Perros vs Aviones: ¿Tener mascotas afecta más al clima que volar?
En un sistema que ha fallado completamente en la conservación ambiental siempre es fácil encontrar una causa más impactante. Cuando se trata de reconocer cual es el impacto de nuestras decisiones en la salud del planeta y la permanencia de la vida, es común que se termine por señalar las contradicciones de alguien más.
Así, quien se alimenta sustancialmente de carne maneja a la “perfección” los datos del impacto ambiental de la producción masiva de aceite de coco o el deterioro que implica la producción de soya; quien gusta de sorber su smoothie de mango con un popote de plástico a un sólo uso, no tardará en señalar algún artículo científico que demuestra que es mayor el impacto de los plásticos que utilizan las empresas de comida chatarra; quien prefiere dejar correr el agua de la bañera, en lugar de usar una cubeta, podría explicar a la perfección los efectos del despojo de recursos hídricos de la Coca-Cola.
Quien mira así las cosas sigue sin entender que el Todo está conectado y que las partes, por pequeñas que parezcan son relevantes. Pero este fenómeno es todavía más marcado cuando quien busca pretextos para evadir las responsabilidades personales es parte del sistema ecocida en sus esferas más altas. El ejemplo perfecto lo ha puesto recientemente el CEO de Luxaviation, una empresa de aviación de lujo con sede en Luxemburgo.
Patrick Hanson, ha generado controversia al comparar el impacto ambiental de tener mascotas con el de viajar en un jet privado. En defensa de su propia industria, Hanson declaró recientemente que uno de sus clientes produce aproximadamente 2.1 toneladas de CO₂ al año, cifra similar a las emisiones generadas por tres perros. Esta comparación se basa en un cálculo realizado en 2020 por el investigador de huella de carbono Mike Berners-Lee.
El impacto ambiental de las mascotas a menudo se pasa por alto, pero más de la mitad de la población mundial tiene una mascota en su hogar y este número va en aumento. Hasta 2023, la propiedad de mascotas en Estados Unidos alcanzó el 66% de los hogares, un aumento desde el 56% en 1988.
Entonces, ¿cuánto debemos preocuparnos por el daño que nuestras mascotas están causando al medio ambiente?
Tanto los gatos como los perros pueden dañar las poblaciones de animales silvestres. Cazan y matan aves y otras criaturas, y también persiguen y acosan a animales salvajes. Sin embargo, quizás el aspecto más preocupante de tener mascotas es el impacto climático de los alimentos que consumen.
La huella ambiental de nuestros compañeros animales puede variar significativamente y está influenciada por factores como su tamaño, la cantidad que tenemos y su dieta. Elegir alimentos nutricionalmente equilibrados con menor contenido de carne generalmente reducirá las emisiones. Pero, al igual que otros aspectos del consumo, debemos considerar nuestra elección de mascotas y cómo alimentarlas para minimizar su impacto climático.
El impacto ambiental de los subproductos animales (como pulmones, corazones, hígados o riñones) que se utilizan con frecuencia en los alimentos para mascotas es un tema incierto. Estos subproductos, como los subproductos avícolas, se han identificado como el mayor ingrediente en las dietas de alimentos comerciales para mascotas tanto secos como húmedos.
Un enfoque más equilibrado es asignar las emisiones asociadas a la carne y subproductos utilizando el valor económico relativo de los diferentes productos. Esto también reduce ligeramente las emisiones asociadas con la carne, lo que da como resultado emisiones similares para el animal de cría. Los subproductos generalmente tienen un valor económico más bajo, lo que lleva a emisiones más bajas por kilogramo asignadas a ellos en comparación con la carne.
Usando este enfoque, las emisiones alimenticias de un perro de 10 kg serían equivalentes a 240 kg de CO₂ al año. Para un perro promedio de 22 kg, serían 530 kg de CO₂ al año. Esto es más pequeño, pero relativamente cercano a la cifra de 770 kg al año de Berners-Lee.
Sin embargo, incluso con las emisiones más bajas que resultan de este enfoque, la huella ambiental de los alimentos para mascotas sigue siendo considerable. A nivel mundial, la producción de alimentos para mascotas secos representa entre el 1.1% y el 2.9% de las emisiones agrícolas, hasta el 1.2% del uso de la tierra agrícola y aproximadamente el 0.4% de la extracción de agua agrícola. Esto equivale a una huella ambiental aproximadamente dos veces el área de tierra del Reino Unido, con emisiones de gases de efecto invernadero que se ubicarían en el puesto 60 en emisiones a nivel mundial. Aunque es una cifra significativa, vale la pena señalar que esto representa solo alrededor de una décima parte de las emisiones globales de aviación.
Para reducir la carga ambiental de nuestras mascotas, podemos empezar por reducir la cantidad de comida necesaria. Elegir razas más pequeñas puede ayudar a mantener los beneficios de tener mascotas mientras se reduce la carga ambiental. También es importante proporcionarles la cantidad adecuada de comida para evitar la demanda excesiva de alimentos para mascotas y combatir la obesidad en las mascotas.
La elección de los alimentos que les damos a nuestras mascotas también es fundamental. Las tendencias actuales hacia la humanización de los alimentos para mascotas (donde los productos se asemejan más a los alimentos humanos) o alimentarlos con carne cruda probablemente aumenten el impacto ambiental de tener mascotas.
Para abordar de manera más consciente el impacto ambiental, existen ahora muchas marcas de alimentos para mascotas sostenibles y marcas que incorporan ingredientes innovadores como insectos, lo que ofrece un enfoque más consciente del medio ambiente. Estos alimentos para mascotas tienen un contenido reducido de carne, especialmente carne rumiante (mamíferos que pastan como el ganado), e incluyen ingredientes a base de plantas. Sin embargo, es esencial considerar también qué comen los insectos para garantizar que el costo ambiental general se reduzca.
Si bien comparar las mascotas con los jets privados puede simplificar demasiado la cuestión, especialmente cuando existe controversia sobre lo que significa cada actividad, cuidar de nuestras mascotas contribuye a las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Estas emisiones (junto con otros impactos ambientales de tener mascotas) deben ser consideradas cuando decidimos qué mascotas tener y cómo alimentarlas.
Es esencial tomar decisiones informadas sobre nuestras mascotas y adoptar prácticas más sostenibles para reducir su huella ambiental. Al hacerlo, podemos disfrutar de la compañía de nuestros fieles amigos mientras trabajamos juntos para proteger y preservar el medio ambiente. En cualquier caso, sólo esperamos que esta nota no sirva para que algunos justifiquen su falta de conciencia ambiental señalando ahora al perro del vecino.
Con información de Phys.org | Traducción y comentarios del Colectivo Alterius
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