Puebla: El Rostro de la Crueldad Animal en México

La violencia contra los animales en Puebla ha escalado a niveles alarmantes, consolidando a la entidad como el epicentro de la crueldad animal en México. Con 25 casos registrados en menos de dos meses en 2025, la brutalidad ejercida contra perros, gatos, equinos y otras especies ha sido denunciada una y otra vez sin que las autoridades logren frenar esta ola de atrocidades.

La indignación ha crecido en redes sociales y entre activistas, quienes exigen justicia ante hechos cada vez más perturbadores. Desde el reciente caso del burro y la mula brutalmente golpeados con un látigo en Huejotzingo hasta el envenenamiento masivo de perros en Coxcatlán, las historias de maltrato continúan acumulándose, revelando un patrón de impunidad y negligencia institucional.

Un estado marcado por la barbarie

Casos recientes han conmocionado a la opinión pública. En Santiago Miahuatlán, “Huesitos” sufrió un salvaje ataque cuando un hombre le lanzó una piedra de gran tamaño, dejándolo con fracturas y un edema pulmonar. El agresor, identificado como “Cola Mocha”, fue detenido, pero las dudas sobre una condena efectiva persisten.

En Coronango, un individuo fue captado en video arrojando a varios cachorros a un terreno baldío, una acción vil que muestra la indiferencia con la que se sigue desechando vidas animales. A esto se suman los desgarradores episodios en la colonia Valle Paraíso, donde perros fueron atacados con machetes y, en Atlixco, el envenenamiento de 12 canes.

Los casos continúan acumulándose. En San Pedro Cholula, seis cachorros fueron quemados vivos frente a su madre, “Chichi”, quien, devastada, permaneció junto a los restos de sus crías hasta que ella misma falleció. La saña de estos actos demuestra que la violencia contra los animales en Puebla no es un hecho aislado, sino un fenómeno sistemático que ha encontrado terreno fértil en la impunidad.


Cifras que evidencian la negligencia

Las cifras son contundentes: en enero y febrero de 2025, Puebla acumuló 25 casos de crueldad animal, lo que equivale a más de tres agresiones semanales. En 2024, el estado registró más de 500 denuncias por maltrato animal, pero solo 39 resultaron en procesos penales. Este débil seguimiento judicial perpetúa un ciclo de violencia en el que los agresores saben que las probabilidades de enfrentar consecuencias reales son mínimas.

La indignación crece: protesta nacional y cambios legislativos

Ante la magnitud de la crisis, colectivos de protección animal han convocado a la Marcha Nacional por los Derechos de los Animales, programada para el 30 de marzo de 2025 en la Ciudad de México. La manifestación busca presionar a las autoridades para la creación de una Ley General contra el Maltrato Animal que refuerce las sanciones y homologue criterios de protección en todo el país.

Por otro lado, la presidenta Claudia Sheinbaum ha urgido la creación de una legislación secundaria que endurezca las penas contra el maltrato animal. Puebla, en respuesta, ha anunciado modificaciones a su Ley de Bienestar Animal, con el compromiso de aumentar las sanciones y fortalecer la Unidad de Delitos contra Animales. Sin embargo, estos cambios aún están en fase de discusión, mientras los casos de violencia continúan sumándose.

Impunidad y responsabilidad gubernamental

La falta de acción efectiva por parte de las autoridades estatales es parte del problema. Si bien el Instituto de Bienestar Animal (IBA) ha intervenido en algunos casos, su capacidad de respuesta es insuficiente. Los municipios más afectados, como Puebla capital, Tehuacán, Texmelucan, Amozoc, Huejotzingo, Atlixco y Ocoyucan, siguen siendo escenario de atrocidades sin consecuencias contundentes para los agresores.


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El gobierno estatal debe asumir su responsabilidad y garantizar que las reformas legales se traduzcan en justicia efectiva. Las penas actuales, que oscilan entre seis meses y cuatro años de prisión, junto con multas de hasta 26 mil pesos, no han sido suficientes para disuadir a los perpetradores de estas acciones crueles.

No más indiferencia

Puebla se ha convertido en el rostro de la crueldad animal en México, un reflejo doloroso de la indiferencia gubernamental y la falta de empatía de una parte de la sociedad. La solución no solo pasa por la aplicación estricta de las leyes, sino también por una transformación cultural que elimine la normalización de la violencia contra los seres sintientes.

La ciudadanía, organizaciones y activistas han dado el primer paso con denuncias y movilizaciones. Ahora, es el turno de las autoridades para demostrar que el maltrato animal no es un delito menor. La historia juzgará a quienes decidan ignorar esta crisis y permitir que el horror continúe impune.

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