Que siga la Copa América

“La pelota nunca se mancha”
Maradona

La victoria de la selección Mexicana en contra de Jamaica en la última edición de la Copa América no es el único motivo para que nuestro equipo de futbol continúe participando en dicho certamen. Muchos podrían pensar que el bajo nivel futbolístico visto y los posibles actos de corrupción para beneficiar a ciertos equipos son elementos contundentes para disminuir la relevancia del torneo. Sin embargo, considero que estos mismos factores hacen que sea más importante que nunca que nuestro le otorgue una gran relevancia a la Copa Oro.

Unos de los más grandes enemigos del futbol mexicano durante los últimos años ha sido la adulación que se ha hecho de la selección mexicana por parte de los medios de comunicación. Los programas de televisión, los periódicos, la radio, etc., se han cansado en vendernos la idea que nuestra selección está conformada por jugadores de futbol equiparables con los más grandes del mundo. Esta falsa ha llenado de soberbia a los jugadores mexicanos y los ha hecho creer que nuestro futbol es de gran nivel. Esto llevaría a pensar al público que nuestro modelo de torneo local fomenta la creación de nuevos y grandes jugadores. Desafortunadamente, nuestro futbol solo ha sido capaz de crear jugadores de futbol de perfil bajo en equipos europeos.

La presente Copa de Oro ha roto con la “ideología” de una selección fuerte al evidenciar la realidad de nuestro futbol. La dificultad con la que México afrontaba partidos con equipos semi-profesionales solo demostraron las carencias que tenemos como país en el ámbito deportivo. Si sólo nos quedáramos con las victorias ante Croacia y Camerún en el pasado Mundial de Brasil, nuestra selección seguiría siendo una de las diez mejores del mundo. Sin embargo, actuaciones como las que vimos ante Panamá o Guatemala nos recuerdan porque la FIFA nos sitúa en la posición 40 del ranking mundial de selecciones de futbol.

El caso de la corrupción en la Copa Oro también demuestra la poca credibilidad, seriedad e importancia de esta competencia. Sin embargo, la participación en este tipo de torneos saca a la luz la descomposición de la organización de estos eventos deportivos. Cada vez más, los partidos de futbol son televisados y observados por millones de personas que pueden darse cuenta de los actos parciales de árbitros, directores o jugadores para beneficiar a un equipo de futbol. Este monitoreo masivo del espectador beneficia el juego limpio al hacer más complicado que la corrupción se realice en los campos de futbol. Mientras más participe la selección mexicana en la Copa Oro, mayor será el control por parte del aficionado sobre la organización del torneo y sobre el accionar de la selección mexicana.

La Copa Oro ha sido un pésimo torneo en el que se ha demostrado el bajo nivel futbolístico de la región y la inmensa corrupción que permea a toda la Concacaf. Sin embargo, es esta misma mediocridad la que debe llevar a México a querer participar en estas competencias para romper con ambos problemas: la idea falsa del “gran” equipo de futbol y evidenciar los actos de corrupción que tanto afectan al deporte. Solo participando y jugando al futbol, podremos salir de este hoyo al que nosotros mismos nos hemos metido.

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