Los peligros de aplicar la austeridad en la investigación científica
La austeridad, un esquema necesario en prácticamente todo el tejido político de nuestro país, no debe aplicarse sin evaluar los potenciales efectos negativos en áreas como las ciencias y las artes. En ambas ramas lo que se requiere es una redistribución de los recursos (para evitar la formación de grupos de élite que acaparan los presupuestos sin importar su baja productividad), combatir la corrupción (un mal del que no están exentos los investigadores) e incluso un notable aumento en los presupuestos destinados a sostener sus logros e impulsar su avance*.
La reciente aprobación de la Ley Federal de Austeridad Republicana de Estado podría fomentar la fuga de cerebros ya que prohíbe los incentivos que no formen parte del tabulador. Estos incentivos, como el Sistema Nacional de Investigadores (SNI), entre otros, son importantes porque constituyen alrededor del 50 por ciento de los ingresos de los científicos en México.
Para el científico mexicano Raúl Rojas, profesor e investigador de Inteligencia Artificial, en la Universidad Libre de Berlín, Alemania, estos incentivos han servido para que los científicos hagan más y mejores investigaciones, que hoy en día son reconocidas a nivel mundial.
“Recortar en ciencia sin ton ni son, tratando a la planta científica como si fueran trabajadores de ventanilla, de los que se puede prescindir fácilmente, es un grave error. Y más extrañeza me causa que algunos de los ‘luchadores sociales’ que hoy avanzan este tipo de propuestas, apenas ayer eran todavía funcionarios o militantes en los gobiernos y partidos neoliberales que ahora tanto denuncian”.
Ante esta situación, el riesgo más inmediato es que cunda el desaliento entre los científicos mexicanos y que esto lleve a una oleada de emigración, a la fuga de cerebros que se trató de evitar con la creación del SNI y los centros públicos de investigación, mismos que hoy enfrentan problemas para realizar sus funciones, ante los recortes presupuestales impuestos por la política de austeridad del gobierno federal.
“La experiencia reciente ha demostrado que los trabajadores de la ciencia no pueden ser tratados como ‘funcionarios federales’. Por eso creo que ya llegó el momento de que los Centros Públicos de Investigación (CPI), se conviertan en un ente similar al Consejo Superior de Investigaciones Científica en España (CSIC) o al Centro Nacional de Investigación (CNR) en Francia”.
Deben ser un ente autónomo, dotado de un presupuesto anual que puedan administrar con una visión de largo plazo y sin interferencias políticas, subrayó Rojas González, quien fue galardonado en 2015 como el Profesor del Año, por la Sociedad de Profesores de Alemania
“El presupuesto debe estar garantizado para todo un sexenio, por lo menos, y no por un solo año. Recortes presupuestales a secretarías de ninguna manera deberían ser aplicados automáticamente a la ciencia”.
Con información de CienciaMx | Selección, edición y notas del Colectivo Alterius
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