían considerarse así en toda la urbe; afirman que si se hubiera usado un presupuesto adecuado y no hubiera habido corrupción en las construcciones y en el mantenimiento, estas desgracias podrían haberse evitado.

«No es posible que nos estén tirando de locos», reclama Martha mientras endurece el rostro y levanta el puño.

 


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De una vida tranquila al dolor de la pérdida

En un video grabado con su celular se puede ver a la pequeña Ximena, de 6 años, sonriente, llena de vida; habla directamente a la cámara y también juguetea con su perrito. Es el domingo 17 de septiembre y está en su casa, uno de los departamentos ubicados en el primer piso del edificio 1-C del multifamiliar Tlalpan. Pareciera que Ximena está siendo entrevistada por su abuela, Martha, porque habla directamente, responde preguntas y levanta inesperadamente a su perrito. Ella quería ser youtuber, como su hermano mayor, Julián, de 11 años.

Acompaño a Martha a una de las carpas que sirve para guardar el acopio que llega todavía, la gente no ha dejado de donar y gracias a ello se han mantenido más o menos bien en los campamentos. Es mediados de octubre y un niño que parece tener la misma edad de Julián se me acerca y me pregunta cómo funciona la cámara que tengo. Santiago era amigo de Julián y como él, muestra de inmediato su fascinación por las cámaras; mientras le muestro cómo enfocar y tomar fotos o video, me pregunta si voy a volver para enseñarle bien cómo usar estos aparatos, me pide mi teléfono y yo no puedo dejar de pensar en la foto de Julián que está en un altar a un costado de los restos del edificio 1-C.

He visto y platicado con Martha en varias ocasiones, desde el primer día la vi rodeada de cámaras y dando declaraciones llenas de indignación. Su firmeza no ha disminuido a pesar del dolor que le provoca la pérdida de sus nietos, el mundo destruido en el que está su propia hija.

La mañana en la que el cierre de vialidades es ya una protesta multiplicada por varios puntos de la ciudad, ella se mantiene firme, levanta los carteles y los puños, grita con fuerza las consignas que le dan voz a este movimiento. Al igual que Israel y que todas y todos los damnificados, en mayor o menor grado han asumido que la lucha recién comienza, que «lo de ahorita es una muestra de cómo se puede colapsar la ciudad si todos los damnificados, que somos miles, salimos a las calles –que ya estamos en las calles viviendo–, si de pronto comenzamos a tomarlas es porque no nos dejan otra opción. Estamos en las calles, pues seguiremos protestando en las calles» concluye un Israel decidido.

 

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