En materia económica, la apuesta de EPN fue clara: fomentar la inversión extranjera por medio de 11 reformas y una fuerte campaña de comunicación orientada a Europa y EEUU. Sin embargo, a tres años de gobierno y dos de la aprobación de las reformas, no se han cumplido las metas de crecimiento económico, generación de empleos formales, inversión, productividad, deuda pública y pobreza laboral.

En el panorama nacional, la aprobación de EPN ha descendido a 34 por ciento. En el internacional, el gobierno federal ha pasado del Mexican Moment y el Saving Mexico al Slaying Mexico. La crisis social desatada por la desaparición de los 43 estudiantes y los presuntos casos de conflicto de interés —ya desechados— han resonado en los diarios de todo el planeta acabando con el impulso inicial de la campaña para posicionar al país como un destino atractivo de inversión.

Por otra parte, las reformas y su impacto esperado en la economía tampoco van mejor. Se espera que la crisis del precio del petróleo desatada por la explotación de los yacimientos de shale gas y los desacuerdos al interior de la OPEP, debiliten el impacto de la reforma energética. De hecho, el fracaso de la ronda uno es una mezcla de mala implementación y pérdida de interés de los inversionistas.

El boquete en las finanzas públicas ha sido parcialmente resuelto con recortes presupuestales equivalentes a 124 mil 300 mdp (0.7% del PIB) y la recaudación extra que logró la reforma fiscal, sin embargo, si los precios continúan a la baja es de esperarse que para 2016 el aumento de impuestos y la homologación del IVA no sean suficientes y se requiera de nuevos recortes presupuestales que se estiman en cifras parecidas a las de este año —entre los 130 a 150 mil mdp.

A tal grado llega el problema de las finanzas públicas que este año se planteó un presupuesto base cero para 2016. Este consistiría en planear el presupuesto con base en una revisión exhaustiva de todas las políticas del gobierno federal y no, como sucede normalmente, basado en la inercia del año anterior. Aunque, en general, la medida es aplaudida por varios sectores, algunos señalan problemas como la necesidad de más tiempo para realizar un presupuesto responsable y el peligro de que la negociación política se anteponga a la racionalidad técnica.

Todavía quedan tres años a EPN para recuperar el camino, sin embargo, la estrategia inicial basada en el aumento de la inversión extranjera parece haber sido sepultada por una combinación de conflictos sociopolíticos internos y una situación económica hostil al país. Se requiere un cambio de rumbo importante si se quiere aumentar el 34% por ciento de aprobación que los mexicanos tienen en el liderazgo de su presidente.

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