El #8M y las castelleras de Barcelona

El 8 de marzo de 1857, un grupo de trabajadoras textiles neoyorkinas salieron a las calles a denunciar las malas condiciones en que debían realizar su trabajo, los bajos salarios, así como la necesidad de poder amamantar a sus hijos en su espacio laborla…y a raíz de ello, cientos de mujeres fueron asesinadas por un incendio que se le atribuye al dueño del edificio de Sirtwoot Cotton, donde trabajaban.



El 8 de marzo de 2018, las mujeres celebran. Tienen derecho a la huelga, así que lo ejercen e invaden el centro de Barcelona. Se suman cientos de hombres, conformando un grupo de cerca de 200 mil  personas. Pero es también el día de la indignación. No hace mucho, han sido asesinadas luchadoras sociales, como Berta Cáceres. Por eso se gritó su nombre. Y se decía: “disculpen, es que nos están asesinado”.

Se cantó a todo pulmón. Por ejemplo, “Las amigas de Yoli”; también se leyeron poemas sobre las cuarenta niñas que murieron quemadas en Guatemala en 2017, a raíz de haber luchado por sus derechos: habían escapado de los maltratos de una casa-hogar que, para colmo, se llamaba, “El Hogar Seguro Virgen de la Asunción de San José Pinula”. Luego sobrevino la tragedia.

 

Como las obreras neoyorkinas, las niñas eran abusadas y humilladas con la complicidad estatal. A modo de castigo, se les encerró en una habitación…. y cuarenta de las sesenta niñas ardieron vivas, con gran indiferencia de la prensa nacional guatemalteca.

Pero este 8 de marzo las mujeres estaban unidas. “No me mates si me quieres” gritaban al unísono.

 

La metáfora de esta unión de fuerzas eran las “castelleras”.

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Castell al femení / Castillo de mujeres Un 8 de Marzo de 1857, un grupo de mujeres textiles salen a las calles de #ny a denunciar sus condiciones de trabajo. A raíz de demandas como poder amamantar sus hijos, mejorar condiciones salariales, centenas de mujeres son asesinadas por un incendio que se le atribuye al dueno del edificio de Sirtwoot Cotton. Un 8 de marzo de 2018, las mujeres celebran este día. Tienen derecho a la huelga, la hacen e invaden el centro de Barcelona. Se suman hombres, son unas 200 000 personas. Aquí tenéis algunas cositas que ví por las calles hoy. #vagafeminista #plazacatalunya #bcn #barcelonagram #barcelonacity #catalunya #cat #protest #humancastle #castelleras #informacat #castells #humantower

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La tradición catalana de hacer castillos humanos se conjugó en femenino con dos torres en la plaza Catalunya. Las más fuertes estaban abajo, las más hábiles arriba.

Los hombres apoyaban a las mujeres que estaban en primer plano, mientras las mujeres bisexuales, transexuales, sin género, tenían su propio espacio, construido con presencia y rimado con canciones.

Se apoyaron las mujeres que hacen trabajo sexual. Se denunció la brecha salarial entre mujeres y hombres, con pancartas y el grito “trabajo nos sobra, queremos dinero”.

¿Y mañana? ¿Y después de mañana?

La idea de progreso según la cual “cada vez la situación de la mujer en el mundo mejora” es utópica. La historia no es una escalera, y la historia de las mujeres está marcada por avances y retrocesos sucesivos.

En el caso de Francia, las mujeres fueron a trabajar durante la Primera Guerra Mundial. A ellas las llamamos “les munitionnettes”, y fueron las primeras obreras francesas que se dedicaron a la industria militar para participar a lo que llamamos “el esfuerzo de guerra”. Una vez que la amnistía fue firmada en 1918, los hombres volvieron al trabajo y el esquema volvió a ser el tradicional: mujeres en casa, hombres trabajando fuera del hogar.

Asímismo, las mujeres retomaron su papel de esposa y madre en una sociedad que necesitaba niños. Se habló y se condenaóla “masculinización de las mujeres’’ en el periodo de post-guerra. Por eso la mano de obra femenina en las fábricas bajó inmediatamente y se puso entre paréntesis la emancipación de la mujer del hogar, invisibilizando su trabajo.

Pasemos ahora a España y a las “Mujeres Libres” el colectivo que durante la guerra civil unió a 21 mil mujeres en el movimiento anarco-feminista. Se alejaron del CNT, AIT o FIGL y de todas las banderas, proclamando que la igualdad no llegaría mágicamente después de la revolución social. Había que organizarse, que concientizar a las mujeres para ganar esta batalla, de forma autónoma. La película de Vicente Aranda “Libertarias”, es un buen principio para formarse sobre este movimiento. Hablaron de amor libre, una lucha vanguardista que solo se retomó en los años 70’s. En el momento en el que eran más poderosas, el franquismo llego y aniquiló su utopía. Sus líderes acabaron en el exilio o en la cárcel. A la fecha, aquel objetivo, que era emancipar a la mujer de la triple esclavitud, “esclavitud de ignorancia, esclavitud de mujer y esclavitud productora”, no podemos decir que haya sido alcanzado.

Más recientemente, en 2014, en España las mujeres y los hombres, tuvieron que salir de nuevo a las calles para impedir que prosperara la propuesta de ley del ministro de justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, que buscaba dar marcha atrás en el tema del aborto, limitándolo únicamente a los casos de peligro para la mujer (22 semanas) y en caso de violación hasta 12 semanas. Esta propuesta de ley era más restrictiva aún que la primera ley sobre el aborto de 1985, sustituida en el año 2011. Efectivamente, en el caso de anomalías fetales, el aborto no era permitido a menos que dichas anomalías no permitieran la vida fuera del útero. Esta ley nunca llegó al Parlamento, gracias a la movilización del país “tren de la libertad” y de otras grandes ciudades europeas como Londres, Edimburgo, Roma, Milán, Florencia, Bolonia, Paris, Burdeos, Marsella, Nantes, Estrasburgo, Toulouse y Bruselas, así como en la embajada española.

Aun así, estos tres ejemplos muestran que definitivamente la noción de “logro” en la historia de la mujer es peligrosa, sobre todo porque nos hace imaginar que se trata de una lucha ganada y que ya no se puede retroceder. Empero, la historia demuestra que todo puede cambiar y rápidamente. Por eso las “castelleras” muestran que juntas se puede, pero que debemos estar siempre atentas a qué la torre aguante y a que no se caiga una de nosotras: “Yo soy ella, tu eres yo. Somos mujeres y la responsabilidad en lo que pasa el resto de los 364 días del año también depende de ti, de mi, de todas, de todos”.    

 

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