Por Amairany Mora
Este año se lleva a cabo en el estado de Morelos la VI Brigada Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas, que abarca dos semanas de trabajo (del 10 al 24 de Octubre del 2021) que incluyen 6 ejes en los que se divide la búsqueda de nuestrxs familiares: búsqueda en campo, contextos forenses, fosas clandestinas y otros; eje de Iglesias y comunidades de fe; eje de búsqueda en vida, que incorpora la labor en penales y centros de rehabilitación; eje de escuelas; eje de identificación forense, búsquedas en el Servicio Médico Forense (semefo) y un eje de sensibilización de autoridades. Cada uno de los integrantes de la Brigada sale desde muy temprano para desplazarse a las distintas localidades de Morelos donde se desarrolla cada tarea, con el propósito de construir una conciencia colectiva sobre el fenómeno a partir de la sensibilidad de lo que conlleva este doloroso fenómeno de la desaparición de personas en nuestro país.
Hemos visto nacer la Brigada desde sus inicios en la comunidad de Amatlán de los Reyes, Veracruz y verla caminar por los estados de Sinaloa, Baja California, Guerrero, de nuevo por Veracruz en su zona norte y ahora Morelos. Algunas familias llegaron solas, ya sea porque escucharon en algún medio de comunicación hablar sobre la Brigada de Búsqueda o acuden al encuentro de otrxs hermanas y hermanos de dolor. Estos procesos de organización y búsqueda de los familiares en su mayoría son sostenidos por mujeres: madres, hermanas, tías, abuelas, etcétera.
En los patios del hotel donde se hospedan los familiares, se encuentra un taller de rapel y descenso que imparte la Brigada Marabunta, organización de derechos humanos que ha acompañado desde sus inicios el trabajo de campo de la Brigada Nacional de Búsqueda. Hasta la primera semana, se han logrado identificar 7 puntos positivos en la búsqueda en campo, lo que algunos medios periodísticos especializados como la Revista Proceso, apuntan como un campo de exterminio. Estos hallazgos provocan una extraña alegría, un aliento de esperanza a las familias por el hecho de encontrar y llevar a casa todos esos “tesoros” que fueron depositados en alguna parte de esta tierra, la cual también sanan y además lanzan oraciones alrededor de ella, donde se encuentran ellas y ellos a quienes privaron de su libertad en algún momento de esta guerra. Así pues, se pide que este hermano o hermana regrese pronto a casa y su familia pueda alcanzar un ápice de paz.
Este fin de semana también se realizó un encuentro con el Congreso Nacional Indígena (CNI) en la explanada de una cancha de una pequeña localidad morelense, se escucharon diferentes voces, planteando las razones de por qué somos hermanos de dolor, de distintos dolores, que hermanan la lucha por la dignidad y la justicia en México, aquella justicia a la que un tanto renuncian en esta Brigada sin buscar culpables, solo buscando puntos, mapas, algún lugar en donde se pueda encontrar a sus familiares. Durante la reunión se coincidió que en estos largos años de resistencia, son estos mismos caminos y el mismo sistema de muerte y despojo quien asesina a “nuestras” familias, quien las desaparece, quien desarticula la comunidad para entrar en ella y convertirla en una presa fácil de esta violencia que acecha nuestras tierras, nuestras comunidades y territorios con proyectos de muerte, con un clima de terror que hace caminar estás violencias de la mano del narco y del Estado.
Una compañera de la Brigada reconoce el camino de lucha que han tenido las comunidades indígenas en este país, explica que son estas comunidades quienes han sido desaparecidas doblemente, pues han sido invisibilizadas por el sistema que ha reprimido durante años sus territorios, su lengua, su cultura y, al mismo tiempo, impone proyectos de despojo en sus comunidades.
Es así como algunxs otrxs de la Brigada van caminando hacia las escuelas, parroquias e instituciones para sensibilizar a la población acerca de la desaparición y que se pondere que este fenómeno puede ocurrirle a cualquier persona, pero también decirles que “no queremos que vuelva a pasar”, pues exclaman que la urgencia de acudir a sus espacios es para poder tener una forma de decirles que es necesario parar esta situación desde donde cada uno esta, hablarles a aquellos quienes tienen desde los más altos puestos políticos hasta los pequeñxs, a la gente en las Iglesias o escuelas y decirles, con ese corazón lleno de dolor pero también de esperanza, que tenemos que cuidarnos entre todas y todos, “que sólo querernos y cuidarnos colectivamente nos ayudará a que cada vez sea menos grande esta desazón en nuestras familias”, como señaló uno de los familiares.
Estas experiencias dejan tras de sí un buzón de paz, con la esperanza de traer a las búsquedas algún lugar en donde puedan hallar esa “paz”, esa palabra que se encuentra plasmada en cada uno de los buzones y que es una forma de hacer partícipe a aquellxs quienes tienen alguna información, pero en ocasiones el miedo no deja decirlo y que de manera anónima puedan brindar un poco de luz en este camino. Esté buzón puede tener frutos permanentemente para esta Brigada que conforman diferentes familias de todos los rincones de este país adolorido por la ausencia de las víctimas.