La catarsis de los inadaptados: un panfleto trans que estremece

Arrodillados frente al espejo de lo “normal”, vemos nuestro rostro desfigurado. No somos nosotros, no es nuestro cuerpo, no es nuestra alma. Nuestra identidad es el “debe ser” y nuestros deseos se mutilan frente al muro de los deseos de una conciencia impuesta.

Somos lo que los demás esperan de nosotros, vivimos a expensas de los sueños de la sociedad de consumo, del control ideológico y de imperativos morales que juzgan y controlan.

Nuestro cuerpo anhela su libertad, pero este concepto no puede llevarse a cabo en la práctica social. Ni siquiera somos capaces de reconocer que nuestras diferencias tienen una oportunidad de desarrollarse plenamente, estamos sometidos y la plenitud está restringida por la noche, por la danza, y por la violencia.

Estas tres ideas se ponen en juego en un proyecto escénico que se llama Con una mitad unida a tierra firme y la otra mirando al oceáno. Este montaje escénico expresa con honestidad y valentía el conflicto de una identidad que se cuestiona la normalidad de los placeres y las maneras de habitar el mundo: feminidad-masculinidad, categorías que se convierte en un binomio que debe resignificarse. Como resultado de esta exploración se evidencia una crisis, una catarsis, una forma de sumirse en un abismo del que ya no hay regreso.

Esta puesta de carácter experimental, en donde confluye la danza, la poesía, y el teatro,  puede considerarse un ‘Panfleto Trans’, Una especie de herramienta de provocación ideológica, con el fin de interpelar la conciencia y las emociones del espectador. Transgresión y vértigo promovidos por un espectáculo en donde la muerte usa tacones y la vida se desnuda para interiorizar su belleza. Cuerpos sin ataduras expuestos a nuestra mirada.

Bailar al ritmo del tap, al ritmo del pop, al ritmo de la violencia, de la depresión, de la humillación, del dolor, de la derrota, de la perdida, de la desesperanza. Una mujer vestida de rojo se somete a los imperativos morales, sociales y culturales del machismo, desde un micrófono grita su rabia y ejemplifica su feminidad a través del humor. El performance es idóneo porque el deseo se pervierte.  La feminidad danza hasta que el cuerpo desfallece, la transexualidad es más evidente porque la luz no existe. La belleza brilla a través de las sombras, emerge de la noche de la violencia para transgredir con una frase que lleva en la camiseta: “Hope” (Esperanza).

Después sólo hay un atisbo, vivimos para ser otro.

La esperanza es sólo una marca en la ropa, el desgarramiento sólo muestra nuestra propia desnudez. Los actores de este contundente espectáculo escénico se desnudan, mientras el espectador los confronta. Un ejercicio doble que transforma. En esencia, se trata de un espectáculo violento donde la belleza es el principal protagonista. Porque la belleza  va más allá del binomio sexo-genérico hombre-mujer.

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Con una mitad unida a tierra firme y la otra mirando al oceáno es un proyecto construido por el colectivo Aguanieve, protagonizado por Lilian Rivero y Gerardo Sotelo Manrique. La obra estará en escena hasta el 28 abril (14 abril no hay función), todos los viernes a las 20:30 hr. en el Foro A Poco No ubicado en República de Cuba 49, Centro Histórico. Es una obra que te transformará.

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