Greenpeace: El gobierno de AMLO nos conduce a un desastre climático

La organización de activistas ambientales Greenpeace, mira con preocupación que a cien días del gobierno de Andrés Manuel López Obrador su política energética no responde con eficacia a los compromisos del Acuerdo de París y contraviene de manera radical la lucha en contra del cambio climático.

Según la nota de Angélica Simón, el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC) señaló que las acciones que se estaban tomando desde el gobierno para reducir las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) están siendo borradas por completo para dar paso a energías altamente contaminantes.

Según el reporte de Greenpeace México, la contaminación atmosférica en el país provoca la muerte prematura de al menos 17,000 personas cada año y por lo tanto es importante considerar las críticas de instituciones gubernamentales como el INECC, que nos advierte de las consecuencias de no cumplir con las estrategias climáticas, en un contexto global sumamente alarmante.

En el controversial contexto de la consulta para la hidroeléctrica en Huexca, el mismo ejecutivo declaró que “no podríamos, de ninguna manera, llevar a cabo una actividad económica, por importante que sea, afectando el medio ambiente, contaminando el agua, dañando el territorio”. Pero Greenpeace aporta cinco ejemplos para identificar que, en la práctica, las palabras de Obrador en torno a la crisis ambiental son mera retórica, dando paso a decisiones que nos alejan en definitiva de las recomendaciones para hacer frente a los efectos del Cambio Climático:

  1. El plan nacional de refinación -que busca reconvertir el sistema de refinación, que hasta el momento está diseñado para procesar crudo ligero, a crudo pesado (el tipo de petróleo dominante en las reservas mexicanas) junto con la construcción de una refinería más en el municipio de Dos Bocas, Tabasco, con el objetivo de aumentar la producción de combustibles refinados a un millón 600 mil barriles diarios entre diésel y gasolina.
  2. La cancelación de la cuarta subasta energética en plazos, donde la energía renovable es más competitiva que los combustibles fósiles.
  3. El anuncio de la reactivación del sistema de plantas termoeléctricas.
  4. El plan de incremento en la extracción de petróleo, incluso a través de fracking (método que el mismo López Obrador declaró públicamente que no se usaría en su administración).
  5. La reducción de recursos asignados para mitigación y adaptación de los efectos del cambio climático en 36% respecto al del 2018.

Ante esta última acción, Greenpeace promovió un juicio de amparo por considerar que la reducción presupuestal (más de 22 mil millones de pesos) es una violación del Congreso a los Derechos Humanos, pues se tiene la obligación de asignar progresivamente recursos públicos por respeto al derecho a un medio ambiente sano reconocido en la Constitución.

Oil on Shore of Louisiana. © Daniel Beltrá

“Desde Greenpeace reconocemos la importancia de la autosuficiencia energética, así como la necesidad de erradicar la pobreza energética en nuestro país. Es verdad que lograr la soberanía en cuestión de energía es algo prioritario pero no podemos hablar de soberanía si seguimos anclados y dependiendo de los combustibles fósiles a través de una política que agudice la grave crisis climática global”, señaló Pablo Ramírez, responsable de los temas de calidad del aire de Greenpeace México.

La batalla no es contra el Cambio Climático es contra el Capitalismo.

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Es importante señalar que la propia idea de combatir al Cambio Climático es una falla conceptual que también es reiterada por organizaciones como Greenpeace. La contradicción se encuentra en que para mitigar los efectos de un fenómeno natural como la variación climática, sin duda acelerada y potenciada por la actividad de la humanidad, lo que urge combatir es al sistema de producción capitalista y a la lógica del progreso económico basado en el deterioro ambiental*.

La batalla para detener la crisis ecológica, es en realidad una batalla contra los megaproyectos extractivistas como la Hidroeléctrica de Huexca o el Tren Maya que buscan ser validados por medio de consultas a modo. La “Lucha contra el Cambio Climático” es una metáfora que no permite observar que las medidas necesarias y urgentes para resolver las dinámicas ecocidas son de orden político-económico*.

Como señala la emblemática organización: “México, al ser un país altamente vulnerable a los efectos del cambio climático, debería ser líder en la lucha que lo combate [es decir, la lucha contra las políticas neoliberales]. Al mismo tiempo somos un país con un potencial de energías limpias enorme que debemos aprovechar de inmediato para reducir las emisiones de GEI.”

Aún con este error común Greenpeace acierta al señalar que “México está a tiempo de dar un giro y alinear su política económica a la muy necesaria política climática. La actual administración se encuentra en una posición en la que tiene una responsabilidad histórica y única en cuanto a las decisiones climáticas que se adopten.”

Bomba extractora utilizada en la técnica de fracking en Estados Unidos © Les Stone

Ignoran la postura de AMLO contra el fracking.

Por si esto fuera poco, según Greenpeace, la postura de Obrador contra la práctica del Fracking ha sido ignorada por la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH). Ya que el pasado 11 de febrero, durante la Octava Sesión Extraordinaria de dicho Órgano de Gobierno se presentó y aprobó la exploración en formaciones no convencionales que incluye autorizar el uso de fractura hidráulica.

En otra nota señalan que “La amplia documentación académica nos demuestra que la fractura hidráulica o fracking es una técnica inherentemente peligrosa con consecuencias a corto y largo plazo para las comunidades, el agua, el suelo, el aire y el clima por lo que se ha prohibido en diversos países, estados o provincias de varias partes del mundo.”

Resulta alarmante que, mientras el Presidente reiteró el pasado 4 de febrero su compromiso de no permitir el fracking, los planes de Pemex y los permisos de CNH para realizar la práctica en formaciones no convencionales continúen ignorando lo expresado por el jefe del Ejecutivo.

Exigencias finales

La organización ambientalista cierra exigiendo al presidente López Obrador que disminuya el uso de combustibles fósiles en aras de cumplir con los acuerdos climáticos ratificados en los Acuerdos de París; que cumpla la estrategia climática asentada en la Estrategia Nacional de Cambio Climático y la Ley de Transición Energética, que prohíba de manera inmediata el uso de la fractura hidráulica para la extracción de hidrocarburos y que fortalezca la política de calidad del aire que actualmente no es consistente con las recomendaciones para un ambiente sano de la Organización Mundial de la Salud.

Por su parte La Alianza Mexicana contra el Fracking, integrada por más de 40 organizaciones de diversos estados del país, se suman al reclamo de Greenpeace y exigen al Ejecutivo y el Legislativo tomar acciones inmediatas para hacer realidad el compromiso del Presidente Andrés Manuel López Obrador y de legisladores/as de diversos partidos de no permitir el fracking en México, lo cual requiere su prohibición explícita en nuestro marco legal.


Con información de Greenpeace México | Edición y *comentarios del Colectivo Alterius

 

 


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