¿Qué pasa cuando europeos y refugiados se miran a los ojos?

En un capítulo más de la crisis de refugiados en Europa, el pasado 24 de mayo uno de los campos clave en el camino a Europa central o septentrional para las miles de personas que huyen de la guerra, violencia y tensa situación en países de Medio Oriente, Asia y África fue desalojado debido a que rebasó sus capacidades.

El campamento fue abierto el año pasado por grupos humanitarios para acoger a un máximo de 2.500 personas, pero llegó a albergar a más de 12.000 -principalmente sirios, iraquíes, iraníes y del Magreb-, después de que los países de los Balcanes cerraran en febrero sus fronteras para frenar el paso de miles de personas por sus territorios.

¿Qué pasará con estas personas? Las autoridades griegas dijeron que planean trasladar a los inmigrantes gradualmente a instalaciones supervisadas por el Estado más al sur del país, donde actualmente tienen capacidad para albergar a unas 5.000 personas.
Mientras el problema migratorio aún no tiene pronta solución, nos encontramos con un obstáculo en la trayectoria de esta crisis, y es que cuando se habla de refugiados se suele caer en la deshumanización de las víctimas. Las personas en tránsito se convierte en cifras, en  grupos sin rostro que en ocasiones terminan siendo objeto de discriminación y un miedo infundado proveniente de los prejuicios. Para combatir esta situación, Amnistía Internacional llevó a cabo un experimento, poner frente a frente a aquellos que huyeron de la guerra con habitantes de la union europea.
“Hace 20 años, el psicólogo Arthur Aron descubrió que con 4 minutos de mirar fijamente los ojos de los demás, puede acercar a las personas. Con base en este descubrimiento, hemos decidido llevar a cabo un experimento simple, durante el cual los refugiados y los europeos se sentaron uno frente al otro y se miraron a los ojos.”, dijo en un comunicado la organización.
El experimento se realizó en Berlín, con personas comunes, cuyas reacciones fueron naturales y espontáneas. Las personas que se sentaron la una frente a la otra no se conocían, se vieron por primera vez durante el experimento. En el caso de los refugiados, provenían principalmente de Siria y no tenían más de un año viviendo en Europa.
Aquí el resultado:

“A veces sólo hace falta mirarse a los ojos”.

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