Ante aranceles de Trump, Sheinbaum agenda llamada con Trump y plaza medidas concretas

La administración de Claudia Sheinbaum ha dejado claro que la mejor estrategia ante la imposición de aranceles del 25% por parte del gobierno de Donald Trump es… esperar. En un tono sereno y diplomático, la presidenta de México ha optado por no tomar decisiones inmediatas y, en su lugar, convocar a una asamblea informativa en el Zócalo el próximo domingo. Mientras tanto, las empresas mexicanas afectadas y los consumidores estadounidenses que pagarán más por sus productos, deberán conformarse con discursos y llamados a la unidad.
A pesar de que la medida estadounidense entró en vigor de inmediato, la reacción mexicana ha sido todo menos apresurada. Sheinbaum aseguró que su gobierno responderá con medidas arancelarias y no arancelarias, pero, por ahora, no las dará a conocer. ¿El motivo? Prefiere explicar su estrategia en un evento público antes de ponerla en marcha, es decir, hacer de su respuesta un espectáculo patriótico. La incertidumbre económica no parece ser razón suficiente para acelerar los tiempos.
Pero si alguien pensó que la mandataria tomaría el teléfono para exigir una explicación directa, la respuesta es más pausada: hay una llamada pactada con Trump, la cita es el próximo jueves, pero sin la certeza absoluta de si cambiará algo. En otras palabras, la política exterior mexicana se mantiene a la espera de lo que diga el presidente estadounidense, sin adelantar medidas concretas.
🚨 #ÚLTIMAHORA | Sheinbaum anuncia que México responderá con medidas arancelarias y no arancelarias a Estados Unidos.
🗣️ “No es, de ninguna manera, el propósito iniciar una confrontación económica o comercial que desafortunada y lamentablemente es lo opuesto a lo que deberíamos… pic.twitter.com/luZOp5GXmn
— El Universal (@El_Universal_Mx) March 4, 2025
Trump golpea, México ofrece diplomacia y cifras
Mientras Trump impone aranceles sin mayor contemplación, el gobierno mexicano responde con cifras sobre decomisos de fentanilo, reducción de homicidios y cooperación en seguridad. Argumentos que, si bien son válidos, no han frenado la decisión de Washington ni han evitado que el tema se convierta en un arma política en la campaña estadounidense.
Sheinbaum insiste en que la medida carece de justificación y que solo traerá consecuencias negativas para ambos países. Y aunque suena como un argumento lógico, la realidad es que Trump no parece estar escuchando. No es la primera vez que el expresidente estadounidense utiliza a México como su villano favorito en el discurso electoral, y hasta ahora, la administración mexicana no ha mostrado un plan de acción inmediato para contrarrestar el golpe.
La estrategia mexicana se ha limitado a condenar la medida, acusarla de unilateral y confiar en que Trump recapacite. Sheinbaum ha advertido que los consumidores estadounidenses serán los más afectados con el incremento de precios, pero el presidente estadounidense ha dejado en claro en el pasado que los costos políticos y económicos de estas decisiones le preocupan menos que la percepción de su base electoral.
Las respuestas de siempre: unidad, soberanía y asambleas
A falta de acciones concretas, la presidenta ha optado por el viejo recurso de apelar al sentimiento nacionalista. Convocó a una asamblea en el Zócalo para el próximo domingo, donde promete explicar sus próximas medidas. Como si una reunión masiva pudiera reducir el impacto económico de los aranceles, el evento se ha presentado como una solución en sí misma, más que como un paso hacia una respuesta contundente.
En un tono mesurado, Sheinbaum ha llamado a la calma y a la unidad, asegurando que México tiene una economía fuerte y que el país ya ha salido de crisis anteriores. Sin embargo, este mensaje no responde a las preocupaciones inmediatas de las empresas que exportan a EE.UU., ni ofrece claridad sobre cómo enfrentará el país una guerra comercial que, hasta ahora, solo un lado está librando de manera activa.
Por ahora, el gobierno mexicano sigue esperando. Esperando a que Trump acepte la llamada, esperando a que la asamblea se lleve a cabo, esperando a que el impacto de los aranceles genere presión interna en EE.UU. Mientras tanto, la incertidumbre económica y comercial sigue en aumento.
México ya ha pasado por escenarios similares y, una vez más, su respuesta parece ser la misma: paciencia, discursos y una gran dosis de esperanza en que el problema se solucione solo.