Cárteles mexicanos son “elegibles” para ataques con drones: Elon Musk

Elon Musk, magnate de la tecnología, empresario excéntrico y ahora, al parecer, estratega militar no oficial de Donald Trump, ha vuelto a encender la polémica con su más reciente sugerencia: bombardear a los cárteles mexicanos con drones. ¿El contexto? Estados Unidos acaba de etiquetar a seis organizaciones criminales de México como grupos terroristas, una jugada que, más allá de su efectividad contra el crimen, suena a un nuevo episodio de presión política sobre el gobierno de Claudia Sheinbaum.

Con su estilo inconfundible, Musk simplemente compartió la noticia con la leyenda: “Eso significa que son elegibles para ataques con drones”. Una afirmación que en cualquier otro contexto parecería una broma, pero que, dada la cercanía del empresario con la administración Trump, deja entrever una intención más profunda. Porque claro, si algo falta en la diplomacia entre México y Estados Unidos es un empresario multimillonario opinando sobre estrategia militar.

¿Bombardeos con drones? Un detalle logístico menor

El Departamento de Estado de EE.UU. formalizó la designación de seis cárteles mexicanos como organizaciones terroristas: el Cártel de Sinaloa, el CJNG, el Cártel del Noreste, el Cártel del Golfo, la Nueva Familia Michoacana y Cárteles Unidos. Con esto, Trump refuerza su narrativa de que México es un Estado fallido “controlado en gran parte por los cárteles”. Porque, claro, si hay algo que ayuda a combatir el crimen organizado, es meter a un país entero en la misma lista que el Estado Islámico y Hezbolá.

Sin embargo, expertos en seguridad como David Saucedo advierten que un ataque con drones no solo sería altamente controversial, sino prácticamente inviable. Los cárteles, lejos de ser organizaciones improvisadas, han tomado sus precauciones: laboratorios escondidos en zonas densamente pobladas, construcciones con hormigón que bloquean las cámaras térmicas, y un conocimiento de los operativos estadounidenses que les permite adaptarse. “El asesinato de niños, mujeres, personas de la tercera edad, es decir, auténticos escudos humanos, haría imposible un ataque aéreo sin generar una crisis humanitaria”, explica Saucedo.

La CIA ya vigila desde el cielo… pero México “coopera”

Si bien la idea de Musk puede sonar descabellada, la vigilancia aérea estadounidense en México no es una novedad. Drones de la CIA ya han sobrevolado el territorio para identificar laboratorios de fentanilo, aunque, según Sheinbaum, esto ocurre “bajo petición del Gobierno de México”. Porque, por supuesto, no hay nada que fortalezca más la soberanía nacional que permitir que una agencia extranjera vuele drones espía sobre tu territorio.

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A pesar de la postura firme de la presidenta mexicana, la presión de Trump no deja de crecer. La declaratoria de los cárteles como terroristas no afecta realmente a los grupos criminales—ya enfrentan sanciones, bloqueos financieros y restricciones de visado desde hace años—, pero sí coloca a Sheinbaum en una posición incómoda. “Es una herramienta con la que Trump presiona a México”, sostiene Saucedo. La estrategia, más que una política de seguridad, parece un nuevo episodio de chantaje político disfrazado de lucha contra el narcotráfico.

Elon Musk y su rol en la administración Trump: ¿Visionario o guerrero de sillón?

La pregunta que queda en el aire es: ¿por qué Elon Musk se involucra en estos temas? Oficialmente, no es funcionario de gobierno, pero su cercanía con Trump es evidente. A pesar de que la Casa Blanca insiste en que Musk no tiene autoridad formal, su influencia en la política estadounidense es innegable. Desde promover ideología trumpista en su plataforma X hasta lanzar sugerencias de ataques militares como si fueran tuits sobre criptomonedas, Musk ha encontrado una nueva pasión: la geopolítica.

Por ahora, los drones siguen siendo solo herramientas de vigilancia, pero la narrativa está servida. Trump quiere hacer de México el villano perfecto para su campaña electoral, Musk disfruta el protagonismo y Sheinbaum camina sobre una cuerda floja diplomática. Mientras tanto, el crimen organizado sigue operando, adaptándose y, en muchos casos, beneficiándose de la misma guerra contra las drogas que dice combatirlo.

El guion está claro: un multimillonario sugiere ataques, un expresidente los insinúa, una presidenta rechaza la intervención y, al final, el narcotráfico sigue moviendo millones. ¿Ficción política? No. Solo otro día normal en la relación México-EE.UU.

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