El sagrado llamado de los chimpancés

¿Es posible que nuestros parientes primates más cercanos desplieguen actos simbólicos de tipo ritual? La Ciencia parece estar demostrando que sí.

En todas las sociedades humanas antiguas se utilizaron piedras para indicar rutas y lugares importantes, así como para el establecimiento de santuarios, lugares sagrados o de enterramiento. Gracias a su estudio, la arqueología ha ayudado a desentrañar las capacidades tecnológicas y cognitivas de nuestros ancestros. Rituales que siguen presenten en múltiples regiones del planeta, donde están asentados los pueblos originarios, resistiendo a la modernidad y rescatando sus tradiciones.

El uso de herramientas de piedra ha sido y es también algo habitual en las poblaciones de chimpancés y otros primates, tal y como documentó Jane Goodall en los años sesenta. Lo hacen tanto para abrir alimentos, como para disuadir a depredadores, llamar la atención del sexo opuesto y otras funciones.

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Pero lo que ha encontrado recientemente un grupo de investigadores es algo distinto. El equipo liderado por Christophe Boesch, del Max Planck Institute for Evolutionary Anthropology (MPI EVAN), viajó a Guinea a registrar y comprender el comportamiento de un grupo de chimpancés salvajes que nunca se había estudiado antes.

En los bosques de Guinea es común encontrar marcas en los árboles, generalmente producidos por jabalíes que se frotan contra ellos, pero el ojo analítico y experto de los lugareños fue capaz de reconocer marcas fuera de lo común en uno de esos árboles. Los investigadores colocaron cámaras automáticas, mejor conocidas como fototrampas, capaces de activarse al recibir la señal de movimiento. Comprobaron que los autores del desgaste del árbol era un grupo de chimpancés que por alguna razón habían elegido ese ejemplar para lanzar y acumular rocas, un comportamiento que grabaron también en otras comunidades en el África Occidental.

El uso de piedras al azar, por aburrimiento o muestra de agresividad, también está documentado. Pero lo que vieron en esta ocasión es algo jamás presenciado: una ubicación insistente y una acción repetida en buena cantidad de los individuos del grupo. En algunos árboles huecos, se habían acumulado un montón de piedras en el interior de sus troncos.

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El comportamiento generalmente desplegado por los machos, es el siguiente: gestos llamativos, pelos de punta, gritos muy ruidosos, casi estridentes, y lanzamiento de rocas grandes, como si quisieran hacerse notar. Cabe señalar que la acumulación de las rocas se debe a que dicho comportamiento entra en las conductas conocidas por lo etólogos como “estereotipadas”; actos repetitivos cuyo patrón esconde procesos neurológicos similares a los encontrados en humanos.

La primera teoría de los autores del informe es que sea una acción comunicativa o un comportamiento meramente imitativo, incluso una exhibición masculina, pero también creen que puede ser una actitud intencional, o incluso ritual.

Se trata además de un comportamiento reiterativo y estereotipado, por lo que intencionalmente podrían estar acumulando piedras para marcar un lugar determinado o tener un tipo de comportamiento simbólico.

Chimp stone throwing compilation from laura kehoe on Vimeo.

El comportamiento imitativo es la respuesta más obvia, ya que es algo que siempre muestran los primates en los experimentos en los que se les enseñan “acciones humanas”, por lo que habría que investigar más para comprobar la tesis ritualista, tal y como afirman varios expertos en ‘Ars technica‘.

La hipótesis más aventurada, pero seguramente la más interesante es propuesta por una de las investigadoras que participa en el informe. La Dra. Laura Kehoe sugiere que tal vez han encontrado la primera evidencia de que los chimpancés pueden indicar “árboles sagrados” al igual que hacen algunas tribus indígenas con colecciones de piedras en sus santuarios.

Así funciona la Ciencia, se arriesga en planteamientos que quizá pueden parecer en primera instancia insostenibles. Después de todo, el concepto de lo “sagrado” es netamente humano, pero no hay que caer en el antropocentrismo. En este caso se reduce el término a la importancia de un territorio (identificado por un árbol) que además, como la propia Kehoe lo dice, está en riesgo de extinción.

Es importante entender que, a pesar de las posturas reduccionistas que defienden el egoísmo genético (los paradójicos fanáticos de Richard Dawkins), en la naturaleza existen múltiples comportamientos que nada tienen que ver con el adaptacionismo, ni están limitadas por necesidades reproductivas. Incluso especies tan alejadas de nosotros como las aves, despliegan conductas que podríamos llamar de herencia cultural. Comportamientos que surgen en paralelo a las adaptaciones darwinistas (algo que puede ser entendido bajo el concepto de “exaptación” de Stephen Jay Gould). Esa “cultura” se hace más compleja en los mamíferos, alcanzando asombrosas dimensiones en los primates más cercanos al Homo sapiens.

Es por esto que la hipótesis del ritualismo sobresale por encima de las demás explicaciones lanzadas. Quizá lo “sagrado” significa para la población de chimpancés analizada, una señal de alerta por la depredación humana y la tala indiscriminada. Quizá nuestros compañeros primates nos advierten del peligro (o nos exigen atención) acumulando esas rocas. Después de todo, a consciencia o no, es un hecho que lo han conseguido; esas rocas ahora se convierten en artículos científicos, notas periodísticas y campañas de conservación.

Si la explotación de sus hábitats mantiene el insoportable ritmo de la actualidad, en menos de 30 años habrán desaparecido ese árbol y nuestros amigos primates con él. En esa zona del África Occidental, el Homo sapiens, o mejor dicho el sistema económico diseñado e impuesto por algunos Homo sapiens (los organismos más salvajes de los que hemos hablado en esta entrada), ha desaparecido al 90% de la población de chimpancés en menos de 17 años.

Mientras siguen los estudios, esas rocas han lanzado un llamado global para no seguir validando la destrucción indiscriminada de lo más sagrado que tenemos. Lo más interesante de esto es que ahora todos podemos apoyar a los chimpancés con un poco de nuestro tiempo, convirtiéndonos en científicos ciudadanos y “espiándolos” en ésta maravillosa propuesta llamada www.chimpandsee.org y donando para soportar el gran trabajo de la Wild Chimpanzee Foundation. Una vez más, la tecnología aplicada de manera adecuada, nos convierte en una parte fundamental de la solución.


Texto: Jesús Vergara
Información: Cienciaxplora
Artículo original e imágenes: http://www.nature.com/articles/srep22219

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