Los retos de agua en el mundo vistos desde Nuevo León

El acceso al agua potable es un derecho humano, a nivel nacional y mundial se mantiene una constante atención en este tema por diversos motivos, entre estos el esencial, es que sin agua la vida humana es improbable, de ahí que se trate de un asunto que suma consideraciones políticas, económicas, sociales, ambientales, geoestratégicas y en evidencia, las relacionadas con el desarrollo social y humano. Es posible aseverar que el acceso al agua es base para el desarrollo de las naciones y que se trata de un recurso cada vez más valioso. A continuación se exponen algunas breves notas sobre cómo la comunidad de naciones ha abordado de forma sistemática la problemática del agua, señalándose que el acceso al líquido está en el centro de diversos conflictos armados en el mundo. 

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha generado diversos lineamientos relativos al uso y al derecho del agua, son ejemplos de este análisis y preocupación global los siguientes: la resolución 55/196 del 20 de diciembre del año 2000 cuando se proclamó al año 2003 como el Año Internacional del Agua Dulce; la resolución 58/217 del 23 de diciembre de 2003, que declaró el Decenio Internacional para la Acción “El agua, fuente de vida”; el Programa Hábitat del año 1996; y la Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo del mes de junio del año 1992 sólo por mencionar posiciones emblemáticas de la comunidad internacional, las cuales por sí mismas o en su conjunto indican un tema cada vez más posicionado en los foros internacionales durante por los menos 30 años. 

De acuerdo con la ONU existen en el mundo 884 millones de personas que carecen de acceso a agua potable y más de 2600 millones de personas que no tienen acceso al saneamiento básico, también señala que cada año fallecen aproximadamente 1.5 millones de niños menores de 5 años y se pierden cerca de 443 millones de días escolares a consecuencia de enfermedades relacionadas con el acceso al agua limpia.

El Informe del año 2012 sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio asienta que el agua es la fuente vital más importante para el ser humano, sin ella sobrevivimos apenas tres días; sin embargo la realidad para aproximadamente 783 millones de personas, esto es una proporción del 11% de la población mundial, es que no tiene acceso a una fuente de agua potable. 

Por ello la ONU reconoce que el derecho al agua potable y el saneamiento es un derecho humano esencial para el pleno disfrute de la vida y de todos los derechos humanos. De ahí se convino en el Plan de Aplicación de las Decisiones de la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible, conocido también el “Plan de Aplicación de las Decisiones de Johannesburgo”, en donde se buscaba reducir a la mitad para 2015 el porcentaje de personas sin acceso a servicios básicos de saneamiento. 

En México la Coalición de Organizaciones Mexicanas por el Derecho al Agua comunicó que alrededor de 9 millones de personas no cuentan con el servicio de agua entubada y otros 13 millones que habitan en zonas rurales y urbanas a pesar de recibir el servicio, reciben en sus hogares el líquido contaminado en diversos grados.  Según datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística y Geografía al 2013, de los 2 mil 456 municipios del país, 2 mil 409 tienen disponibilidad del servicio; las estadísticas también indican que son en las zonas más pobres del país donde se carece de agua entubada, debido en parte a la grave dispersión de la población en pequeñas comunidades y a lo accidentado del territorio. 

La zona donde se asienta Monterrey se caracteriza por una hidrografía escasa, la corriente permanente más importante es el río Santa Catarina que se alimenta de las lluvias que caen en La Huasteca y cruza la ciudad, sin embargo la mayor parte de sus causes están secos. Considerando que, el área metropolitana de Monterrey es la tercera más poblada de México, en donde aproximadamente 1.5 millones de personas viven en la ciudad y que alrededor del 28% del agua se pierde.

Frente a las problemáticas inherentes a la región en donde se asienta la zona de Monterrey, desde la administración anterior con el presidente Lic. Felipe Calderón Hinojosa se publicó en el Diario Oficial de la Federación el día 21 de enero de 2008 que la opción más viable para dotar de recursos hídricos a la población de Monterrey era extraerlo desde la corrientes del Río Pánuco. 

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El proyecto federal-estatal del Acueducto Monterrey VI consistía en un sistema de tuberías de 502 km de largo, que va de la toma del río Panuco-Tampaon hasta la presa Cerro Prieto con lo que podría abastecerse a la zona de Monterrey. Su trayecto incluiría atravesar los estados de San Luis Potosí, Veracruz y Tamaulipas para finalizar en Nuevo León.

Sin embargo, diversos actores consideraron que el proyecto era oneroso para el Estado de Nuevo León, entre quienes se contaba al ex titular de Conagua, José Luis Luege Tamargo; parte de las críticas se centraron en el impacto ambiental que esta construcción podría tener, por ello Juan Bezaury Creel, representante de The Nature Conservancy en México entregó el reporte “Consideraciones para una toma de decisiones informada que incorpore el manejo integral de los recursos hídricos” en donde se explicaba lo innecesario de la obra. 

En septiembre de este año el actual gobernador de la entidad, Jaime Rodríguez Calderón  declaró que el proyecto Monterrey VI no va a ser construido, y que en cambio se buscaría una alternativa benéfica a los intereses de la entidad. Por tanto, ahora se plantean soluciones como podría ser ampliar la Presa El Cuchillo y construir un acueducto de aguas tratadas en Tamaulipas; también podría ponderarse el uso de la tecnología conocida como “Newater” que es un modelo probado en Singapur en donde el agua se vuelve renovable y es 100% potable. 

En cualquier caso, lo cierto es que en Nuevo León se necesita más agua para diversos usos, que se requerirá realizar inversiones para lograr este propósito, y que en el centro de las decisiones debe estar la ciudadanía, en especial la de menores recursos. Ante esta situación es conveniente escuchar a los expertos en diversos campos para tener un enfoque multidimensional que considere beneficios, costos, impactos sociales y ambientales, para con estas bases tener una proyección de corto, mediano y largo plazo que sume distintos puntos de vista y enriquezcan una propuesta hídrica para Nuevo León. Es fundamental escuchar a las organizaciones sociales y ambientalistas, así como a los centros de educación superior para acceder a un debate serio, informado y fundamentado a fin de entretejer las mejores decisiones.  Asimismo, es necesario ponderar que la solución al problema del agua en Nuevo León trasciende con mucho un asunto de plan de negocios y de llave en mano, se trata de un tema eminentemente social  que pone a prueba nuestras capacidades para generar beneficios públicos. 

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