¿Qué hay más importante que aprobar la Jornada Laboral de 40 hrs?: Diputada propone cambiar el nombre al país

Mientras el país lidia con problemas como la inseguridad, la corrupción y una economía en constante vaivén, el Partido Acción Nacional (PAN) ha decidido que lo que realmente nos quita el sueño es el nombre oficial de nuestra nación. Y así, con la determinación de quien enfrenta un desafío épico, la diputada Kenia López Rabadán ha presentado una iniciativa de reforma constitucional para eliminar la denominación “Estados Unidos Mexicanos” y quedarnos simplemente con “México”. Porque, al parecer, el principal obstáculo para el desarrollo nacional es la longitud del nombre.
Según la legisladora, este cambio “fortalecería la identidad nacional”, porque claramente los mexicanos hemos estado en una crisis existencial cada vez que vemos el nombre completo en documentos oficiales. Además, nos haría la vida más fácil al simplificar trámites y alinearnos con el uso internacional. Argumenta que ni la ONU ni la OEA se toman la molestia de llamarnos por nuestro nombre completo, así que ¿por qué nosotros sí?
Para reforzar su iniciativa, López Rabadán echa mano de la historia. Nos recuerda que no siempre fuimos Estados Unidos Mexicanos, sino que en distintos momentos nos hemos llamado República Mexicana (1857), Nación Mexicana (1824) y hasta América Mexicana (1814). Lo que no menciona es que este tipo de cambios suelen venir acompañados de revoluciones, guerras o movimientos sociales importantes. Pero no hay problema, en tiempos de paz también se puede jugar con la papelería oficial.
Otro argumento de peso (o al menos, mencionado con insistencia) es el origen de la palabra México, que proviene del náhuatl y significa “en el ombligo de la luna”. Porque, claro, si hay algo que une a los mexicanos de hoy con sus ancestros mexicas es la forma en que llaman a su país cuando llenan un formulario de impuestos.
Eso sí, para evitar suspicacias, la diputada deja claro que este cambio “no altera nuestra forma de gobierno ni nuestro sistema federal”. No se trata de un ataque al federalismo ni una propuesta para centralizar el poder. Es simplemente una cuestión de branding nacional. Porque, después de todo, un país que ya enfrenta problemas de todo tipo seguro verá su destino transformado con un simple cambio de nombre.
Curiosamente, esta no es la primera vez que alguien plantea la idea. De hecho, Felipe Calderón lo intentó cuando era diputado y luego como presidente. Pero si en aquel momento la propuesta no pasó de ser una anécdota, ¿por qué habría de ser diferente ahora? Tal vez porque en el PAN han decidido que los temas simbólicos dan más réditos mediáticos que las reformas estructurales.
Así que aquí estamos, con una propuesta que no cambiará nada en términos prácticos, pero que nos recuerda que en la política mexicana siempre hay espacio para debates inesperados. ¿Se logrará el cambio? ¿Pasará a ser solo otro intento fallido? O más importante aún: ¿qué dirán los fabricantes de papel membretado?