Un centauro invoca al dolor y ocurre la noche

Por Aketzaly Moreno

Una palabra que gime: Demasiada luz en esta noche. Definir temáticamente este poemario como una obra que se detiene en el amor y la muerte, sería aventurar una lectura muy reducida de los textos; más allá de estos temas, son los espacios los que predominan en este libro. El cuerpo, las calles de la ciudad, la intimidad dolorosa de un cuarto de baño e incluso el lugar en que habita la memoria son constantes en esta obra que el poeta ha escrito siguiendo una estética cuya invariabilidad anuncia la modulación propia desde la que compone su creador.

Los poemas descubren la obsesión por un destino vulnerable a las voluntades humanas, pero a la vez inevitable. El poeta es el intérprete de todos los indicios que modelan tanto a los tiempos venideros como a los que se han ido, oscuros, nostálgicos y, por lo tanto, muchas veces inasibles; la duración de éstos toma forma y se convierte también en un “donde”. Estos lugares se construyen a partir del derrumbe, la destrucción, la caída; a veces, de la decepción y a veces, de la desesperanza. No obstante que el contrapunto de esta obra se mantiene en lo nocturno, lo convulsivo y lo agonizante, es de las sombras, de la noche y de la tanta muerte que cruza este poemario de donde surgen la luz y el amor. En este sentido, no halló el autor título más afortunado para un poemario en que las imágenes presentadas mantienen una tensión claroscura.

Mediante un lenguaje exigente, seguro y consciente de los ritmos y la gradación semántica que una palabra desata, José Manuel Vacah emprende la escritura de un texto que en conjunto no podría ser caracterizado de otro modo, sino como una hierofanía; la manifestación de lo sagrado y de la pureza ocurren desde lo cotidiano, lo pop y lo marginal; es decir, desde lo profano. Probablemente este procedimiento sea uno de los que caracterice la obra de José Manuel Vacah, cuya inteligencia y sensibilidad en la escritura hacen de este libro un poemario profundamente bello.

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Todo lo anterior fue escrito para publicarse como presentación en la contraportada del libro. Ahora, no es mi intención decir un par de palabras a favor o en contra de Demasiada luz en esta noche y su autor para que ustedes partan de ellas y tengan en buena o mala consideración al texto que nos reúne.  Entiendo que el sentimiento común que nos permite compartir este espacio es el interés que tenemos por la poesía, cuya manifestación supera el dominio de la escritura, pues es bien sabido por todos que podemos hallarla en una buena pieza musical o pictórica. Creo que ésa es la finalidad real de muchos que asumen la vida como un mientras tanto: buscar la poesía, lanzarse a ella por encima de quien la escriba o de lo que se diga de ese escritor.

Me animo a decir estas palabras porque no quisiera que entraran en este libro por la experiencia de los otros, sino por la que cada uno puede irse formando; es decir, que cada uno entre sin ningún juicio hecho previamente, sino movido por la personal búsqueda de la poesía. Aunque en el trayecto eso implique algunos descalabros.

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Para fortuna nuestra, lanzarse en Demasiada luz en esta noche abona en nuestra búsqueda, pues a la salida de este poemario, cuando hayamos concluido la caminata que implica leer estos poemas, nos daremos cuenta que no somos los mismos que la iniciaron. Los poemas de José Manuel Vacah son nocturnos, a ratos lúgubres, a ratos violentos; ahí donde uno mira las presencias insignificantes en las esquinas o bajo los puentes, la mirada de Vacah ve nacer el amor. Los versos de este poemario, inseparables del ritmo y del significado, debo decirlo, son intensos por la construcción de las imágenes que propone, y emocionantes por el efecto que provocan.

Tuve la suerte de leer algunos de estos textos antes de verlos juntos en una edición tan bella, delicada y comprometida como la que hizo Ojo de golondrina, algunos tienen pequeñas variantes, pero también los hay que son otros; sin embargo, lo que se mantiene intacto es la conciencia y la exigencia del poeta.

Sin querer sonar repetitiva, me gustaría aprovechar la oportunidad para señalar uno de los rasgos que me parece distintivo de la poesía del autor y que, obviamente, se encuentra en estos poemas. Para decirlo con uno de sus versos, la poesía de José Manuel Vacah todo lo bendice. En los poemas siempre hay algo de sagrado; aspectos que se vinculan con lo divino pero que surgen desde lo cotidiano. De ahí que muchos de sus poemas resulten hierofánicos, ya sea mediante el tiempo, el espacio o algún elemento específico que de entrada nos es familiar: una ciudad, una tarde, una planta y entonces ocurre una transformación; estos aspectos quiebran con lo cotidiano y se enuncian desde un lugar menos profano. Invocan desde la voz que si bien no es profética, tampoco es ordinaria, es, como lo he dicho, una poesía que nombra desde lo sagrado.

Ahora que voy diciendo esto me descubro contradiciendo lo que anuncié en primera instancia, pues aunque mi objetivo no era enjuiciar el libro de José Manuel, porque el instinto lector siempre nos lleva a buenos libros y sé que ustedes entenderán que es inevitable no decir algo de un libro cuyo resplandor es imposible tapar con un dedo.  Muchas felicidades al poeta y a la editorial.

José Manuel Vacah

Demasiada Luz en esta noche

México, Ojo de Golondrina, 2019.

 

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