Crueldad sin castigo: el envenenamiento masivo de perros en Puebla que sigue impune

El municipio de Atlixco, en Puebla, se ha convertido en el epicentro de una indignante ola de envenenamiento masivo de perros, una situación que refleja tanto la crueldad humana como la falta de acción de las autoridades. En la comunidad de La Magdalena Axocopan, al menos 12 perros fueron envenenados en un lapso de días, generando el repudio de vecinos y activistas.

Las calles del municipio han sido testigo de una escena desgarradora: perros muertos con espuma en el hocico y otros, aún con vida, tratando desesperadamente de reanimar a sus compañeros caídos. La imagen de un lomito negro intentando despertar a un pastor belga se volvió viral en redes sociales y se convirtió en un símbolo de la tragedia. En el video se observa al perrito empujando con el hocico a su amigo inmóvil, sin comprender por qué no responde. Su gesto de lealtad y desesperación ha conmovido a miles de personas, quienes exigen que estos actos de crueldad no queden impunes.

Los residentes de Atlixco han señalado que no es la primera vez que ocurre un caso similar. Según testigos, los responsables han arrojado carne contaminada a los animales, tanto en la vía pública como dentro de los patios de las casas. Incluso se han registrado casos en los que las mascotas han sido envenenadas intencionalmente por desconocidos que parecen operar con total impunidad.

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A pesar de la gravedad de la situación, el gobierno municipal no ha emitido un posicionamiento claro sobre el caso, dejando en incertidumbre a quienes exigen justicia. Esta omisión es particularmente alarmante, ya que el maltrato animal en Puebla está penalizado con penas que pueden alcanzar hasta ocho años de prisión, según el artículo 470 de la Ley de Bienestar Animal del estado. Sin embargo, la aplicación de la ley sigue siendo una promesa vacía para quienes han perdido a sus mascotas de forma cruel y premeditada.

Un patrón de violencia que se repite en Puebla

El envenenamiento de perros no es un caso aislado en Atlixco. En agosto de 2024, en el fraccionamiento Lomas del Valle, también en Puebla, se reportó el envenenamiento masivo de 12 perros y un gato. Este hecho, que se suma a otros incidentes similares en diversas colonias del estado, pone en evidencia un patrón de violencia sistemática contra los animales.

En enero de 2023, el fraccionamiento Paseos de Castillotla se convirtió en el escenario de una masacre silenciosa: más de 10 perros fueron hallados muertos en calles, lotes baldíos y casetas de vigilancia, todos con signos evidentes de intoxicación. Las imágenes de canes agonizando y con espuma en el hocico se viralizaron en redes sociales, despertando la indignación de la comunidad.

Estos casos revelan una preocupante tendencia en Puebla: los envenenamientos masivos de perros son cada vez más frecuentes, pero las autoridades han demostrado una falta de voluntad para investigar y castigar a los responsables. En Atlixco, los vecinos han señalado que existen testigos que vieron a individuos sospechosos caminar con piezas de pollo en la zona, lo que sugiere que podrían haber sido utilizadas como carnada envenenada. Sin embargo, no se ha registrado ninguna detención hasta el momento.

Un problema que va más allá del maltrato animal

Más allá de la crueldad evidente, la recurrencia de estos casos en Puebla pone sobre la mesa un problema estructural más profundo: el abandono y la negligencia hacia los animales en situación de calle. En Atlixco, muchos de los perros envenenados eran considerados “criollos” y habían quedado en orfandad después de que un vecino, que solía alimentarlos, viajara a Estados Unidos en busca de trabajo.

La falta de programas eficaces de control poblacional, como la esterilización masiva y campañas de adopción responsable, ha provocado un aumento en la cantidad de perros en situación de calle, lo que a su vez ha derivado en medidas extremas por parte de ciertos sectores de la población que ven a estos animales como un problema de salud pública en lugar de seres sintientes con derechos.

El Código Penal de Puebla establece penas severas para quienes atenten contra la vida de los animales, pero la realidad es que las denuncias rara vez prosperan. La impunidad en estos casos no solo perpetúa la violencia contra los perros, sino que envía un mensaje peligroso sobre la tolerancia a la crueldad.

El clamor por justicia y el rol de las autoridades

La indignación colectiva ha llevado a cientos de ciudadanos a exigir una respuesta contundente de las autoridades locales. A pesar de la presión mediática, el Ayuntamiento de Atlixco no ha dado un pronunciamiento oficial sobre el caso, lo que ha aumentado la frustración de la población.

El Instituto de Bienestar Animal del estado ha sido señalado como un actor clave para investigar estos hechos y evitar que se repitan, pero hasta el momento no se ha confirmado la apertura de una carpeta de investigación formal. La ciudadanía reclama que no basta con promesas y comunicados; se necesitan acciones concretas que aseguren que este tipo de crímenes no queden impunes.

El caso de Atlixco debe ser un parteaguas en la lucha contra el maltrato animal en México. Más allá de los llamados a la justicia en redes sociales, es fundamental que se refuercen las políticas públicas para la protección animal y se implementen mecanismos efectivos para castigar a los responsables de estos actos.

El envenenamiento de perros en Puebla no es un simple caso de maltrato animal: es un reflejo de una sociedad que aún no ha aprendido a respetar la vida en todas sus formas. La impunidad de estos crímenes no solo afecta a los animales, sino que también deteriora el tejido social y refuerza una cultura de violencia que puede extenderse a otros ámbitos.

 


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