Reducción de jornada laboral: MC exige periodo extraordinario inmediato, Morena lo perfila hasta septiembre

El impulso por reducir la jornada laboral en México a 40 horas semanales ha reavivado el debate legislativo, pero también ha evidenciado una tensión entre el ímpetu reformista de Movimiento Ciudadano (MC) y la parsimonia táctica de Morena. Lo que en apariencia es una propuesta unánimemente respaldada —y comprometida por la propia presidenta Claudia Sheinbaum—, en los hechos avanza a ritmos desiguales y con un calendario incierto.

Desde la Cámara de Diputados, legisladores de MC —encabezados por Pablo Vázquez Ahued— presentaron una iniciativa para convocar a un periodo extraordinario de sesiones con carácter urgente. En sus palabras: “No hay pretextos para no aprobar mañana mismo la convocatoria y la reforma”. El argumento del partido naranja se apoya en que esta propuesta lleva años cocinándose desde distintas trincheras, por lo que, aseguran, posponerla sería un acto de omisión legislativa.

A esta exigencia se sumó la presentación formal del acuse a Gerardo Fernández Noroña, presidente de la Comisión Permanente, solicitando que el llamado extraordinario se vote de inmediato. Para MC, el momento político es ideal: el 1º de mayo, la presidenta reafirmó su intención de implementar la semana laboral de 40 horas de forma gradual y pidió al Congreso iniciar conversatorios. Según Vázquez, esa señal presidencial no es pretexto para la dilación, sino una luz verde para la acción.

Sin embargo, Morena ha respondido con cautela. Ricardo Monreal, coordinador del grupo parlamentario oficialista, aclaró que, aunque existe un dictamen aprobado en comisiones, se requiere aún un proceso de diálogo y concertación, liderado por la Secretaría del Trabajo (STPS). Este ciclo de mesas comenzaría a finales de mayo y abarcaría todo junio, con la participación de sindicatos, empresarios, académicos y especialistas.

Monreal sostuvo que “lo que se pretende es lograr una reforma lo más consensuada posible”, y abrió la puerta a una modificación del dictamen en el pleno legislativo. Aunque se mostró en disposición de impulsar la reforma, advirtió que el tiempo podría no alcanzar para incluirla en el primer periodo extraordinario del Congreso. En ese caso, la discusión se trasladaría a septiembre, con el inicio del tercer periodo ordinario de sesiones.

Más que un desacuerdo de fondo, lo que se dibuja es una diferencia de estrategias. Mientras MC empuja por una resolución inmediata con tintes de urgencia social —una reforma “digna y necesaria”, como la llaman—, Morena opta por un proceso consultivo que le dé mayor legitimidad al cambio, aunque ello implique retrasarlo varios meses.

En el fondo, ambos partidos reconocen el simbolismo político de la iniciativa. Para MC, representa una bandera de justicia laboral en tiempos donde el bienestar se mide también por el tiempo libre. Para Morena, una promesa presidencial que debe concretarse, pero sin abrir flancos con el sector empresarial ni con un Congreso cargado de prioridades.

Así, la semana laboral de 40 horas está en camino, pero no se mueve con la velocidad de las redes sociales ni de los discursos de tribuna. Su destino inmediato depende de qué tanto se valore la prisa frente a la prudencia.

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