México registra aumento alarmante de casos de sarampión y tosferina: 48 bebés han muerto en 2025

México enfrenta un repunte severo de enfermedades que se creían controladas: el sarampión y la tosferina. En un escenario que parecería de archivo histórico más que de un informe epidemiológico de 2025, las cifras que presentó el secretario de Salud, David Kershenobich, muestran un panorama preocupante: 583 casos confirmados de sarampión y 809 de tosferina, con un saldo trágico de 48 bebés fallecidos por esta última.

El dato más alarmante no es sólo la cantidad absoluta, sino la velocidad del crecimiento. En comparación con los 60 casos de tosferina reportados en el mismo periodo del año anterior, el aumento representa más de un 1,240%. La mayoría de las muertes —niños menores de un año— podrían haberse prevenido con una vacunación oportuna. Pero el sistema de salud parece estar corriendo detrás de una enfermedad que ya tomó la delantera.

La Ciudad de México, Nuevo León y Chihuahua son los focos principales de contagio, tanto en sarampión como en tosferina. Chihuahua concentra 560 de los 583 casos de sarampión, lo que indica que no se trata de una dispersión homogénea, sino de un brote focalizado que ha avanzado sin contención efectiva.

Parte del problema radica en el rezago de cobertura vacunacional. El 93% de los contagios de sarampión se dieron en personas no vacunadas, especialmente en adultos jóvenes de entre 25 y 44 años, un grupo que normalmente no es el centro de campañas de inmunización. En el caso de la tosferina, la protección neonatal depende de que las mujeres embarazadas reciban la vacuna TDPA a partir de la semana 20 de gestación. No hacerlo deja a los recién nacidos vulnerables hasta que alcanzan la edad mínima para vacunarse directamente.

La respuesta oficial ha sido activar la Semana Nacional de Vacunación, con una meta de 1.8 millones de dosis aplicadas antes del 3 de mayo. A la fecha, sólo se ha alcanzado el 31% de esa meta. Se han administrado 566,753 dosis entre el 26 y el 28 de abril, lo que muestra voluntad, pero también evidencia la urgencia de ampliar los esfuerzos más allá de una campaña aislada.

Este repunte no es una excepción mexicana. El sarampión ha presentado incrementos a nivel global. Pero si bien el virus puede llegar del exterior, la responsabilidad de contenerlo es interna. La vigilancia epidemiológica se está reforzando, pero el rezago estructural en cobertura inmunológica y la falta de campañas sostenidas de concientización son puntos críticos.

En palabras menos técnicas: no se trata de un simple “bache sanitario”. Es un retroceso de al menos una década en materia de prevención. Y es que en plena era de los deepfakes y los autos eléctricos, resulta paradójico que enfermedades del siglo XIX vuelvan a colarse en el reporte epidemiológico nacional.

El llamado de las autoridades es claro: vacunarse es vital. Pero queda una pregunta implícita que no se puede esquivar: ¿qué tan efectivo es ese llamado si no se acompaña de inversión sostenida, acceso universal y campañas permanentes? Porque si la tosferina y el sarampión están haciendo comeback, no es por nostalgia viral, sino por negligencia institucional.

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