Canadá Secunda a Estados Unidos y Designa como Organizaciones Terroristas a Cárteles Mexicanos

Siguiendo el manual de geopolítica en tiempos de crisis, Canadá ha decidido dar un paso al frente en la guerra contra el fentanilo con una estrategia digna de un thriller político: declarar a los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas. ¿La razón oficial? Proteger a su población de la creciente crisis de opioides y otorgar a las fuerzas de seguridad más herramientas para combatir estas redes delictivas. ¿El trasfondo político? Bueno, si Estados Unidos ya lo hizo, ¿por qué no sumarse?

El anuncio lo hizo el ministro de Seguridad Pública, David McGuinty, en una conferencia de prensa en Ottawa, donde aseguró que la medida es completamente independiente de la tomada por el gobierno de Donald Trump apenas un día antes. “Canadá es un país soberano e independiente”, afirmó con firmeza, justo después de que la Casa Blanca pusiera la misma etiqueta a los mismos grupos criminales. Coincidencia, seguro.

Un listado que “casi” coincide con el de EE.UU.

La lista negra de Canadá incluye a los sospechosos de siempre: el Cártel de Sinaloa, el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), el Cártel del Golfo, la Nueva Familia Michoacana y Cárteles Unidos. Además, se suman dos organizaciones con presencia internacional: la pandilla Mara Salvatrucha (MS-13) y el Tren de Aragua, nacido en Venezuela. Curiosamente, el Cártel del Noreste, que sí fue designado por EE.UU., se quedó fuera del paquete canadiense. Quizás no les pareció lo suficientemente terrorífico.

Esta designación implica que cualquier persona en Canadá (o cualquier ciudadano canadiense en el extranjero) tiene prohibido realizar transacciones con estos grupos, ya sea en términos financieros, logísticos o de cualquier otro tipo. En otras palabras, si alguien en Vancouver estaba pensando en hacer negocios con el CJNG, ahora tendrá un motivo extra para reconsiderarlo.

Un zar del fentanilo y la guerra de narrativas

Para reforzar su postura, Canadá no solo ha hecho la designación simbólica, sino que ha nombrado a un “zar del fentanilo”, encargado de coordinar acciones gubernamentales para frenar el tráfico de esta droga que ha causado estragos en su población. Con esto, Ottawa busca demostrar que no solo sigue la línea de Washington por inercia, sino que tiene un plan estructurado… aunque sin operativos en México, claro está. “Nuestra lucha es en casa”, han aclarado los funcionarios canadienses.

México responde: “Cooperación, sí; subordinación, nunca”

Mientras tanto, al sur del Río Bravo, la presidenta Claudia Sheinbaum no tardó en reaccionar. En una conferencia de prensa, anunció una reforma constitucional para reforzar la soberanía nacional y evitar cualquier tipo de injerencia extranjera. “Ellos pueden ponerles el nombre que decidan, pero con México es colaboración y coordinación, nunca subordinación, no injerencismo y menos invasión”, afirmó.

El senador Gerardo Fernández Noroña se sumó a la indignación, calificando la decisión de Trump (y, por extensión, la de Canadá) como una estrategia para justificar futuras intervenciones en otros países. “No cederemos un milímetro en materia de independencia y soberanía”, declaró con la vehemencia que lo caracteriza.

Diplomacia al filo de la navaja

El embajador de Canadá en México, Cameron MacKay, intentó calmar las aguas asegurando que la medida es exclusivamente interna y no implica la realización de operativos en suelo mexicano. A través de la red social X (antes Twitter), enfatizó que su gobierno “respeta plena e inquebrantablemente la soberanía mexicana”. Un mensaje diplomático que, traducido a lenguaje común, significa: “No queremos problemas, pero teníamos que hacerlo”.

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Mientras tanto, Estados Unidos sigue presionando con la amenaza de aranceles del 25% a productos mexicanos y canadienses si no se refuerzan los esfuerzos contra el tráfico de fentanilo y la migración irregular. La fecha límite para evitar estas sanciones es el 1 de marzo, lo que deja a México y Canadá en una carrera contrarreloj para demostrar que están tomando cartas en el asunto.

¿Qué sigue?

A estas alturas, la pregunta clave no es si declarar terroristas a los cárteles tendrá un impacto real en la crisis del fentanilo, sino qué otros movimientos se desencadenarán a raíz de esta decisión. ¿Habrá represalias diplomáticas? ¿Se endurecerán los controles fronterizos? ¿Trump aprovechará la situación para justificar una acción más agresiva contra México?

Por ahora, Canadá se ha subido al tren de las designaciones, asegurando que actúa por su cuenta y en beneficio de sus ciudadanos. Mientras tanto, en México, el gobierno insiste en que la cooperación sí, pero sin injerencia. ¿Quién impondrá su narrativa? Eso, como siempre, dependerá de quién tenga más poder de negociación en la mesa… y de quién controle las tarifas de importación.

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