Cinemex USA se declara en bancarrota por segunda vez ante crisis de la industria

a historia se repite, y no en cartelera. Cinemex Holdings USA —subsidiaria de la mexicana Grupo Cinemex, propiedad del magnate Germán Larrea— se declaró en bancarrota por segunda vez en cinco años. Esta vez lo hace bajo el Subcapítulo V del Código de Quiebras de EEUU, una modalidad que permite a pequeñas empresas reestructurar sus deudas con mayor agilidad y conservar el control operativo de sus activos durante el proceso judicial.
La firma opera bajo la marca CMX Cinemas, con sede en Miami y presencia en 28 complejos, 311 pantallas y más de 1,400 empleados. Su modelo de negocios, que incluye salas premium con servicio de comida en sala e IMAX, no resistió los efectos acumulados de la pandemia, el auge del streaming y los cambios permanentes en los hábitos de consumo de entretenimiento. Aunque la reapertura post-COVID trató de reanimar la taquilla, la asistencia no ha vuelto a los niveles previos a 2020.
En su comunicado oficial, CMX aseguró que mantendrá en operación todas sus salas durante el proceso de reestructuración, con el objetivo de preservar empleos y pagar a proveedores en condiciones normales. También anunció que revisará su portafolio de arrendamientos en EEUU y buscará renegociar condiciones más favorables con los propietarios de los inmuebles.
La estrategia de salida contempla presentar un plan de reorganización a más tardar en el tercer trimestre de 2025. Mientras tanto, su actual equipo directivo y consejo de administración permanecerán al frente de las operaciones.
Según documentos judiciales, la empresa declaró activos entre 100 mil y 500 mil dólares, y pasivos inferiores a 50 mil, lo que sugiere que, más que insolvencia total, se trata de una maniobra táctica para sobrevivir en una industria en transformación acelerada.
El contexto tampoco favorece. Desde la pandemia, cadenas como Cineworld (dueña de Regal) han colapsado, mientras AMC ha sobrevivido a costa de una reestructuración financiera agresiva. El problema es más estructural que individual: la experiencia de ir al cine, antes una salida familiar o social obligada, compite ahora con plataformas que ofrecen estrenos simultáneos desde el sofá.
Y aunque la operación estadounidense de Cinemex intenta seguir respirando, el proyecto de expansión internacional que comenzó en 2016 se tambalea, arrastrando consigo la reputación corporativa del propio Germán Larrea. La figura del empresario —uno de los más ricos y opacos del país— carga con polémicas más allá del entretenimiento, como acusaciones por ecocidios, conflictos laborales y maniobras corporativas controversiales.
Así, el destino de CMX Cinemas no solo retrata el ocaso de un modelo de negocios tradicional, sino que también revela las tensiones entre un modelo empresarial que busca perpetuarse en sus propios términos y un ecosistema cultural y tecnológico que ya cambió de canal.